"Me condenaron a 40 años en mi país solo por tener un aborto natural"

La salvadoreña María Teresa Rivera lleva tres años en Suecia, gracias al apoyo internacional
María Teresa Rivera, este viernes en el centro sociocultural Uxío Novoneyra. XESÚS PONTE
photo_camera María Teresa Rivera, este viernes en el centro sociocultural Uxío Novoneyra. XESÚS PONTE

La salvadoreña María Teresa Rivera volvió a nacer hace tres años, a miles de kilómetros de su tierra y en un país con un idioma desconocido, Suecia, donde encontró asilo como víctima de tortura tras ser condenada en su país a cuatro décadas de cárcel simplemente por haber sufrido un aborto natural involuntario.

"Me condenaron a 40 años en El Salvador por tener un aborto espontáneo. Allá, en mi país, desde 1998, está totalmente prohibido el aborto y no importa si es natural o no. Te denuncian y califican los hechos como homicidio agravado, un delito castigado con penas de 30 a 40 años de prisión. Yo llegué al hospital y allí los propios médicos, al ver que era un aborto, llamaron a la Policía. Si no lo hiciesen, irían presos ellos", explica María Teresa Rivera, que dio este viernes una charla en el centro Uxío Novoneyra, invitada por Amnistía Internacional, una de las organizaciones gracias a las cuales pudo salir del país en compañía de su hijo, de 14 años.

María Teresa descubrió, en los cuatro años y medio que estuvo en prisión, que su caso no era el único. Ella era una de las diecisiete mujeres que pasaban por la misma situación entre rejas. "Había algunas que llevaban ya quince años y que habían abortado tras ser víctimas de violencia sexual mientras que sus violadores estaban libres. Todas eran pobres como yo. En El Salvador, las mujeres de clase alta van a clínicas privadas y no las llevan a la cárcel. Allá, nos condenan por ser mujeres y pobres", dice.

Tras cuatro años en prisión, y gracias a una campaña encabezada por Amnistía Internacional, María Teresa fue puesta en libertad

Aunque, a los cuatro años de estar en la cárcel, el juez rectificó su sentencia y le concedió la libertad, el fallo fue recurrido por Fiscalía y, finalmente, fue rescatada gracias al apoyo internacional tras una campaña encabezada por Amnistía que llevaba por nombre 'Una flor para las diecisiete'.

"Esos años en la cárcel fueron infernales. Mi hijo tenía 6 años y no le dejaron volver a verme. Quedó con mi suegra. Allí las condiciones de vida eran muy malas: no había agua, nos daban comida con gusanos, dormíamos en el suelo de lado. Yo trabajaba dentro de la cárcel y le enviaba dinero a mi hijo para que estudiase. Me sentía sola. Solo mi suegra me apoyaba. Cuando me llegaban las cartas de Amnistía Internacional pensaba: '¡Tanta gente trabajando para mí!'", cuenta María Teresa, que será recibida este sábado en el Concello tras llegar el viernes de Madrid, donde presentó un informe de cómo se violan los derechos humanos sexuales y reproductivos de las mujeres en países como el suyo en el que, hasta hace veintiún años, el aborto estaba permitido en algunos supuestos.

María Teresa vive ahora feliz en Suecia. "Es la primera vez que me siento protegida y no discriminada por una instancia del Estado", afirma, con una sonrisa en la boca. Allí estudia Enfermería con la intención de dedicarse al cuidado de ancianos aunque su sueño, desde niña, era estudiar leyes.

Comentarios