El derrumbe en la A-6, un paso atrás para una provincia aislada y deficitaria de infraestructuras

Lugo esperará al menos hasta 2024 por la de Santiago y las de Ourense, A Mariña o Monforte a Ponferrada siguen sin obras
Lugar donde se produjo el derrumbe en la A-6. SEBAS SENANDE
photo_camera Lugar donde se produjo el derrumbe en la A-6. SEBAS SENANDE

"Geológicamente, acceder a Galicia no es sencillo. Hay básicamente tres pasos naturales, que son los que ocupan la A-6, la N-120 y la A-52", observa Carlos Núñez, profesor de Ingeniería del Terreno de la USC.

Los condicionantes geológicos hacen que haya cierta saturación de infraestructuras en esas vías de paso entre Galicia y la meseta y, además, son zonas que "no son sencillas", lo que deriva en que la construcción exija inversiones mayores", apunta el profesor.

De esos tres pasillos, el de la A-6 es especialmente vital para Lugo y todo el norte de Galicia y el derrumbe de un puente esta semana ha provocado una vuelta atrás en el tiempo de veinte años. Es un revés que tendrá consecuencias económicas, que se notarán especialmente en el transporte, advierte José Fernández, vicepresidente de Tradime.

Carlos Núñez, profesor de Ingeniería: "Geológicamente, acceder a Galicia no es sencillo. Básicamente hay tres pasos naturales, el de la A-6, la A-52 y la N-120"

El derrumbe ha puesto en evidencia, además, el problema secular del aislamiento de Lugo. Tener que volver viajar por la N-6, aunque solo sean catorce kilómetros, retrasará los viajes una media hora, calcula Fernández.

Y no hay alternativas. Lugo sigue sin autovía a Ourense, lo que hace inviable salir a la meseta por la A-52, y la autovía entre Ponferrada y Monforte también sigue siendo una simple quimera, así que ni se plantea usar la N-120 como alternativa, dice el vicepresidente de Tradime.

El aislamiento de Lugo no es solo hacia el exterior. También las conexiones con el resto de Galicia, e incluso dentro de la provincia, son deficitarias y las soluciones no llegarán pronto. Así, habrá que esperar al menos otros dos años para que se complete la autovía de Santiago y las comunicaciones con la costa siguen dejando que desear, dados los frecuentes problemas en la A-8 y el hecho de que la autovía de A Mariña ni siquiera se ha empezado a construir.

José Fernández, vicepresidente de Tradime: "Al transporte lo daña la situación y se suma media hora al viaje, pero no es posible salir por Ourense o por Monforte"

PROYECTO SIN DINERO. La situación de aislamiento lleva años provocando mensajes de alerta, pero los avances han seguido siendo lentos. Salvo en la autovía de Santiago, no hay inversiones relevantes en ninguna de esas vías que se consideran estratégicas.

A modo de ejemplo, en los Presupuestos del Estado para este año no hay fondos para la A-56, de Lugo a Ourense, mientras que a la A-76, de Ponferrada a Ourense por Monforte, se le destina una partida simbólica de 100.000 euros para el proyecto del enlace entre Monforte de Lemos y Babela, heredado de las cuentas anteriores.

Los Presupuestos tampoco recogen avances representativos para la autovía costera Barreiros-San Cibrao (A-74). Así, se consignan 400.000 euros para la redacción de los proyectos de cuatro tramos entre estos dos puntos.

Xosé Carlos Fernández, ingeniero: "Con inversión, en diez años Lugo puede estar al nivel de otras provincias en carreteras; veo peor el tren"

Con todo, hay quien es relativamente optimista en lo que respecta a las carreteras. Es el caso del ingeniero Xosé Carlos Fernández, que cree que el panorama puede mejorar en una década si se cumplen los compromisos políticos. En ese plazo, si hay inversiones, cree que, además de estar acabada la autovía de Santiago, que este año recibe 21 millones para el tramo pendiente en la provincia, podrían estar en servicio, al menos en buena parte, las de Ourense y la de Ponferrada a Monforte. Si se pone dinero, igualmente se podría construir la de A Mariña.

Hace falta voluntad y dinero, es cierto, pero en una década Lugo podría tener una red viaria equiparable a la de otras provincias, opina Xosé Carlos Fernández.

