La crisis social del covid duplicó la demanda de ayuda para la vivienda

Los servicios sociales del Concello tramitaron en un año el doble de expedientes para el pago de alquileres e hipotecas ►El gobierno local estudia sacar subvenciones para propietarios con el fin de incentivar el arrendamiento para colectivos desfavorecidos
Usuarios del Banco de Alimentos haciendo colas en su exterior. AEP
photo_camera Usuarios del Banco de Alimentos haciendo colas en su exterior. AEP

La crisis social que generó la pandemia, desde hace poco más de un año, comienza a pasar factura en las arcas municipales, desde las que se gestionó la cobertura de distintas necesidades a los sectores sociales más perjudicados, especialmente de vivienda y de comida.

Las ayudas para el pago de alquileres e hipotecas, que conceden los servicios sociales municipales, se dispararon en los últimos meses hasta el punto de duplicarse. La causa no es otra que la inestabilidad laboral surgida a raíz del cierre temporal o no de numerosos negocios —especialmente de hostelería— y también del gran número de empresas que presentaron Eres o Ertes ante las autoridades laborales con el fin de sobrellevar un poco mejor la situación económica del covid.

La crisis en el pago de vivienda está siendo de tal calibre en Lugo que más de la mitad de las ayudas de emergencia social que tramita el Concello son por este concepto. "Antes da pandemia, o Concello dera 147 axudas para vivenda. Agora, concedeu 150 axudas novas. Isto débese a que hai moitos lucenses que están en Ertes ou quedaron no paro e non teñen agora diñeiro suficiente para pagar os alugueres e as hipotecas", explica la concejala de bienestar social, Olga López Racamonde.

El Concello estima un gasto de 150.000 euros en la concesión de cheques de compra de comida y medicinas el último año 

A las dificultades económicas a las que se enfrentan muchas familias se une, por otra parte, la escasa oferta que hay de alquileres para los sectores sociales más perjudicados por la pandemia. Con el fin de paliar esta situación, Olga López Racamonde anuncia que, desde el Concello, se está pensando en sacar una línea de ayudas, destinadas a propietarios de viviendas, que incentiven el alquiler. "Desta maneira, pretendemos cubrir este déficit que hai de vivendas para alugar entre os sectores máis desfavorecidos —xa que hoxe estalles a ser moi difícil— e garantir así o dereito a ter unha vivenda digna", indica la concejala de bienestar social.

COMIDA. Otro capítulo social en el que el Ayuntamiento duplicó su ayuda en los últimos meses fue el programa Xantar no Fogar, que reparte comida a domicilio gratuita entre familias con pocos ingresos. "Tamén duplicamos os usuarios do programa Xantar no Fogar. Antes da pandemia, tiñamos 70 beneficiarios e agora estamos en 147", indica Olga López.

Además de este programa, los servicios sociales del Concello también conceden, a través de las trabajadoras sociales de los distintos centros, una serie de cheques para la compra.

"Calculamos que o Concello gastou, neste último ano, uns 150.000 euros en concesión de cheques de compras e, tamén residualmente, en adquisición de medicamentos", apunta la concejala de bienestar social.

El Ayuntamiento también concedió alimentos, en los peores momentos del confinamiento, a los usuarios del Fogar do Transeúnte. La comida era, en este caso, recogida en fiambreras dado que las normas sanitarias impedían que se pudiese usar el comedor.

Desde los servicios sociales municipales, también se tramitaron este año de pandemia algo más de 300 Tarxetas Moedeiro, que otorga la Xunta y que garantiza a aquellos usuarios con rentas muy bajas 300 euros al mes para gastos básicos, especialmente de alimentación.

A su vez, el Instituto Nacional de la Seguridad Social tramitó, en toda la provincia, un total de 1.493 solicitudes de la paga del Ingreso Mínimo Vital, de la que se beneficiarán 4.140 personas (entre ellas, 1.840 menores).

Los servicios sociales municipales también detectaron un incremento de demanda en el Servizo de Axuda ao Fogar, destinado al cuidado de mayores.

En este caso, el detonante fue que muchos de los usuarios de centros de día se dieron de baja ante el miedo a un posible contagio de covid.

