De Cora: "Hay quien trata a la Constitución como a una vieja dama indigna"

El director general de El Progreso habló de un libro sobre los cuarenta años de la Transición junto a Fernando Jáuregui y Lois Caeiro

El director general de El Progreso, José de Cora, presenció en el arranque "los cinco últimos años de Franco y los cinco primeros del Rey" desde el mismo Madrid y con un carnet que garantizaba que era periodista. Asistir al delicado proceso de la Transición lo lleva a valorar el libro en el que se apoya el edificio democrático. Por eso, advierte contra "los modernos, sobre todo a los despistados que, por jóvenes, tratan a la Constitución como a una vieja dama indigna a la que hubiese que jubilar cuanto antes".

José de Cora participó junto a los también periodistas Fernando Jáuregui y Lois Caeiro –director de El Progreso– en la presentación en Lugo del libro Los periodistas estábamos allí para contarlo, de la compostelana Teófilo Edicións. En el acto también participó la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez.

Jáuregui es el coordinador de este volumen en el que 150 periodistas y fotoperiodistas recuerdan sus experiencias profesionales en las cuatro décadas transcurridas desde la aprobación de la Carta Magna.

El director general de este diario recuerda que, siendo el año 75 y como profesional de la agencia Efe, "tuve que cubrir la larga agonía de Franco –primero en el palacio de El Pardo y después en el hospital de La Paz– en turnos de seis horas de guardia durante más de un mes". La actividad que más tiempo le llevaba transcurría "entre cafés y juegos de cartas porque todo estaba muy regulado y no se podía dar información".

Jáuregui es el coordinador de este volumen en el que 150 periodistas y fotoperiodistas recuerdan sus experiencias profesionales

La revelación más sorprendente que recuerda de ese momento fue la confidencia a un colega hecha por unos médicos, cinco o seis días antes de que Franco muriese, de que este "se recuperaba". La información resultaría falsa, pero en ese momento había cogido una dimensión mundial. Efe enfrió las expectativas para hablar de una "ligera mejoría" comminada por el Ministerio de Información.

El moribundo fue llevado a La Paz, "donde se presentó una señora de Monforte llena de rosarios y rezando para anunciar una hecatombe si Franco se moría".

El último acto de la agonía fue el traslado hasta el Valle de los Caídos. "Me tocó cubrir un kilómetro del recorrido de la comitiva por Madrid. Recuerdo que la explosión de la emotividad encogía el corazón. Incluso yo, que no era en absoluto franquista, me dejé contagiar por los gritos y los lloros", confiesa.

Fernando Jáuregui rememoró que el día en el que Juan Carlos I fue nombrado jefe del Estado en las Cortes, el 22 de noviembre de 1975, fue a informar sobre una manifestación ante la cárcel de Carabanchel para pedir la libertad de los presos políticos. "Ellos, desde luego, no fueron liberados, pero yo fui detenido y encarcelado, junto con los actores Aurora Bautista, María Luisa San José y Juan Diego, que habían acudido a la 'manifa'", destacaba.

El director de El Progreso puso de manifiesto la necesidad de valorar a figuras un tanto relegadas en la crónica de ese tiempo 'como Tarancón, Carrillo o Fuentes Quintana'

Fue "la noche más divertida" de su vida "entre las bromas que Diego vociferaba tras los barrotes, las miradas lascivas de los policías a la bella San José y los gritos altaneros de la Bautista: '¡Yo no soy Juana la Loca, soy Agustina de Aragón!',declamaba recordando papeles que había representado".

Esas burlas les ayudaron a sobrellevar "el susto de pernoctar en aquellos lóbregos calabozos. Cuando, horas después fuimos liberados, nos abrazamos con la sensación de que la pesadilla había terminado. Definitivamente, aunque aún quedasen coletazos del pez nostálgico y boqueante al que faltaba el agua turbia de la dictadura".

Lois Caeiro puso a Jáuregui "como un modelo de cómo se hizo la Transición". Si bien llamó a "no mitificarla", resaltó "el logro" que representó. Ese objetivo conquistado fue posible gracias "a los diálogos, las negociaciones, los acuerdos y las cesiones tanto del Partido Comunista y de Comisiones Obreras, básicamente, como de quienes representaban el régimen, con Suárez a la cabeza".

El director de El Progreso puso de manifiesto la necesidad de valorar a figuras un tanto relegadas en la crónica de ese tiempo "como Tarancón, Carrillo o Fuentes Quintana".

El periodista gallego excluyó la convicción de que hubo "un diseño de la Transición". Recordó que la propuesta del sociólogo Juan José Linz, profesor en Estados Unidos y autor de los primeros estudios sobre el futuro político de España, de que hubiese un gran socialdemócrata y otro democristiano, chocó con la negativa de cadernal Tarancón a que un partido llevase el apellido de los creyentes".


La alcaldesa
"Una deuda con la mujer" 


Lara Méndez, la primera alcaldesa de la historia de Lugo como ella misma recordó este jueves, fue la encargada de presentar el acto en O Vello Cárcere. La regidora dijo que la Transición tiene una deuda con la igualdad de la mujer y pidió que si se hace una reforma de la Constitución se lleve a cabo con una perspectiva transversal que cubra esa laguna.

Asistentes
La presentación del libro contó con cerca de un centenar de asistentes.

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