Tres décadas sin 'María Dolores'

Se cumplen 30 años de la muerte de Enriqueta Otero ► 'La Pasionaria gallega' fue una de las pocas guerrilleras

Nadie diría, hace treinta años, que aquella anciana con sombrero y capa que se apostaba, rodeada de libros, en O Carriño —una palloza de madera instalada junto al parque Rosalía de Castro— había sido conducida al marxismo por un viajante de cosmética. Algo, en principio, insólito en una mujer educada en un colegio de monjas, La Milagrosa, donde la había matriculado su padrino y tío, el cura Presas.

Enriqueta, caracterizada como guerrillera, en una obra en la cárcel. EPEnriqueta Otero BlancoMaría Dolores, en la guerrilla— era una maestra lucense natural de Miranda, Castroverde, que en la República es destinada a Madrid, donde se alista en el Partido Comunista. Durante la Guerra Civil, se hace miliciana y alcanza el grado de comandante. Es detenida y conducida a la prisión de Las Ventas, de donde huye en 1939 con más mujeres. En su huida, coge un tren hacia Lugo y se refugia en la iglesia de A Nova, bajo el cobijo del párroco, Manuel Gómez Díaz. Sin embargo, se ve obligada a escapar por la sacristía con la ayuda del cura, tras una denuncia.

A partir de ahí, adopta el nombre de María Dolores y se apunta a la guerrilla. En su huida de la Guardia Civil, estuvo a punto de morir tiroteada en el umbral del mismo colegio en el que aprendió a leer y a escribir, el de La Milagrosa, en la Praza do Ferrol.

Su detención, en 1946, a la altura de la antigua Frigsa y tras una dura refriega con la Guardia Civil, le costó una condena a muerte por rebelión militar que, gracias a un indulto apoyado por la Iglesia, se quedó en 34 años de cárcel de los que finalmente cumplió 19.

Fue arrestada en 1946 a la altura de la antigua Frigsa, lo que le costó una condena a muerte

A mediados de la década de los 60, Enriqueta Otero salió a la calle y pidió su reingreso en el cuerpo de maestros, lo que no logró hasta un año antes de su jubilación. Mientras, siguió con su afán de luchar por la igualdad de clases y también de géneros, a lo que se unió su propósito de universalizar la cultura. De ahí, la instalación de O Carriño, con la que pretendía restaurar la idea de las universidades populares de la República.

La guerrillera sentía una gran vocación por la docencia, ejerciendo por primera vez como maestra en San Cosme de Barreiros, donde ganaba 5 pesetas al mes y daba clase a 60 niñas. Allí creó un grupo de teatro, O punteiro do carriño. Tras su paso por San Cosme, dio clase en Ferreiros (A Fonsagrada), Montefurado (Quiroga), Vilagarcía, Pontevedra y Gormaz.

Enriqueta falleció en el Hospital de San José tras un derrame cerebral. Tenía 79 años y fue enterrada en Miranda, envuelta en una bandera republicana y evocada como La Pasionaria gallega.

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