"A demanda do Servizo de Axuda ao Fogar subiu un 35 por cento. Así, se en 2019 eran 736 os usuarios; en 2020, chegaron a ser 999", dice Olga López Racamonde.

Tres mil familias en la cola del hambre

El Banco de Alimentos observa, en el último mes, un repunte del número de usuarios al acumularse el tempo sin un trabajo estable con el que afrontar los gastos

Cerca de 3.000 familias de toda la provincia se suman, semana tras semana, a las llamadas colas del hambre, aquellas que se forman ante el Banco de Alimentos para recoger algunos de los productos más básicos de la dieta de forma totalmente gratuita.

Esta cifra supera con creces a la que se registraba antes de la pandemia. Así, si ahora hay 1.300 familias solo de Lugo capital que van al Banco de Alimentos a surtirse de comida, antes de la pandemia, en 2019, eran solo 700, según informa la portavoz de la entidad en Lugo, Amadora Núñez.

A lo largo de este año de pandemia, la demanda de comida en el banco también fue oscilando. Al boom inicial de los meses de confinamiento, siguió otro periodo de tiempo más tranquilo en el verano y luego más alto de cara al invierno. La cifra de usuarios bajó, de nuevo, al inicio de la primavera pero, en cambio, en el último mes se está apreciando otro repunte.

"Está repuntando a demanda outra vez nun 30 por cento. Isto débese, fundamentalmente, a que agora hai xente que leva xa demasiado tempo sen traballo e cada vez ten menos diñeiro. Aquí vén moita xente que está sometida a un Erte (principalmente, da hostelería), outra que está no paro e outra que traballa pero por horas ou en empregos con soldos baixos e o que gaña non lle chega para subsistir", afirma la portavoz del Banco de Alimentos.

Paralelamente al aumento del número de usuarios, esta entidad también registró un incremento en la cantidad de kilos de comida que repartió en el último año de pandemia. Así, si en 2019 Aviva (la entidad que reparte comida en el Banco de Alimentos) distribuyó 1,5 millones de kilos; en 2020, esta cantidad se amplió hasta alcanzar los 4 millones, según expone Amadora Núñez. "Esta crise está a ser moito peor que a que houbo hai dez anos, cando caeu o sector da construción. Porque, daquela, non había tanta xente non paro. A xente que tiña traballo, puido traballar igual", dice la portavoz del Banco de Alimentos.

Los martes y viernes son días de reparto en las naves del Banco de Alimentos donde todavía, un año y dos meses después del inicio de la pandemia, se registran colas de usuarios para poder acceder a su paquete semanal.

Mientras tanto, distintas empresas y también particulares se vuelcan con el Banco de Alimentos, aportando todo tipo de víveres con el fin de aportar su grano de arena en esta causa solidaria. "Gadis enviounos recentemente vintenove palés de alimentos da Gran Recollida. Pero non foi o único, tamén colaboraron outras cadeas de supermercados como Mercadona, Lidl, Carrefour ou Eroski", cuenta Amadora Núñez. Los alimentos básicos que siempre debe haber en el banco son arroz, pasta, aceite de girasol, lentejas, harina y azúcar. Todos ellos forman parte del paquete básico que se entrega a cada usuario.

"Gadis de unos 26.000 euros, de aportacións dos clientes, e todos eses cartos investímolos en comprar eses alimentos básicos para ter garantida a cantidade suficiente sempre", dice Amadora Núñez, la portavoz del banco.

Cerca de 4.000 lucenses en riesgo por exclusión recibieron distintas ayudas

Alimentos y dinero fueron las necesidades más demandadas por Cruz Roja, con mayor presencia femenina

El año de la pandemia se refleja en las memorias de Cruz Roja en Lugo con cerca de 4.000 personas en la provincia que recibieron algún tipo de ayuda directa —en forma de bienes o de dinero— por parte de esta entidad. En concreto, 1.962 usuarios de Cruz Roja en Lugo fueron beneficiarios de bienes, principalmente comida. A esta cifra, se le añade 1.791 personas más que recibieron algún tipo de ayuda económica para poder sobrellevar los gastos mensuales.

El programa de inclusión social de Cruz Roja benefició a un total de 5.222 lucenses. De estos, 1.031 solicitaron acompañamiento dado que vivían solos o en pareja pero no se valían por sí mismos. Además, 58 personas acudieron a esta entidad social con el fin de poder encontrar un techo bajo el que cobijarse.

