Javier Serén, propietario de El Dotmas manifiesta que actualmente cobrar por las tapas en Lugo "es imposible". "Lo intentamos en su momento bajando el precio de las consumiciones y no pasando tapas, y no resultó", dice Serén, quien en su local optó por variar diariamente la oferta de tapas entre "cuatro o cinco diferentes", para que, de esta forma, su clientela pueda disfrutar de un producto elaborado y de calidad.
El hostelero también autoinculpa al sector de esta situación, ya que durante la pandemia "pudimos cambiar la forma de hacer las cosas, y no lo hicimos". Javier Serén advierte que los sobrecostes no son un problema floreciente, ya que los padecieron desde siempre.
"Ahora lo que pasa, es que en la actualidad el gasto se nota más que antes. Lo que está claro es que si se retira la tapa "la clientela se va".
PANDEMIA. La pandemia hizo que el olfato de los hosteleros se agudizase a la hora de mantener a flote su negocio. Elías Vázquez, gerente del Pub Chuché y la Tapería Vitato, ambos ubicados en Campo Castelo, explica que "si no das tapa, en Lugo te mueres".
Por ello, para hacer frente a las restricciones sanitarias que impedían la consumición en la propia barra del establecimiento, este empresario lucense contempló la posibilidad de ofrecer montaditos, a un precio que oscilaba entre 1 y 1,50 euros, "y era perfecto, el cliente que lo quería lo pagaba. Eran montaditos grandes y muy variados".
Un sistema que ya ha demostrado su solvencia en los locales del País Vasco, donde sí se cobran los pintxos.
