Salir de Venezuela e 42 grados y llegar a Lugo a 4 bajo cero

Venelugo reparte prendas a venezolanos que están llegando a la capital lucense y carecen de ropa de invierno
Karina Sánchez, secretaria de Venelugo y organizadora del ropero, entregando ropa a un compatriota. XESÚS PONTE
photo_camera Karina Sánchez, secretaria de Venelugo y organizadora del ropero, entregando ropa a un compatriota. XESÚS PONTE

Karellys salió de la ciudad venezolana de Valencia el pasado 28 de noviembre con 42 grados de temperatura y llegó a Lugo, un día después, con 4 bajo cero. Esta mujer se trajo solo una maletita de mano, con capacidad para diez kilos, que va con el pasajero en la cabina del avión. Lo hacen todos, o casi todos, porque facturar equipaje cuesta un dineral y supone un añadido más al precio del billete, para el que también la mayoría pide ayuda para pagarlo.

En esa maleta pequeña, acomodó como pudo cuatro chaquetas no muy gruesas y dos pantalones, pero esta ropa es insuficiente para los 4 grados bajo cero que la recibieron en Lugo. Por eso mismo, ayer decidió acudir al ropero que abrió por la mañana la asociación de venezolanos Venelugo. "Me esperaba que hiciese frío, pero no tanto. Cuando llegué a Madrid, allí en el aeropuerto, no lo notaba pero cuando llegué a Lugo la sensación fue muy diferente. Me dejó ropa mi prima, que ya estaba aquí, pero me queda corta en las mangas. Fui a Cáritas y me dijeron que tendría que empadronarme antes. Por eso vine al ropero de Venelugo, dado que necesito la ropa. A ver si encuentro algo que me sirva", contaba esta mujer, que dejó, de momento, a su hijo de 7 años y a su marido en su país de origen, que cuentan con venirse en marzo.

Para economizar, Karellys compró el billete con fechas de ida y vuelta. Hoy tendría que retornar a casa pero su idea es perder el pasaje y quedarse para darse "una nueva oportunidad", afirma.

Los recién llegados tienen lista de espera un año en Extranjería para pedir asilo político

Además de Karellys, por el ropero de Venelugo pasaron ayer doce familias llegadas de distintos puntos de la provincia. Sus situaciones sociales eran similares o, incluso, peores porque había varias con niños pequeños. "Cuando abrimos, a las nueve de la mañana, había ya gente esperando fuera, que llegó hace unos días y se encontró con que no tenía ropa para combatir el frío ya que allá, en Venezuela, no bajamos de diez grados y este tipo de ropa de abrigo no se usa. Vinieron dos chicos jóvenes que se llevaron ropa que les quedaba grande pero no les importó llevársela porque la necesitaban. Y también acudieron familias con niños muy pequeños", cuenta la secretaria de Venelugo y organizadora del ropero, Karina Sánchez, que recibió bastantes solicitudes de ropa de cama.

El ropero se mantuvo abierto durante tres horas, de nueve a doce. Poco antes de cerrar, una nueva familia, con un bebé de diez meses, se acababa de enterar de esta iniciativa y recurría al grupo de Whatsapp de Venelugo para demandar ayuda.

Mientras tanto, Karellys se probaba ropa que, en principio, no encajaba con su talla. Pero ese no era su único problema. Esta mujer acudió a la Oficina de Extranjería al día siguiente de llegar a Lugo para solicitar lo que le llaman la "manifestación de voluntad" de pedir protección internacional y asilo político. Se dio prisa en hacerlo para garantizarse una estancia legal en España. Sin embargo, el trámite no tendrá continuidad hasta el 7 de enero de 2021, fecha en la que se le hará una entrevista en la Oficina de Extranjería. Su caso no es único y prácticamente a todos los venezolanos que están llegando a Lugo les dan cita para dentro de un año. Mientras tanto, carecerían de permiso de trabajo y salir adelante se hace difícil.

La Subdelegación del Gobierno reconoce la demora en Extranjería y explica que es un problema común a toda España

"Hay gente que se va a hacer los trámites a Madrid porque allí dan citas en quince días y luego hacen el traslado de expediente para no estar viajando hasta la capital de España cada dos por tres. Hubo también familias que se fueron a Cataluña aprovechando que allí hay más trabajo. La Administración debería tomar medidas porque los venezolanos que vienen podrían repuntar la población y, en cambio, se van", dice Karin Mago, presidenta de Venelugo.

La Subdelegación del Gobierno reconoció este lunes la demora pero indica que esto no ocurre solo en Lugo puesto "que se debe al gran número de solicitudes, al protocolo y a que no es posible disponer de un número ilimitado de funcionarios". Añade también que el documento inicial que reciben los solicitantes les permite hacer trámites como "darse de alta en el padrón, abrir una cuenta en un banco o disponer de tarjeta sanitaria del Sergas".