Discreción y sentido común

Cuando el miedo entra en el salón de casa

No es, ni de lejos, el delito más común en Lugo. Más bien al contrario, el asalto a viviendas se puede considerar excepcional. Sin embargo, la alarma que causa tiene pocas comparaciones, y no es para menos: los ataques violentos a casas habitadas suponen la violación del ámbito más privado y supuestamente seguro del ciudadano
Material incautado por la Policía a una banda que robaba en viviendas
photo_camera Material incautado por la Policía a una banda que robaba en viviendas

La preocupación, cuando no directamente el miedo, se ha vuelto a acomodar en los salones de muchos lucenses, ante la noticia de esta misma semana de que dos hombres asaltaron en plena noche una vivienda en la que había un bebé e hirieron al padre para robarle el dinero. Afortunadamente, no son sucesos habituales en Lugo, aunque el repunte de hurtos en casas que se han registrado en los años de la crisis y el intento de ocultación de datos por parte de la Policía Nacional no ayudan a tranquilizar a los ciudadanos.

Porque los casos están ahí. A mediados del pasado mes de abril, las páginas de este diario daban cuenta de otro asalto a vivienda habitada en plena noche. En esa ocasión, tres encapuchados entraron en el piso de la calle Santiago donde vivía un hombre solo, lo inmovilizaron con un cuchillo al cuello y se llevaron el dinero y los relojes. Era un salto cualitativo respecto de la oleada de robos que se había registrado en los últimos meses del año pasado, cuando una banda entró a robar en plena luz del día en tres pisos del mismo edificio en A Piringalla y se registraron robos en viviendas de toda la ciudad.

El de esta semana, sin embargo, ha supuesto un nuevo salto. Si en el cometido por los tres encapuchados en abril todo apunta a que se trataba de personas que contaban con información del entorno próximo de la víctima y que sabían perfectamente lo que buscaban, ahora todo apunta a alguna banda organizada, con origen en países del Este europeo, y que actuaron con un grado de frialdad y disposición a la violencia alarmante. Según los datos que trascendieron, la vivienda se eligió al azar y contando con que en el descansillo estaba la silla del bebé, lo que les aseguraba una mínima resistencia por parte de los padres. Pese a ello, hicieron al hombre varios cortes en los brazos para amedrentarlo. «Te tocó a ti», le dijeron en un castellano con acento de país del Este.

«Es algo realmente excepcional», opina sin embargo Víctor Souto, capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Lugo, «que sea al azar. En el 95% de los casos de entradas en viviendas habitadas, se suele tratar de ajustes de cuentas por deudas u otro tipo de asuntos o por un móvil económico con vigilancia e información previa. Cuando no es así, suele deberse a un error de los propios delincuentes, que pensaban que la casa estaba vacía».

Según explica Souto, los asaltos a casas habitadas son «prácticamente nulos en Lugo». Al menos, en el área de actuación de la Guardia Civil, que es toda la provincia salvo Viveiro, Monforte y la capital. No obstante, sí reconoce que es precisamente en las áreas urbanas donde más casos hay y más difíciles son de combatir: «En un pueblo, una aldea, un coche con dos personas dentro parado o dando vueltas para vigilar las casas llama enseguida la atención. En una ciudad es más fácil para ellos».

Las noticias indican que así es también en el caso de Lugo, aunque la Policía Nacional no parece interesada en hacer el más mínimo esfuerzo para dar datos o tranquilizar a la población. La Jefatura Superior de la Policía Nacional en Galicia prohibió a sus agentes en Lugo facilitar cualquier dato o explicación para este reportaje, manteniendo la línea oscurantista habitual que se parapeta tras la estadística oficial, una estadística que recoge año tras año una supuesta bajada de delitos que está lejos de concordar con la sensación general de la ciudadanía.

Por este motivo, no se pudo confirmar oficialmente la información de que una patrulla de la Policía llegó a detectar, un par de noches antes del asalto a la vivienda con el bebé, un coche ocupado por dos hombres en actitud muy sospechosa, que podrían estar vigilando ya el edificio. Al parecer, incluso llegaron a perseguir al vehículo, pero no le dieron alcance.

Este dato encajaría en la descripción del modus operandi de estos grupos que realiza el capitán de la Guardia Civil Víctor Souto. Según este, la mayoría de estas bandas especializadas en delitos violentos estarían formadas por ciudadanos de países del Este, como albanokosovares y búlgaros, aunque también las hay de origen sudamericano. Su arco de acción habitual se sitúa en las grandes áreas de población y en el arco del Mediterráneo, por lo que cuando actúan en provincias como Lugo suele tratarse de grupos itinerantes.

¿cómo actúan? «Es difícil cogerlos porque nunca están muchos días en el mismo lugar. Pero enseguida ves detalles en los robos a casas que hacen saltar las alarmas. Luego coges el mapa de España y detectas cómo se ha ido moviendo: dos robos aquí, tres en otra ciudad próxima...», detalla Souto.

Esos indicios que llaman la atención de los investigadores son la aludida vigilancia previa, el modo de reventar una cerradura o el objetivo del robo: «En la provincia de Lugo lo más normal es lo que llamamos el robo del chatarrero; son los típicos delincuentes comunes, un par de ellos que van con la furgoneta y entran en las casas y alpendres rompiendo una ventana para llevarse maquinaria agrícola, herramientas o cualquier objeto que encuentran. Las bandas especializadas solo buscan dinero y oro; a veces, solo dinero. Saben que para nosotros es más fácil seguir el rastro de los objetos robados», concluye el capitán Souto.

Muchos asaltos en casas habitadas suelen deberse a errores de los delincuentes, que pensaban que estaban vacías

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