Los lucenses que este miércoles acudieron a la sede del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) se toparon con un pintoresco personaje a las puertas: un autoproclamado Joker reivindicativo que eligió disfrazarse del protagonista de la última película de Todd Phillips para hacer más visible su protesta.
"SOS. Una discapacidad del 36%, 27 años cotizados y más de 300.000 retenciones e impuestos y sin derecho a nada", se podía leer en uno de los carteles adosados al cuerpo de este particular Joker, que reclama el reconocimiento de una enfermedad profesional con carácter retroactivo.
Sin duda logró dar visibilidad a su demanda y protagonizar una de las anécdotas de la jornada.