Desmantelado el clan marroquí que copaba en Lugo el tráfico de hachís

Afincados en la ciudad desde hace más de 15 años, todos los miembros proceden de la misma región de Marruecos, Beni Melal. Usaban a compatriotas para su negocio pantalla de venta en mercadillos y ponían a su nombre los coches usados en el transporte
27 kilos de hachís de una de las intervenciones a la banda
photo_camera 27 kilos de hachís de una de las intervenciones a la banda

El equipo antidrogas de la Guardia Civil de Lugo ha conseguido desmantelar el principal clan marroquí de delincuencia establecido en Lugo, un grupo que controlaba buena parte del tráfico de hachís en la provincia y en las zonas limítrofes de A Coruña y Asturias. La operación, iniciada hace más de dos años, ha permitido interceptar casi 200 kilos de droga, miles de euros en efectivo y un buen número de vehículos de alta gama.

Se trata del clan de los Tots, un grupo familiar que se estableció en la ciudad hace unos 15 años y que mantiene contactos en Portugal e Italia. El núcleo central lo forman los hermanos y primos del considerado como líder de la banda, que también cuenta como colaboradores con seis o siete compatriotas. Todos ellos son originarios de la misma región de Marruecos, Beni Melal, una provincia situada en el Atlas Medio, en el centro del país, que los investigadores consideran a la vez el destino de los cuantiosos beneficios que obtienen del tráfico de drogas en la península.

En estos momentos se encuentran en prisión al menos dos de los principales miembros: el líder del grupo está encarcelado cumpliendo una condena por violencia de género, mientras que su hermano está en prisión provisional por tráfico de drogas. No obstante, todos los miembros del grupo cuentan con antecedentes por el mismo motivo.

El clan estaba perfectamente estructurado y con una forma de operar muy depurada a lo largo de los años. El jefe se encargaba, según la Guardia Civil, de hacer los contactos, preparar los envíos y luego blanquear el dinero, pero nunca entraba en contacto con la mercancía. Su mano derecha y jefe de los operativos era un primo, conocido como el Mono Grande. Este también se mantuvo en los últimos años alejado del transporte, después de que hace unos cuatro años fuera identificado al volante de un coche lanzadera que precedía al que llevaba el hachís, 60 kilos en aquel caso.

SE ABASTECEN EN ESPAÑA. Este era el sistema más utilizado para hacer llegar la droga hasta Lugo, el del vehículos precedidos de coches lanzadera para dar el aviso si se detectaba presencia policial. Tenían también la particularidad de que ellos nunca compraban la mercancía en Marruecos y luego la introducían en España, sino que la adquirían ya en la península, a las grandes redes establecidas en el sur de España.

De este modo, nunca movían enormes cantidades, con lo que minimizaban los riesgos y podían modificar los vehículos para esconder el hachís, aunque, por el contrario, sus viajes de aprovisionamiento eran muy frecuentes, al menos una vez al mes, lo que da idea del volumen de negocio que movían. En Lugo, la red mantenía siempre a cinco o seis soldados.

Se trata de ciudadanos marroquíes, casi siempre procedentes de la misma zona de la que es originaria el clan, a los que ayudaban a entrar en el país y a los que luego obligaban a colaborar con la banda. Algunos de ellos eran utilizados para el negocio de venta en mercadillos que la red utilizaba como tapadera, y disponían de varias furgonetas para ello, si bien, tal y como creen los agentes antidroga, últimamente apenas se molestaban ya en enviarlos con regularidad a los mercados.

Pero, sobre todo, el jefe de la red usaba a estos compatriotas, muchas veces bajo coacciones, para poner a su nombre los vehículos que usaban para los transportes, los pisos que alquilaban o las tarjetas telefónicas que compraban, de tal manera que los principales miembros del grupo no tienen ningún bien a su nombre en España, pese a que residen en el país de manera legal. Por el contrario, los policías judiciales de la Guardia Civil se han encontrado con que alguno de esos soldados tenían a su nombre hasta dos y tres coches, pese a no tener siquiera carné de conducir.

ITALIA. Otra peculiaridad de este caso reside, precisamente, en los coches. Varios de los que fueron interceptados en diversas operaciones habían sido adquiridos en Italia a otros ciudadanos marroquíes, y de hecho llevaban todavía matrículas provisionales cuando fueron detectados en España. Algunos de estos vehículos estaban modificados para ocultar tanto la droga como el dinero, como sucedió con uno de los envíos que fue interceptado por las fuerzas del orden en una carretera de Extremadura. Oculto por la matrícula trasera, habían instalado un pequeño habitáculo en el que se encontraron más de 40.000 euros.

Comentarios