Esas esperadas grandes infraestructuras estatales deben complementarse con otras autonómicas, porque también las comunicaciones interiores son un desafío. Una prueba de ello es, en este momento, la situación de los acceso a O Courel. Tras el derrumbe en esa vía, la Xunta ejecutará ahora una obra de emergencia de acceso a Folgoso do Courel, con una inversión de casi 800.000 euros. Después empezará la obra grande proyectada entre Folgoso y Seoane, con 3,3 millones, indica la Consellería de Infraestruturas.

Ese departamento de la Xunta tiene entre manos otros proyectos estratégicos para la provincia. Asegura que este año, en otoño, acabará la primera fase de la autovía entre Nadela y Sarria, la que se construye entre Pobra de San Xiao y Sarria con una inversión de 25 millones, y que para este año se estará avanzando en el proyecto para la obra entre Pobra y Lugo.

En la provincia, Infraestruturas priorizará también la reforma de la carretera de Viveiro por A Gañidoira, con la inversión de 13,4 millones para mejorar la conexión de la ciudad del Landro con Lugo y Ferrol. El departamento de Ethel Vázquez dice que sigue trabajando en el proyecto de la vía de alta capacidad de la costa, con el estudio informativo de la nueva alternativa de la variante de Viveiro, el puente sobre la ría, aunque es una obra para la que en años no se ha logrado consenso. De hecho, Infraestruturas apuesta por dar prioridad a la carretera de A Gañidoira.

FERROCARRIL. Y si en carreteras queda mucho por hacer, otro desafío gigante es el del tren. El "relativo optimismo" de Xosé Carlos Fernández sobre la red viaria no alcanza, por ejemplo, al ferrocarril. Histórico defensor de un medio de transporte que cada vez gana más peso en todo el mundo y que a día de hoy se ve vital para los viajes pero también para un transporte de mercancías eficiente y más ecológico, el ingeniero advierte que en Lugo "falta mucho por hacer" y cree que los políticos "deberían estar haciendo mucho más".

Hace un siglo se hablaba ardientemente de unir Lugo con la costa y había estudios en marcha. No se dio ni un paso en cien años y Xosé Carlos Fernández considera que esa es una obra imperativa. "Ese ferrocarril es una necesidad; donde hay tren hay vida", dice.

Imprescindible resulta también unir Lugo con Santiago. Cree que es una obra "útil", "fácil" y hasta "barata", ya que supondría construir 30 kilómetros de vía en una zona llana, entre Baamonde y Sigüeiro. "Lugo estaría a 50 minutos de Santiago y sería un eje muy útil", recalca.

Las conexiones por tren con A Mariña y con Santiago son demandadas, pero no están en ninguna agenda de obras a día de hoy.

La principal apuesta en estos momentos es la mejora de la conexión por tren entre Lugo y Ourense, una obra que este año se lleva 250 millones, pero que Xosé Carlos Fernández cuestiona.

"Para ir a la meseta hay que tener una vía de alta velocidad y eso no se consigue con la obra que se está haciendo", dice. Sostiene que con la obra actual "la línea será más segura, pero en tiempo de viaje no se va a mejorar significativamente. No se puede tener trenes que alcancen más velocidad sin eliminar curvas", recalca.

El proyecto ahora en marcha deja fuera la ejecución de las variantes de Canabal y Os Peares y se centra en la mejora de la vía existente, en construir un nuevo túnel en Oural y en electrificar la vía, ya que el atraso era tal que ni siquiera estaba electrificada.

Esa obra es la que ha motivado que en los últimos meses los viajes en tren hacia Ourense, donde ahora es posible conectar con el Ave y recortar así tiempo de viaje, se hayan tenido que hacer en autobús entre Lugo y Monforte.

Esa situación cambiará a finales de este mes, ya que las obras que ejecuta Adif permitirán recuperar el viaje en tren desde el 29. Eso sí, los viajes seguirán siendo esencialmente como antes, ya que todavía quedan trabajos pendientes y, por tanto, no se notará aún la electrificación de la vía, adelantó Adif. Y en un plazo no fijado aún, los viajes en bus pasarán a ser entre Monforte y Ourense.

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