El comercio electrónico también incide en el semidespoblado rural

Francisco Lorenzo realiza unos 250 o 300 kilómetros para repartir paquetería en Os Ancares y O Courel

Francisco Lorenzo reparte a diario por Os Ancares y O Courel. XESÚS PONTE
photo_camera Francisco Lorenzo reparte a diario por Os Ancares y O Courel. XESÚS PONTE

Francisco Lorenzo Vallejo tenía una explotación ganadera en el municipio de Becerreá. Hace 13 años decidió cambiar de oficio. Dejó el sector primario por el de servicios. Vio una salida laboral en el transporte. Hoy tiene tres repartidores contratados y cubre rutas en parte de A Montaña de la provincia de Lugo, Os Ancares y O Courel, para las principales empresas de logística y transporte de mensajería.

"Me gusta este trabajo, me gusta conducir y me gusta tratar con las personas", afirma este autónomo, de 41 años, cuando explica por qué dio ese giro en su vida profesional.

En los dos últimos años este autónomo también ha visto incrementarse "un 20% o quizás algo más» su carga de trabajo debido al imparable fenómeno de «las compañías que operan en el comercio electrónico, Amazon, sobre todo, Zalando...". La zona rural no es ajena al boom de las compras a través de internet.

Distribuye puerta a puerta, fundamentalmente, a particulares paquetes pequeños de venta online, de uno a diez kilos de peso (libros, teléfonos, tarjetas...). Pero también palés de hasta 1.000 kilos (ropa, maquinaria...) a comercios y empresas.

"Pese a la despoblación el comercio electrónico también se nota en los pueblos pequeños", explica Francisco Lorenzo, que cuenta que "hay nietos, que están estudiando en otras provincias, o hijos que le hacen pedidos a las personas mayores, que viven en Cervantes o en Navia de Suarna, para que les envíen una mesa, una silla, una prenda de ropa...".

Este autónomo de Becerreá, que acude a diario a la capital lucense a recoger los paquetes a las empresas de logística y transporte de mensajería, suele recorrer "unos 250 o 300 kilómetros" en cada jornada y, junto a sus empleados, realiza "una media de 50 entregas", que en campañas como la navideña se puede incrementar hasta las 70. Si el destinatario, al que llama antes de hacer la entrega, no está en su casa, a veces deja el pedido en un bar o una gasolinera próxima o en la vivienda de un familiar.

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