PROGRAMAS. En total, Cruz Roja llevó a cabo distintos programas sociales en la provincia, a lo largo del pasado año, de los que se beneficiaron 24.013 personas, la mayoría (13.247, mujeres, frente a solo 10.766 hombres).

En el programa de Empleo, Cruz Roja atendió a 579 personas, fundamentalmente en el servicio de Orientación.

Y en el de Educación, la entidad social dio cobertura a 575 lucenses en toda la provincia, especialmente niños, a los que entregó, en su mayoría, dispositivos tecnológicos tales como tabletas para que alumnos de familias desfavorecidas pudiesen seguir las clases online impartidas fuera de las aulas en los meses del confinamiento.

El comedor San Froilán gastó 6.000 euros en fiambreras

El Obispado repartió 9.000 comidas más en 2020 que en 2019 y distribuye ahora 110 menús diarios, la mayoría entre familias

El comedor San Froilán, dependiente del Obispado, es una entidad referente en Lugo en distribución de comida, ya preparada, entre las familias y las personas más desfavorecidas. Hace unos años, este servicio era utilizado, principalmente, por personas sin hogar que, una vez agotado el vale facilitado por el Concello a través de la Policía Local para ir al Fogar do Transeúnte, recurrían al comedor San Froilán para poder llevarse algo a la boca diariamente.

Ahora esto ha cambiado. No solo acuden personas sin hogar al comedor San Froilán, también van familias que no tienen dinero suficiente como para poder llenar el carrito del supermercado. Estos usuarios llegan a las instalaciones desviados, la mayoría de las veces, por Cáritas a través de las parroquias donde el sacerdote supervisa la necesidad de la ayuda y hace un seguimiento de la misma. Simbólicamente, se paga 1 euro por entrega a cada familia.

En este comedor, también se notó el paso del covid y sus efectos secundarios en la economía. En 2019, desde estas instalaciones se repartieron 36.000 comidas. En 2020, fueron 45.000, según expone el delegado diocesano del comedor San Froilán, Miguel Gómez.

"A pandemia contribuiu a un aumento considerable do número de racións diarias que se entregan no comedor. Agora estamos dando entre 110 e 115 xantares ao día. Nos meses máis duros da pandemia, en pleno confinamento, chegáronse a entregar 178. Isto pasou de marzo a xullo de 2020. Despois, baixou o número de comidas pero, desde hai dous ou tres meses, volveu a subir", explica Miguel Gómez.

El servicio solo funciona de mañanas, de once a una y media. La mayoría de los usuarios (un 60 por ciento) son familias. Ahora toda la comida se entrega en fiambreras, dado que las normas sanitarias impiden que non convivientes compartan mesa y tampoco se garantizarían las distancias. Esta novedad supuso un gasto anual importante para el Obispado. "Gastamos 6.000 euros en táperes porque tivemos que repartir toda a comida e, no caso dos transeúntes, non se poden reutilizar porque non teñen onde lavalos. Hai xente que vén buscar a comida pero tamén nós facemos reparto a domicilio", cuenta Miguel Gómez.

Un 30 por ciento más de solicitudes para el pago de rentas y comida en Cáritas

Cáritas Diocesana detectó un aumento de las necesidades del pago de vivienda y de comida entre un 30 y un 40 por ciento durante este año de pandemia con respecto a ejercicios anteriores. A falta todavía de la elaboración de la memoria de 2020, con números exactos, el director de esta entidad en Lugo, Ginés Plaza, hace estos cálculos estimatorios. "As necesidades aumentaron e o peor é que todo isto non ten visos de mellorar. As circunstancias son peores que as da anterior crise. Polas nosas oficinas, pasaron tamén traballadores que están en Erte e que tardan en cobrar. Ata agora, esta xente contaba cuns aforros pero, desde hai uns meses, fóronos esgotando e vense obrigados a acudir a onde poden", afirma Ginés Plaza.

Unas de las ayudas con más demanda fueron los vales de comida, que los usuarios gastan en la cadena de supermercados Gadis y que oscilan entre los 20 y los 50 euros, dependiendo de las necesidades económicas de la familia en cuestión.