La Semana Santa de Lugo echó el cierre tras haber completado un periplo en el que se constató la mejoría que se viene apreciando desde hace unos pocos años. Una mejoría que se ha apoyado esta vez en un tiempo agradable que permitió salir a todas las procesiones menos la del miércoles y en el cada vez más evidente aumento de los visitantes a la ciudad en estas fechas.
Una presencia de turistas que también pudo verse en las procesiones y en los actos religiosos de este domingo, en especial en el recorrido de la procesión del Cristo Resucitado, con la que la Cofradía Infantil de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén puso punto final a estos desfiles. La presencia de los niños vestidos de romanos (cada año hay, sin embargo, menos hebreos) escoltando los pasos siempre es un reclamo seguro.
También en la misa de Pascua celebrada previamente en la catedral los turistas hicieron acto de presencia, siempre con respeto por la celebración. La celebró el obispo de la diócesis, Alfonso Rouco Varela, que antes había portado el Santo Sacramento bajo palio hasta la entrada de la fachada principal del templo, en la Praza Pío XII, para el encuentro con la Virgen del Rosario.
La talla de la patrona de la ciudad había sido portada hasta allí por cuatro funcionarios municipales, escoltados por la comitiva presidida por la alcaldesa, Lara Méndez, y varios concejales del PSOE, PP y Ciudadanos.
Como es tradición, la mantilla negra que prácticamente cubría la imagen fue retirada tras su encuentro con el Santo Sacramento, dando cuenta así del milagro de la resurrección.
"Esta es la gran noticia", dijo después el cofrade encargado de dirigir la oración, "que no recogerán los medios de comunicación social, que Cristo ha resucitado para nunca más morir". O hasta el año que viene, al menos.
