La procesión del Corpus no pudo recorrer las calles de Lugo por la lluvia. Sin embargo, la festividad se celebró al aire libre. El obispo ofició la ceremonia en Santa María, aunque hubo que abrir los paraguas.
Con todo, el mal tiempo acabó dando visibilidad a una de las iniciativas lanzadas por la diócesis para conmemorar los 350 años de la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia: el reparto de paraguas con un logo que rememora la importante efeméride.
Este año se cumplen 350 años del acuerdo por el que las siete antiguas capitales se comprometían a sufragar costes de la adoración al Santísimo en Lugo, lo que dio origen a la Ofrenda que aún pervive. La petición del apoyo de la junta del Antiguo Reino tuvo como origen ayudar a la catedral a mantener la iluminación del altar mayor, manteniendo cuatro velas que pudiesen arder día y noche en el templo lucense.
La petición se formuló en un momento de estrecheces económicas de la catedral de Lugo, que tenía, y tiene, el privilegio de la exposición permanente del Santísimo y era un símbolo gallego, hasta el punto de que aparece reflejado en la bandera.
Es, por tanto, un aniversario importante para una tradición tan ligada a la historia de Lugo y los lucenses lucieron los paraguas conmemorativos con orgullo.
Pero no fue ese el único gesto relevante de la jornada, que estuvo marcada por la música, que contribuyó a dar solemnidad a la celebración en Santa María.
Durante la ceremonia se estrenó una obra del sacerdote y músico José Castiñeira, la "Misa Solemne a 5-6 voces", con arreglos de Uxío Domínguez.
La interpretación corrió a cargo del Orfeón Lucense, reconocida agrupación coral lucense que fue creada precisamente por José Castiñeira. Participaron en el acto también la Banda Filarmónica de Lugo y el Coro del Hospital.
Hubo, asimismo, espacio para el folclore, con la participación de Os Xílgaros de Lugo, que también desfilaron con los representantes de la corporación, a falta de Banda de Música.
Aunque con la habitual ausencia del BNG, en los actos participó una amplia representación de la corporación, encabezada por la alcaldesa, Lara Méndez, que recordó que la ceremonia de este domingo supone el prolegómeno de la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia, que presentará este año el alcalde de Santiago.
La ceremonia del Corpus este domingo estuvo cargada de simbolismos, aunque la lluvia deslució y hasta mermó la participación de fieles en la misa. En el acto en Santa María el obispo, Alfonso Carrasco Rouco, defendió los valores de la fe señalando que "aunque las circunstancias de la vida sean complejas, las certezas del corazón permanecen claras. Sabemos en quién creemos, sabemos qué esperamos realmente, sabemos que no seremos defraudados en el bien verdadero de la vida".
Tras acabar esa ceremonia, y entre el repique de las campanas de la catedral, la comitiva se dirigió a la catedral, que se convirtió en escenario alternativo de la tradicional procesión. El desfile en el templo privó a las calles de uno de los ritos habituales de la fiesta, la lluvia de pétalos de flores al paso del Santísimo. El paso tuvo que circular en torno al altar mayor de la catedral.
