El coste eléctrico lastra la competitividad de las empresas lucenses en el exterior

Sus exportaciones se ven condicionadas porque pagan un 30% más por la luz que sus rivales de la Unión Europea y a mayores sus competidores asiáticos y del norte de África no se ven gravados por las emisiones de dióxido de carbono
 
Una maderera lucense. XESÚS PONTE
photo_camera Una maderera lucense. XESÚS PONTE

 Las alarmas se han activado con Alcoa. El futuro del complejo industrial de San Cibrao pende de un hilo por el elevado coste de la energía. Sus 1.700 trabajadores viven con el corazón en un puño y a la economía provincial le tiemblan las rodillas. Esta empresa aporta un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) lucense.

El de Alcoa no es un caso puntual. En la misma situación se encuentran otras compañías electrointensivas gallegas integradas en la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege), como Ence, Grupo Tojeiro, Megasa, Celsa Atlantic o Finsa.

El clúster cuestiona que en esta partida no se juega con la misma baraja. Sus rivales de la Unión Europea, de Francia y Alemania sobre todo, tienen una tarifa eléctrica un 30% más económica, entre 15 y 20 euros menos por megavatio hora (MWh). Pero no solo ese precio lastra su capacidad de competir en el comercio exterior, frente a los países asiáticos y del norte de África tienen a mayores el hándicap de que no les gravan por las emisiones de dióxido de carbono (CO²) a la atmósfera.

Las previsiones no son más halagüeñas. A la espera de que el ansiado estatuto del consumidor electrointensivo que dicte el Gobierno central pueda aliviar la situación, la tendencia que se augura es que el año que viene la luz subirá un 5% más.

Las previsiones no son más halagüeñas. La tendencia que se augura es que el año que viene la electricidad subirá un 5% más
 

Además de Alcoa, la provincia de Lugo tiene en otro sector, el forestal, un ejemplo más de electrointensiva afectada. El Grupo Finsa cuenta entre Rábade y Begonte con la planta de Fibranor, que tiene unas 390 personas en plantilla y que fabrica unos 230.000 metros cúbicos anuales de tablero base. Exporta el 40% de su producción.

Si en Alcoa el eléctrico supone el 40% del coste total de producción, en Fibranor se sitúa en el 20%. La planta chairega desembolsa unos ocho millones de euros anuales por los 115.000 MWh que consume. Le pasa factura directamente a su cuenta de resultados porque esa escalada del precio de la energía no se lo repercute al consumidor. En el segundo semestre del año pasado se incrementó un 10% con respecto a 2017.

OTRAS CONDICIONADAS. Pero no solo las electrointensivas tienen que hilar filo con el coste energético, las principales empresas lucenses que no lo son también. «Cualquier variación te puede suponer un quebradero de cabeza, por lo que tienes que afinar mucho», advierten desde la planta de Tableros Hispanos de Nadela, que cuenta con 150 trabajadores y una producción anual de 250.000 metros cúbicos de tablero aglomerado. En su caso el eléctrico supone el 15% del coste de producción.

Desde Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa Food), que cuenta en la provincia de Lugo con la factoría de Larsa en Robra (Outeiro de Rei) con 145 trabajadores y 350 millones de litros de leche procesada al año, se advierte de que el coste energético "afecta de manera notoria".

Esta compañía asturiana incide en que el precio de la energía eléctrica en España "resta competitividad frente a productos lácteos que vienen de países vecinos, como pueden ser Francia o Alemania, a mayores de la competitividad con países de fuera de Europa que no están sometidos al mercado del derecho de emisiones".

La principal láctea de capital gallego, el Grupo Leche Río, desembolsa cerca de 2,9 millones de euros anuales entre luz y gas por sus cuatro plantas -Veiga de Anzós, en Láncara; las dos de O Ceao, en Lugo, y la de Leyma, en Arteixo (A Coruña).

En su caso supone "entre el 2 y el 2,5%" del total de gastos, "más que los laborales", precisa Jesús García, director de operaciones y apoderado de Grupo Leche Río, cuya plantilla está formada por unos 120 trabajadores y que recoge unos 800.000 litros diarios.

"Somos una empresa gallega, de un sector clave en Galicia, que recoge y procesa todo su leche en Galicia, que paga sus impuestos en Galicia y que no recibe ningún tipo de ayuda pública para gasto energético", afirma Jesús García.

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