Tres culpables para un gatillo

Dos hombres se atribuyeron el tiroteo de Marina Española y se entregaron en comisaría antes del arresto del verdadero autor. Su maniobra no logró despistar a la Policía, que descartó su versión
Intervención policial. SEBAS SENANDE
photo_camera Intervención policial en Marina Española tras el incidente. SEBAS SENANDE

El presunto autor del tiroteo que tuvo lugar la madrugada del pasado día 1 en la Rúa Marina Española , —un joven de 26 años, vecino de Lugo y natural de Portugal— se presentó el jueves en comisaría de forma voluntaria, pero no fue el primero en entregarse, ya que otros dos jóvenes se atribuyeron previamente los disparos con la intención de desviar las pesquisas y confundir a los agentes. Sin embargo, el tiro les salió por la culata y la Policía Nacional detuvo únicamente al joven que sus pesquisas revelaron como el verdadero autor.

El altercado se registró en la madrugada del día 1, cuando el portero de un local le impidió el acceso a varios jóvenes. El grupo se enfrentó entonces al trabajador, que fue ayudado por otros clientes de su misma nacionalidad. La trifulca acabó con un herido por golpes en la cabeza, que fue trasladado al Hula en ambulancia. El follón se detuvo en ese momento, pero poco después, el grupo que no pudo acceder al pub regresó al lugar y uno de sus integrantes comenzó a pegar tiros al aire, huyendo de la zona antes de que llegaran los agentes.

La Policía Nacional abrió una investigación para aclarar las circunstancias del caso y los investigadores lograron cerrar el círculo y determinar la autoría del tiroteo. "Tras las diferentes tomas de declaración, el visionado de las imágenes, los informes de la Brigada Científica y las demás diligencias de investigación", explicó el portavoz del cuerpo, "los agentes lograron identificar al autor de los disparos y procedieron a su localización". Con las pesquisas finalizadas, los policías acordaron el jueves proceder a su arresto, pero, justo ese día, el sospechoso se presentó en comisaría acompañado de un grupo de familiares y se quedó a las puertas de la sede policial. Su acompañantes entraron en las instalaciones y explicaron que dos de los chicos que estaban allí presentes habían sido los autores de los disparos, por lo que querían entregarse.

Los agentes les explicaron que la investigación había revelado otra cosa y que solo iban a detener a la persona que previamente habían señalado como sospechoso, quien además había sido identificado por varios testigos a través de fotografías. Aun así, el grupo siguió insistiendo y aseguró que, al menos uno de los otros dos chicos, había disparado durante el altercado.

Tal y como señaló el portavoz policial, con esta maniobra, el grupo esperaba "salir indemne en un futuro juicio", ya que el verdadero autor no habría sido arrestado y el chico detenido tendría seguramente una coartada para demostrar que no había estado en el lugar de los hechos cuando se produjeron.

Finalmente, los agentes detuvieron al joven al que habían identificado, que fue trasladado al juzgado de guardia de la capital. El chico reconoció ante el magistrado que se había visto implicado en una trifulca en Marina Española, pero negó que regresara tras un primer enfrentamiento con un arma y disparando al aire, tal y como aseguraron varios testigos del incidente. Tras escuchar su testimonio, el juez decretó su puesta en libertad, aunque acusado de un delito de desorden público y otro delito de tenencia ilícita de armas.

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