El aumento de denuncias de ciudadanos por las crecientes trifulcas entre perros, que deambulan sin correa por la muralla, han ido en incremento durante los últimos meses.
Incluso algunas de estas situaciones suben de tono y son los propios dueños de los canes los que también acaban enfrentándose en el monumento.
Los viandantes que apuestan diariamente por el adarve de la muralla como centro neurálgico de sus momentos de asueto aseguran que este tipo de situaciones violentas provocan "alarma y miedo" entre los demás usuarios.
Por ello, no dudaron en notificar a la Policía Nacional y Local este tipo de situaciones violentas para que se tomasen medidas y así evitar que se repitan en el futuro.
Sin embargo, los denunciantes han visto cómo sus reclamaciones caían en saco roto tras comunicar estos hechos en dependencias policiales. "Sus respuestas fueron que no intervienen por el impacto que su presencia pudiese ocasionar", explica uno de los usuarios del adarve consultado recientemente por este diario.
EXCREMENTOS. Otro de los problemas que presenta la muralla, según los afectados, son los numerosos excrementos de perro que diariamente no son recogidos por los dueños de estos animales de compañía.
"No es posible caminar sin toparse con alguna bolsa de cacas de perro en el suelo", explica uno de los afectados, indignado por la falta de civismo de algunos de los propietarios de perros.
La Policía Local ha recibido en los últimos meses numerosas denuncias por este tipo de actos incívicos que se repiten en otros puntos de la ciudad. Son una estampa habitual en la Avenida Ramón Ferreiro, en la Rúa San Roque o en el parque de Rosalía de Castro.
