Seis décadas de morriña en Sevilla

La Casa de Galicia de Sevilla celebra sus 62 años de vida con la publicación de un libro sobre la historia de la institución. Una historia en la que lucenses como Raimundo Alfredo Otero, actual presidente, o María Teresa Rodríguez, primera y única mujer que dirigió el colectivo y su revista, tienen un papel fundamental

María Teresa Rodríguez con Manuel Fraga. EP
photo_camera María Teresa Rodríguez con Manuel Fraga. EP

EN UNA CALUROSA tarde de 1956, un grupo de gallegos nostálgicos de su tierra se reunió en el bar Puerto de la calle Betis de Sevilla y acordaron crear un pequeño rincón donde el gallego, los platos típicos de Galicia y la morriña fueran los auténticos protagonistas. Un rincón en el que los gallegos pudieran sentirse como en casa a pesar de los 800 kilómetros de distancia que los separaba de su hogar. La Casa de Galicia de Sevilla, más conocida como Lar Gallego, nacía de manera oficiosa en aquella reunión de amigos pero no sería hasta unos meses después, en marzo de 1957, cuando se constituía la primera junta que presidió Juan Zapata Cubeiro, el primero de los nueve presidentes que ha tenido el centro hasta la actualidad.

Muchos, muchísimos gallegos componen la historia del Lar Gallego. Entre ellos, cómo no, muchos lucenses que han formado parte fundamental del crecimiento y consolidación de un lugar que huele y sabe a Galicia. Sin ir más lejos, su actual presidente, Raimundo Alfredo Otero García, natural de Antas de Ulla, es uno de esos personajes históricos de la Casa de Galicia de Sevilla. A sus 87 años conserva una increíble memoria y es capaz de recordar aquellos primeros pasos en plena década de los 50. "Llegué a Sevilla, como muchos gallegos, para trabajar en los astilleros, donde fui jefe de cocina durante muchos años". Allí, Otero compaginó su labor en los fogones con una intensa actividad en el Lar Gallego, del que siempre fue colaborador.

Otra de las figuras clave para entender el histórico recorrido del Lar Gallego de Sevilla es la monfortina María Teresa Rodríguez. Ella fue la encargada de editar -y llevar hasta su apogeo- la revista Anduriña, una publicación que ha recogido, desde la fundación del colectivo hasta hoy, todas sus andanzas, reuniones, personajes e historias. Entre ellas, las que nacieron de los legendarios bailes de salón que organizaba el Lar. "Una cita que todavía hoy se comenta en Sevilla", dice Raimundo Alfredo.

La revista, que pasó por una etapa en la que no se publicaba, comenzó una nueva andadura en 1993 de la mano de la monfortina. Dirigió 59 números durante casi 16 años y lo hizo introduciendo cambios notables como el color azul en la portada. Fue el 20 de junio de 1995 cuando los colores de Galicia aparecieron por primera vez en la revista del Lar Gallego, una decisión que se mantiene hoy en día. "Acepto la parte que me encomendaron con algo de temeridad y mucho de timidez porque preveo un camino lleno de dificultades. Aunque, a la vez, se me antoje sumamente atractivo", decía entonces María Teresa Rodríguez.

Su paso por la revista, genuino e inspirador, no fue la única huella que dejó la monfortina en el Lar Gallego sevillano. María Teresa Rodríguez se convertía en la primera y única presidenta que ha tenido el colectivo en toda su historia tres años después de tomar el mando de Anduriña. Lo hizo desde 1996 hasta su fallecimiento en 2010. Bajo su mandato se vivieron los años de mayor prosperidad del colectivo, que, como no podía ser de otra manera, celebraba cada año el Día de Galicia -aunque adaptado al calendario de la sartén de Andalucía-. "Lo organizamos el Día del Pilar en lugar del 25 de julio porque de lo contrario correríamos el riesgo de quedar derretidos", explicaba la monfortina con sentido del humor.

No era la única celebración que organizaba el Lar. La Feria de Abril también servía -y sirve- de excusa para reunir a un buen número de gallegos. No faltaba el ribeiro en aquella caseta privada en la que el cocinero era de Vilagarcía. Todo para "alejar la morriña".

RECONOCIMIENTOS. Tras más de medio siglo en la capital hispalense, el Lar Gallego se ha ganado el corazón de los sevillanos y andaluces. Son muchos los reconocimientos que han valorado en los últimos años la trayectoria de una casa regional mítica. El 1 de mayo de 2006, coincidiendo con el 50º aniversario del centro, la Junta de Gobierno de la Ciudad de Sevilla acordó, a propuesta de la alcaldía, conceder la Medalla de la Ciudad al Lar Gallego. Su presidenta entonces, la monfortina María Teresa Rodríguez, recogía el galardón en el Teatro Lope de Vega el 30 de mayo. En el acto sonaron los himnos andaluz y español y los participantes degustaron típicos productos gallegos.

Años después fue Juan Ignacio Zoido -Ministro del Interior durante la etapa de Rajoy y alcalde de Sevilla en 2013- quien reconoció la labor de la Casa de Galicia en el acto de entrega de las medallas de la ciudad a la Federación de Casas Regionales y Provinciales de Sevilla. Zoido reconocía entonces el espíritu acogedor de los sevillanos y destacaba "el buen hacer" de estos colectivos, entre los que se encontraba el Lar Gallego y todos sus representantes.

Otro de los reconocimientos -quizá el que se vivió con mayor intensidad- ocurrió en 2005. Entonces, el Consello de la Xunta de Galicia aprobó conceder las Medallas de Galicia en sus categorías de oro, plata y bronce. De labios del conselleiro Aurelio Miras Portugal, María Teresa Rodríguez recibió la ansiada noticia: era premiada con la Medalla de Bronce de Galicia "por los servicios prestados a la lengua y la cultura gallega como presidenta del Lar Gallego de Sevilla y de la Federación de Centros Gallegos de Andalucía". Una emocionada María Teresa recogía el reconocimiento de manos de Manuel Fraga y en un abarrotado Palacio de Congresos de Santiago.

MÁS LUCENSES. Raimundo Alfredo y María Teresa son la cabeza visible de la representación lucense en el Lar Gallego sevillano, pero han sido muchos los que abandonaron la provincia para buscarse la vida en la capital andaluza. El actual presidente recuerda, entre otros, al primer matrimonio que gestionó el restaurante de la Casa de Galicia. "Laura Lameiro y Benjamín Fernández. Ella era de Lugo y vino, como tantos otros, a labrarse un futuro lejos de su hogar".

Otra figura para la memoria es la de Margarita Rodríguez Otero, socia de honor del colectivo y cronista oficial de Monforte. Trabajó codo con codo con María Teresa Rodríguez en los años más creativos del Lar. Hoy su legado lo defiende su sobrina, Sandra Ramírez, la primera mujer en formar parte del equipo directivo de Raimindo Alfredo Otero.