La contracrónica del pleno | Entre socialcomunistas y cayetanas

El pleno telemático trae nuevos usos, pero no logra terminar con viejas costumbres de los presenciales
Lara Méndez preside el pleno telemático desde su despacho. EP
photo_camera Lara Méndez preside un pleno telemático desde su despacho. EP

El cronómetro es implacable. Echa a andar en la esquina superior de la pantalla cuando comienza cada intervención y no da árnica: tres minutos son tres minutos, no tres y pico más lo que se puede arañar hablando más alto por encima de la voz que te dice que se te ha terminado el tiempo cuando el pleno es presencial y los 25 concejales están sentados en sus escaños. El micro se cierra y el concejal de turno se queda moviendo los labios hablando para sí mismo. Sin concesiones.

Tampoco es fácil un pleno online para la claque. En el salón de plenos, unos sentados junto a otros, los que no intervienen (la mayoría) al menos pueden apoyar a sus portavoces con sus muecas, sus risas forzadas, sus aplausos, sus asentimientos... Pero todo eso sirve de poco cuando no se es más que un cuadradito silenciado en un mosaico de 25. Eso, también es verdad, resta intensidad, pero ayuda a rebajar la tensión.

A rebajar, que no a eliminar, porque hay cosas que parecen destinadas a no cambiar nunca, ni online. Como la sorprendente y entrenada habilidad del viceportavoz del PP, Antonio Ameijide, para sacar de sus casillas a los miembros del equipo de gobierno, y especialmente a la alcaldesa, Lara Méndez. También al más político de sus pretorianos, Álvaro Santos, que ayer se las volvió a tener con un Ameijide que las busca. Santos incluso contó con el refuerzo de Olga López, que estuvo inesperadamente dura al llamar "parásitos" a los populares en su respuesta a una Carmen López que no había estado nada agresiva.

Pero lo de Lara Méndez y Ameijide es otro nivel. Tal vez porque es él quien se suele encargar de trasladar a la dinámica local las consignas nacionales, como hizo al referirse sin venir muy a cuento al "gobierno socialcomunista" y a la "pseudodictadura de Sánchez". Pero seguro que más por su cosecha propia: "Déjese de fotos sentada en la barandilla de O Carme como si fuera una colegiala de Primera Comunión, es una frivolidad". "No hace falta mentir y faltar al respeto para argumentar", le respondió la alcaldesa en cuanto pudo, "es usted la Cayetana de la corporación municipal". Y le cortó el micro. Nuevas tecnologías, viejas costumbres.

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