Contenedores ecológicos con sello lucense

José Antonio Pena es el director ejecutivo de Ocean Kube, que lanza un producto realizado a partir de materiales reciclados
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photo_camera José Antonio Pena, director ejecutivo de la compañía Ocean Kube. EFE

Desarrollar un modelo de mobiliario urbano más respetuoso con el medio ambiente y en el que no se utilice ningún tipo de plástico es el objetivo que el lucense José Antonio Pena se marcó cuando, junto a otros cuatro socios, puso en marcha en Pontevedra la empresa Ocean Kube. El confinamiento provocado por el Covid-19 los pilló en pleno lanzamiento de su producto estrella, un contenedor urbano de residuos sólidos realizado a partir de materiales reciclados y que cuando llega al fin de su vida útil se puede compostar.

José Antonio Pena hizo valer su larga experiencia en el sector para darse cuenta de que en una sociedad que tiende a unos modelos de gestión ambiental más sostenible los tradicionales contenedores de plástico "son una aberración".

"Hay una necesidad en la sociedad de poner fin definitivo a la era del plástico y por eso nuestros contenedores no llevan ni un solo gramo de este material", afirma Pena. De hecho, la estructura de los que construyen en su empresa está hecha con aluminio reciclado -en gran parte procedente de latas de bebidas- mientras que el cartón, también reciclado, es de procedencia alimentaria.

2020061511434685700Las ventajas del sistema son que el camión de recogida no necesita ningún tipo de adaptación para manipular este tipo de contenedores, mientras que el tratamiento de impermeabilización que se le da al cartón permite que el depósito pueda tener varios usos. "El ciclo está pensado para que en un primer momento pueda ser usado como contenedor de papel o vidrios, mientras que en su fase final será utilizado para residuos orgánicos. En ese momento, es cuando el contenedor es compostado junto a su carga, por lo que su fin de ciclo es 100% limpio", argumenta Pena.

Esta característica conlleva además que los contenedores no tengan que ser lavados y desinfectados como sucede con los de plástico, lo que para el director de Ocean Kube constituye otra gran ventaja: "Ese proceso de limpieza supone para una ciudad de unos 300.000 habitantes un coste anual de más de 2,5 millones de euros y en él se consumen diariamente unos 40 metros cúbicos de agua que al mezclarse con detergentes y desinfectantes se convierten después en una cantidad similar de agua residual que es necesario tratar y depurar".

Con todas estas virtudes no resulta extraño que este nuevo contenedor de ADN gallego ya haya levantado mucho interés allí donde se presentó. A nivel internacional, el Instituto Forestal Europeo, con sede en Helsinki (Finlandia), lo definió como una «idea de vanguardia» y, según los responsables de Ocean Kube, fue también «objeto de debate» en el foro económico de Davos.

José Antonio Pena reconoce que el estado de alarma sanitaria frenó el plan de la compañía para comenzar la comercialización del producto, "aunque ya hemos iniciado conversaciones con un buen número de instituciones y empresas internacionales que han mostrado interés".

Para ver este nuevo tipo de contenedor en las calles habrá que esperar, sin embargo, un poco más, "por todo el proceso y plazos de contratación que son necesarios con los organismos públicos". En todo caso, José Antonio Pena sabe que en los próximos procesos de licitación de muchos ayuntamientos su opción "será una de las que tendrán que valorar". Y es que para este emprendedor lucense no hay ninguna duda de que la "transición del plástico al cartón es algo que las ciudades tendrán que afrontar más temprano que tarde".

Los creadores de este elemento descubrieron que el material con el que está hecho ofrece una eficaz protección contra el virus

Otro de los temas es que las cubetas también se pueden personalizar, lo que hace que los contenedores puedan utilizarse como un soporte publicitario. En el caso de los ayuntamientos esta posibilidad les podría permitir disponer de una nueva línea de ingresos, porque desde luego, los contenedores son unos elementos que ve y usa toda la ciudadanía.

Pero es que además de esas virtudes, y casi por casualidad, los creadores de este elemento descubrieron que el material con el que está hecho ofrece una eficaz protección contra el virus. "Si una persona con carga vírica en su mano toca el contenedor, el virus solo permanece activo durante unas tres horas, frente a los tres días que se mantiene en los de plástico", afirma el director ejecutivo de Ocean Kube.

Este dato corresponde a un estudio publicado por The New England Journal of Medicine, en el que se concluye que las nanopartículas de plata son uno de los materiales en los que menos tiempo permanece activo el virus, y «precisamente este tipo de nanopartículas son las que aplicamos a la pintura con la que revestimos el contenedor para potenciar su resistencia e impermeabilidad», recalca.

El máximo responsable de Ocean Kube recuerda, en todo caso, que a la hora de depositar los residuos en el contenedor tampoco es necesario tocarlo, ya que dispone de un pedal "para abrir la tapa, por lo que esta nunca queda abierta".