Descartan el uso de burundanga en los casos de violación sospechosos en Lugo

Los análisis toxicológicos realizados a las víctimas y las investigaciones de la Policía Nacional concluyen que no hay indicios de sumisión química. Esta sustancia desaparece de la sangre en horas, pero permanece días en la orina y semanas en el pelo
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photo_camera Traslado de uno de los detenidos por agresión sexual en diciembre del pasado año. AEP

 Hace año y medio, en marzo de 2018, una joven se despertó en el adarve de la muralla sin ropa interior y acudió a la Policía Nacional para denunciar que, posiblemente -aunque que no recordaba nada- había sido víctima de una violación bajo sumisión química. Aquella fue la primera vez que la palabra burundanga sonó con fuerza en la capital lucense y alarmó a la ciudadanía.

Desde entonces, al menos otras tres chicas denunciaron hechos similares en la ciudad. Sin embargo, finalmente, los análisis toxicológicos realizados a las víctimas y las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Nacional descartaron el uso de esta droga, u otras parecidas, en todos los casos denunciados. Tal y como confirma el subinspector de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM), José Carlos Fernández García, todas las pesquisas concluyeron "sin ningún indicio" que pudiera confirmar que las denunciantes habían sido sometidas a sumisión química.

Los casos sospechosos denunciados en Lugo tenían varias coincidencias. Además de la joven que se apareció en la muralla, otra chica denunció hace un año, a principios de diciembre de 2018, que se despertó en el interior de un coche, también sin ropa interior, y acompañada de un desconocido. El día antes, otra mujer contó en comisaría que había recuperado la consciencia en circunstancias similares -es decir, sin recordar nada de lo que había pasado- en la cama de una habitación de un hostal próximo a la estación de autobuses, semidesnuda y acompañada de un hombre al que tampoco conocía de nada.

La última denuncia de estas características se registró hace tan solo un mes, cuando una joven denunció que salió de copas por el casco histórico y en un momento de la noche perdió la consciencia. Según dijo, ya no volvió a recuperarla hasta las siete de la tarde del día siguiente, cuando se despertó en casa de un amigo.

"Todos los casos que investigamos eran similares. Las víctimas", comenta el subinspector de la UFAM, "eran chicas jóvenes que habían salido de copas con sus amigas y que en un momento de la noche se habían perdido o separado del grupo. Horas después, se despertaban sin apenas recordar nada". En sus denuncias, las víctimas reconocieron que habían consumido alcohol y algunas relataron incluso que recordaban vagamente haberle pedido al chico que se detuviera en algún momento, y se detuvo.

"Aunque no se usaran tóxicos, hay que tener en cuenta que las chica no estaban en condiciones de prestar su consentimiento"

Aun así, el subinspector recalca que, en cualquier caso -hubieran sido víctimas de sumisión química o hubieran consumido voluntariamente una cantidad elevada de alcohol- "es muy importante tener en cuenta que, en ese momento, las chicas no estaban en condiciones de prestar su consentimiento para mantener relaciones sexuales".

PROTOCOLO. En todos estos casos, y ante la mínima duda de que haya existido sumisión química, la Policía Nacional de Lugo activa el protocolo de actuación para supuestos de agresión sexual con sospecha de intoxicación.

Lo primero que marca la instrucción del Ministerio de Justicia al respecto es que la víctima sea examinada por un forense y que se le tomen muestras para su análisis en el Instituto Nacional de Toxicología. Como es de sobra conocido, la burundanga o escopolamina desaparece de la sangre alrededor de seis horas después de su consumo, lo que complica las pesquisas. Sin embargo, esta sustancia puede permanecer varios días en la orina e incluso de tres a cinco semanas en el cabello, aunque al tratarse de una sola dosis, tampoco se detecta siempre. "En los casos de Lugo, las muestras fueron tomadas poco después de los hechos y arrojaron un resultado negativo en este tipo de sustancias", explica el subinspector.

"Siempre investigamos al supuesto agresor y revisamos las cámaras de los locales". Las pesquisas van más allá de la analítica"

Aun así, como los resultados de la analítica no son concluyentes al 100%, la investigación siempre va mucho más allá de este análisis y los agentes de la Ufam realizan un minuciosos trabajo para no dejar suelto ningún cabo. "Además de recoger el testimonio de la víctima, nosotros hablamos con los testigos, investigamos al supuesto agresor y revisamos las cámaras de seguridad de los establecimientos en los que estuvo la víctima, entre otras actuaciones. Y en los casos denunciados en la ciudad", explica el subinspector, "no hubo nada que indicara un posible uso de burundanga. No se encontraron sustancias de ese tipo en poder de los sospechosos, ni en las grabaciones de los locales se observaron movimientos que pudieran revelar que pusieran algo en las consumiciones de las chicas, ni otros indicios".

DELITOS. Con todos estos datos recabados, la Policía Nacional traslada las conclusiones al juzgado para que determine la existencia o no de un posible hecho delictivo. "La Policía", explica José Carlos Fernández, "actúa siempre en cuanto recibe una denuncia de este tipo. Nosotros realizamos la investigación y después le corresponde a los jueces valorar si hay delito, según el estado de la denunciante y la intención del presunto agresor".

El Código Penal considera agresión sexual atentar contra la libertad sexual de otra persona, "utilizando violencia o intimidación", e incrementa las penas cuando la víctima es "especialmente vulnerable, por razón de su edad, enfermedad, discapacidad o situación". Con la ley en la mano, determinar si una mujer inconsciente, por el motivo que sea, es vulnerable y fácil de intimidar, no tendría que arrojar dudas.

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