El derecho a una vida digna

Unai, Max, o Grey encontraron una segunda oportunidad en los santuarios de animales de Lugo, donde los cuidan con cariño tras experiencia
Mar y José, con Alberto, un toro frisón de casi tres años y medio de edad que llegó al santuario Frente cuando tan solo tenía tres meses. FRENTE L.A.
photo_camera Mar y José, con Alberto, un toro frisón de casi tres años y medio de edad que llegó al santuario Frente cuando tan solo tenía tres meses. FRENTE L.A.

Unai es un ternero de poco más de un año de edad. Nació en el País Vasco, pero a los pocos días de llegar al mundo lo separaron de su madre y lo encerraron. Tras una larga investigación, la Ertzaintza lo rescataba y, gracias a la colaboración de varias personas, viajaba hasta Vilalba, donde se reencontró con su madre. Al principio ella no lo reconocía y lo rechazaba, pero con el tiempo lo ha vuelto a querer y los dos residen felices en Frente L.A., uno de los santuarios de animales de Lugo. Tanto en Frente como en Mino Valley Farm —también ubicado en la provincia—, ovejas, vacas, gallinas, cerdos o pájaros encuentran el cariño y los cuidados que precisan para seguir adelante tras duros episodios de maltrato, abandono o desahucio.

Detrás de Frente L.A. están José Benito y Mar Nieto. Durante mucho tiempo acogieron animales en su vivienda de Madrid, pero hace cuatro años decidieron buscar un lugar en el que levantar un santuario y ofrecer una alternativa a todos aquellos animales de granja que no tiene los cuidados y el cariño que precisan. Por internet encontraron una parcela en Vilalba que reunía las condiciones necesarias y cuando la vieron cerraron su compra de inREVISTAmediato. Desde hace cuatro años, José dedica todo su tiempo al santuario y Mar combina el trabajo en Frente con sus obligaciones en un centro psicopedagógico.

En Frente conviven más de un centenar de animales, muchos de ellos rumiantes, que reciben atención veterinaria, alimentación y afecto el resto de su vida. Son una verdadera familia.

Según explica José Nieto, en Frente tienen "unas diez hectáreas de terreno y estamos buscando la manera de reunir más porque vamos muy al límite de nuestra capacidad". Los animales llegan al santuario porque alguien da la voz de alarma. "Nos llega un aviso de que hay un animal pasándolo mal y nos ponemos en marcha. A veces están abandonados, malheridos o enfermos. Otras te los encuentras cautivos en granjas en los que no los tratan bien", añade su cuidador. "Los procesos para sacarlos de esa situación son largos y costosos e intentamos darle prioridad a aquellos a los que peligra su vida o están más próximos, pero no llegamos a todo", remarca.

"Cuando surge una urgencia pedimos auxilio a través de las redes sociales", añade

Para sacar adelante un santuario se necesitan muchos recursos económicos, humanos y técnicos. Frente tiene varias líneas de financiación abiertas. Acepta colaboraciones puntuales y cuenta con un sistema de Teaming que permite abonar ayudas a partir de un euro al mes. Tiene un programa de padrinos y madrinas para hacer frente a los gastos de alimentación, fundamentalmente, y otra línea de socios cuyas aportaciones se destinan a cualquier gasto que pueda surgir. Detallan los responsables de Frente que disponen además de una tienda online con mascarillas, gorros, bufandas, bolsos y multitud de complementos cuya recaudación se destina a los animales y antes del covid organizaban eventos para lograr más fondos. "La pandemia nos ha pasado mucha factura, no podemos preparar eventos y las aportaciones se han reducido porque la situación económica de la gente también ha empeorado" detalla José.

"Necesitamos voluntarios para ocuparnos de tantos animales", apunta José Nieto

Pero lo que más echa de menos este responsable de Frente es la ayuda humana. "Los programas de voluntarios no funcionan tan bien como nos gustaría. Tenemos un par de personas que vienen con regularidad y contamos con programas de estancias cortas y largas para el que quiera quedarse un tiempo con nosotros. Cuando tenemos voluntarios acometemos aquellos trabajos que una persona sola hace con más dificultad, pero también es una oportunidad para que los animales sientan el cariño de otras personas y que todos estemos un poco más acompañados. Lo cierto es que nos gustaría tener más voluntarios", insiste.

REVISTAEn Frente aseguran que con el tiempo han notado que los casos de maltrato se denuncian cada vez más, que la gente es más consciente de lo que ocurre en su entorno, está más vigilante y hay mayor sensibilidad. "Creo que en ese sentido se ha avanzado mucho y sigue habiendo gente que no trata bien a los animales, pero hay más personas dispuestas a denunciar y a pelear por ellos" añade. Por eso, cuando José echa la vista atrás se siente feliz con la decisión de dejar Madrid y hoy no cambiaría su santuario por nada. "Trabajo todos los días de sol a sol, pero estoy encantado con la acogida, con los vecinos, con el entorno. Es muy duro enfrentarse a algunos procesos, ver el estado en el que llegan algunos animales y afrontar la pérdida de los que no salen adelante, pero son más las satisfacciones", concluye.

MINO VALLEY. Uno de los últimos vecinos en llegar a Mino Valley Farm, en la Ribeira Sacra, ha sido Baby Max. Este cordero llevaba días acurrucado junto al cadáver de su madre, que se quedó atrapada en una valla y falleció. Además, a pocos metros había otro cordero muerto en el suelo. Alguien alertó de la situación y el equipo de Mino Valley se puso en marcha de inmediato.

"La gente está más vigilante y denuncia los casos de abandono o maltrato", matiza

Abigail Geer y su pareja Mikey son británicos, pero en 2012 se instalaron en la Ribeira Sacra en un terreno de 500 hectáreas y allí pusieron en marcha el santuario, en el que actualmente viven unos 300 animales. Las ovejas y las cabras son los habitantes más numerosos.

Al igual que en el caso de Frente, en Mino Valley también hacen falta voluntarios. "El covid ha complicado mucho las cosas. Nosotros teníamos voluntarios que llegaban de otros países, pero ahora no puede ser y entre Mikey y yo nos hacemos cargo de 300 animales. Ahora buscamos gente en la comunidad local que pueda echarnos una mano", explica Abigail.

"El covid impide que venga gente de otros países a echar una mano", dice Abigail

Para hacer frente a los gastos del santuario, esta pareja tiene una página web desde la que uno puede hacer donaciones puntuales o convertirse en colaborador mensual. A través de esa web y de sus perfiles de Facebook e Instagram también hacen llamamientos para reunir fondos para casos urgentes. Por ejemplo, desde hace unos días asumen los costosos tratamientos médicos de Grey, un conejo que llegó al santuario tras un incendio en su granja. En Navidad también hicieron un llamamiento para comprar un camión de verdura, fruta y otros alimentos para esta peculiar familia. 
 

Alternativa para la fauna silvestre

O Veral
▶ El Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de O Veral, ubicado en Lugo y que depende de la Xunta de Galicia, acoge animales silvestres que por diversas circunstancias no puede seguir con su vida normal.
▶ Las aves son las más habituales en este servicio, ya que llegan tras caerse al suelo, ser atropelladas o romperse un ala.
▶ Una vez recuperados, los animales se liberan en su entorno para maximizar sus posibilidades de supervivencia. Es fundamental que no pierdan sus instintos de caza o se acostumbren a los humanos durante la recuperación. Una parte básica del proceso es que empiecen a comer por sí mismos.

 

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