"Le daba igual matar por unos euros"

Uno de los agredidos por el joven que ingresó esta semana en prisión tras varios robos con violencia narra las secuelas físicas y psicológicas que le dejó el brutal ataque ► Unos 80 lucenses son víctimas cada año de este tipo de hechos delictivos
Marcas de las lesiones sufridas por la víctima. EP
photo_camera Marcas de las lesiones sufridas por la víctima. EP

"Me golpeó sin piedad y pudo haberme matado, pero le daba igual. Solo le interesaba llevarse el dinero, aunque fueran unos euros". Juan (nombre ficticio) es una de las víctimas del joven que ingresó esta semana en prisión tras cometer varios robos con violencia, una conducta delictiva que —según los últimos datos publicados por Interior— deja cada año alrededor de ochenta víctimas en la provincia de Lugo.

Este lucense, de mediana edad, salió una noche con sus amigos y alrededor de las cuatro de la madrugada se despidió de ellos en el casco histórico, continuando su camino hacia la Avenida de Ramón Ferreiro. "Paré en un cajero de Bispo Aguirre y retiré 160 euros, ya que soy autónomo y el lunes tenía que hacer unos trabajos y recargar combustible, así que aproveché que pasaba en ese momento por delante del banco. En cuanto me alejé un poco del cajero", cuenta, "dos chicos se acercaron a mí y me pidieron dinero, pero les dije que no les podía dar nada y se fueron, así que no le di mayor importancia al asunto".

Juan siguió caminando por Ramón Ferreiro, pero a la altura de la biblioteca municipal sintió un fuerte impacto por la espalda. "Uno de los chicos me golpeó y comenzó a darme puñetazos y patadas en la cabeza y en la cara. Me pegó sin decir ni una sola palabra, hasta que me dejó inconsciente. Su acompañante solo observaba atentamente al agresor, como si fuese un delincuente en prácticas", recuerda. Tras apalearlo, los dos chicos le robaron la cartera y se marcharon del lugar. "Me dejaron allí tirado, sin saber si estaba vivo o muerto. Estoy seguro de que me vieron en el cajero, pero no sabían la cantidad de dinero que llevaba. Me dieron una paliza sin saber si tenía 20 euros o 500. Les daba igual".

Juan fue trasladado al Hula en ambulancia y estuvo dos días hospitalizado. "Al recobrar la conciencia no recordaba nada. De hecho, cuando me pidieron la documentación busqué la cartera y fue cuando me di cuenta de que no la tenía. Después fui recordando poco a poco la agresión. La Policía encontró un botellín de cerveza, con el que presuntamente me golpearon, pero yo eso no lo vi. En ese momento no me dio tiempo a ver ni a pensar en nada, ya que pasó todo muy rápido. Fue al día siguiente cuando fui consciente de lo que había pasado; cuando pensé: podría haber muerto".

"Para mí, esta agresión fue un intento de homicidio y omisión de socorro. Que la gente tenga cuidado y esté alerta", asegura la víctima

"Lo peor no son las heridas, sino el miedo"

Este lucense todavía se recupera de las lesiones físicas que le dejó el ataque, pero reconoce que son "mucho peores" las secuelas psicológicas. "Cuando me desperté, apenas podía abrir los ojos y me dolía todo el cuerpo. De hecho, cuando trataba de levantarme, me mareaba. Quería pedir el alta voluntaria, ya que soy autónomo y necesitaba trabajar, pero no estaba en condiciones de marcharme del hospital. Todavía tengo un dolor muy intenso en el cuello y en la espalda. Sin embargo", apunta, "lo peor no son las heridas, sino el miedo que te queda en el cuerpo. Yo siempre fui tranquilo por la calle y ahora no soy capaz de dar tres pasos sin mirar hacia atrás. Desconfío de todo el mundo y le hago una radiografía a cada persona con la que me cruzo. Es una sensación de inseguridad terrible. No se la deseo a nadie".

Juan no quiere crear alarma social, pero no exagera ni un ápice cuando habla de la brutalidad que empleó su agresor. "Yo siempre fui tranquilo por la calle y jamás se me hubiera ocurrido pensar que me iban a atacar de esta manera. Nunca sentí la necesidad de tener que estar alerta, pero Lugo ya no es lo que era. Antes, si te venían a atracar lo hacían a la cara. Te sacaban una navaja de frente y tú decidías si querías meterte en problemas o no. Pero ahora esta gente te ataca por la espalda sin ningún tipo de piedad. Yo soy una persona alta y fuerte. Si me viene de frente no hubiera podido darme esta paliza", comenta.

Este lucense lamenta además la "poca contundencia" de la Justicia con estos delincuentes. "A este individuo ya lo habían detenido un montón de veces y seguía libre, por eso me pudo agredir a mí. A veces hablamos de la desidia de la Policía, pero yo lo entiendo perfectamente. ¿Para qué van a trabajar si apresan a un delincuente una vez tras otra y al llegar al juzgado queda en libertad? Al final, a este chico lo enviaron a prisión porque casi deja ciega a otra persona, pero tuvo que haber tres heridos para que tomasen esa decisión".

Juan pide que su agresión no quede impune. "Yo no le pude ver bien la cara, pero le vi los tatuajes que tenía. Además, él mismo reconoció que me robó la cartera y dijo que la tiró a un descampado, pero negó que me golpeara. O sea, que me robó él, pero me pegaron otros; un despropósito. Al final quedó libre, pero para mí, esto fue intento de homicidio y omisión del deber de socorro. Lo cuento para que la gente esté alerta y no le pase a nadie más", concluye.

Hospitalizado dos días con múltiples contusiones

Tras ser víctima de una agresión desmedida, Juan pasó dos días hospitalizado en el Hula. "Cuando desperté, apenas podía abrir los ojos. Los tenía hinchados y totalmente morados por los golpes. También tenía el labio roto, por lo que me tuvieron que dar varios puntos de sutura. En la parte trasera de la cabeza también tenía un golpe muy fuerte y me detectaron una fisura de cráneo. Me golpeó de una forma totalmente innecesaria", dice.

Este lucense explica que, tras recibir el alta, le costó retomar la normalidad. "Todavía tengo muchos dolores, pero lo peor es recordar lo sucedido. Intento estar ocupado para no pensarlo. Es una experiencia que, si no te pasa, no te puedes imaginar lo que es".

Medio centenar de detenidos cada año en la provincia

Las estadísticas oficiales del Ministerio de Interior revelan que las fuerzas y cuerpos de seguridad de Lugo esclarecen un alto porcentaje de robos con violencia. De hecho, cada año se contabilizan en la provincia alrededor de medio centenar de detenidos o investigados por estos hechos delictivos. La mayor parte de estos asaltos violentos se cometen en la vía pública, seguidos de los que se llevan a cabo en establecimientos y, finalmente, de los registrados en domicilios particulares. 

Las cifras de robos violentos descendieron con respecto a hace un lustro. De 2016 a 2018 se registraron unos cien casos al año, frente a los 80 actuales.