"Cuanto más dinero es el que ganas, más juegas y más dinero gastas"

Santiago Caamaño, rehabilitado a su adicción al juego, será uno de los participantes en la mesa redonda sobre los nuevos hábitos nocivos entre los jóvenes, este jueves en O Vello Cárcere

Está estudiando Psicología, entre otras cosas para poder ayudar a otros chicos jóvenes que, como en una epidemia, están cayendo en masa en manos del juego. El póker online, la ruleta y, sobre todo, las apuestas deportivas se están llevando por delante a una gran parte de la población adolescente que se engancha a este nuevo tipo de adicción basada en el juego.

Santiago Caamaño Martínez sabe bien de qué va esto. Empezó a los 14, jugando al póker con fichas y con sus amigos. Pero eso fue solo al principio. A medida que pasaban los años, iba recorriendo otras formas de endeudarse en el juego y de, pese a ello, jugar y volver a jugar. Sin control ni medida. Echando ahora cuentas calcula que en once años habrá ganado unos 30.000 euros y perdido 80.000.

"Ahora tengo 25 años y hace año y medio que no juego. Me considero rehabilitado pero llegar hasta aquí fue muy duro porque vas dejando muchas cosas en el camino. Tu vida acaba siendo una mentira. Cuando no trabajas, pides dinero constantemente. Cuando trabajas, gastas todo en el juego. Una vez recuerdo que gané un premio de 13.000 euros y en cuestión de dos horas ya no tenía nada: lo volví a meter en otra apuesta. Lo único que quieres es jugar. Cuanto más ganas, más juegas y más gastas. Si me hubiesen tocado 100.000 euros, sería lo mismo", afirma Santiago, que se dedica ahora a difundir los peligros de esta nueva adicción a través de charlas en institutos, debates como el que habrá este jueves en O Vello Cárcere o incluso desde Youtube, donde difunde un vídeo protagonizado por él mismo en el que cuenta su historia.

La vida de Santiago estuvo unida al juego desde los 14 hasta los 22 años. Celebró los 18 con una única expectativa: poder jugar en la ruleta electrónica en una sala, algo prohibido para menores. Al final, ni le pidieron el carné.

Hace tres años que se dirigió a la asociación Agalure para rehabilitarse. En ese tiempo, tuvo cuatro caídas. Ahora, lleva año y medio sin jugar y se considera rehabilitado.

"Comencé a rehabilitarme desde que se lo conté a la familia, cuando ya acumulaba muchas deudas. Aunque iba a las sesiones, tengo que decir que, al principio, estaba más preocupado por la deuda que por la rehabilitación. No pensaba que tenía una enfermedad hasta que caí en la cuenta. Fue difícil. Me rendía y llegó un momento en que no era capaz de salir hasta que el psicólogo de Agalure miró por mí y algo hizo clic en mi cabeza. Ahora me ayuda mucho contarlo", afirma.

OTRO CASO. Diego también estuvo enganchado al juego. Empezó con 15 y ahora, a los 38, se considera rehabilitado pero no curado. Como Santiago, también contará su experiencia este jueves en O Vello Cárcere. "Esto no se quita del cuerpo del todo. Aunque estés rehabilitado, no estás curado", insiste.

En su caso, su adicción se centró en las tragaperras. Durante esos años, sacaba el dinero de donde podía.

"El dinero salía de mi familia, de robarles o cogerles pasta sin permiso. En una ocasión, me dio dinero mi madre para ir al súper y volví a casa sin dinero y sin la compra. Otra vez, llegué a falsificar con un amigo billetes de 5.000 pesetas que soltábamos en los bares para comprar tabaco. Al final, nos descubrió la Policía y estuve en el calabozo dos días. También llegué a desvalijar mi casa, simulando un robo, para conseguir dinero", relata.

Por el camino se dejó dinero, novias y trabajos y encontró soledad y deudas. Llegó un momento en que inició el camino de la rehabilitación, en el que tuvo varias recaídas. También acudió a Agalure. "Hay varias premisas para no volver a engancharte como el control del gasto diario, no tener tarjeta de crédito y que la cuenta bancaria sea compartida, pero no es fácil. Eso sí, la vida te cambia mucho cuando lo dejas. Ahora tengo dinero, novia, trabajo y no pienso en lo que debo. Se puede vivir sin jugar", afirma.

Comentarios