La escalada de la cesta de la compra sigue sin tener techo

El imparable incremento de los costes de producción por los gastos energéticos encarecerá todavía más alimentos básicos. Hay productos, como leche, pan o carne, que se contuvieron por ahora, pero otros como el aceite se dispararon del 40 al 66%.

Un supermercado
photo_camera Un cliente en un supermercado. ARCHIVO

"Ir a Madrid y volver en coche me cuesta 110 euros, casi 40 más que hace un año". Un lucense que suele viajar con frecuencia a la capital de España ejemplifica así los efectos de la irrefrenable escalada de los precios de los carburantes.

Prezos
Prezos

Este, que es el principal motivo del indefinido paro en el sector del transporte que colapsa el país, está también detrás de la prolongada cuesta de enero que padecen desde principios de año los consumidores porque se ha disparado la cesta de la compra y la subida continuará, según auguran empresarios del sector de la alimentación.

La tormenta perfecta se completa con la incontinente subida de la tarifa eléctrica, las consecuencias económicas de la guerra provocada por Rusia y con otros factores, como el encarecimiento de los materiales para envasar por su carestía. 

El precio de los productos de alimentación básicos no para de subir debido a ese tren de problemas. La inflación interanual se disparó en febrero hasta el 7,6% —el IPC más alto de los últimos 30 años— y ya hay voces que auguran que en los próximos meses podría alcanzar el 10%. 

El aceite, tanto el de girasol, por la invasión de Ucrania, como el de oliva, por contagio, es el paradigma. El primero ha subido un 66% de media y el segundo, un 40%. La botella de virgen extra de alguna marca ya roza los 6 euros. 

Los lineales de los supermercados vacíos de este oro líquido y con carteles que limitan el número de botellas que pueden adquirir los consumidores es una de las imágenes de las últimas semanas que escenifican la carestía del producto, que se atribuye sobre todo al conflicto bélico y también al paro del transporte. 

Frente a esos repechos que dejan temblando los bolsillos hay otros que son menos acentuados. Es el caso de la leche, cuyos productores también han tenido su cuota de protagonismo en las movilizaciones del transporte. Al aumento de los gastos comunes se suma el de otros específicos, como piensos y fertilizantes. Aún así, su precio apenas se ha incrementado tres o cuatro céntimos por litro en los últimos meses. El brik de las marcas blancas ha pasado de 0,65 a 0,68 euros, lo que supone un asumible crecimiento del 4,6%. 

También es mesurado el incremento de los precios de la carne, aunque las previsiones apuntan a que en los próximos días la de cerdo, por ejemplo, subirá dos euros el kilo. En este caso, al aumento de los gastos de producción se suman los problemas de abastecimiento por el paro del transporte. 

Pese a que las carnicerías están "conteniendo como pueden" los precios, "no queda otro remedio más que en breve retoquemos los precios, porque los costes de mataderos, transporte, cereales, luz... se disparan", asegura Carlos Cruz, que tiene un puesto en la plaza de abastos de Lugo. 

Este empresario pone como ejemplo el precio del cerdo ibérico, que suele bajar después de las fiestas navideñas en las que se encarece, pero en esta ocasión se ha incrementado tres o cuatro euros el kilo, dependiendo de la pieza. 

En las pescaderías se ha añadido un problema a mayores, el paro de la flota, que ha encarecido los productos. En la plaza de abastos de Lugo, donde los comerciantes aclaran que disponen de mercancía suficiente y variada, se puede encontrar la merluza de pincho a 16,90 euros el kilo y el jurelo a 12,90, tres euros más que antes de la gran campaña del año, la de Navidad. 

Lorena Salazar, de Pescados Maribel, asegura que "se encareció un poco, pero también depende de la oferta y de la cantidad de producto que haya en la lonja". 

EL GRANERO DE EUROPA. Las panaderías también han amortiguado por ahora la subida del precio de la harina tras quedarse sin el que era el granero de Europa, Ucrania, debido a la guerra. 

Las existencias que tienen de materia prima explican que el incremento haya sido de entre el 4 y el 9%, 0,10 o 0,20 euros por kilo, dependiendo de la localidad de la provincia en la que se encuentre el despacho de pan. Pero los profesionales del sector advierten de que si el mercado continúa con esta escalada tendrán que volver a subir el precio. 

Antía Fernández, de la sarriana panadería Pallares, explica que su principal materia prima, la harina de trigo, solía subir anualmente en torno a un 4%, pero en el último año se disparó "un 30%"

"Fixemos a habitual suba a principios de ano, antes da guerra. Nós aínda non volvemos a tocar os prezos. Mentres poidamos, iremos termando", precisa Antía Fernández, que reconoce que la situación es "complicada". 

Para el profesional esa subida de la harina ha sido por ahora del 30% y para el consumidor que la adquiere en el supermercado, un poco más, pues ha pasado de pagar medio euro por un kilo de marca blanca a 0,67. 

Como sucediera durante el confinamiento más estricto en pandemia, la harina ha escaseado en muchos lineales de supermercados debido a que los consumidores han hecho acopio de ella por la incertidumbre generada por esta concatenación de reveses. 

Otro producto que suele abundar en las despensas de los hogares es la pasta. Esta también ha experimentado un sustancial encarecimiento. Un paquete de 675 gramos de macarrones o espaguetis de una conocida marca ha pasado de costar en tienda 1,50 euros a 1,75, lo que supone el 37,5% más. 

La fruta y la verdura tampoco se están librando, lastradas por el coste del transporte. Hay productos como el plátano de Canarias que en algunas tiendas se ha disparado un 66% y otros, como el fresón, en los que la subida no ha sido tan contundente, de un 14%. De la huerta, por ejemplo, el pimiento rojo ha variado un 28%. 

Pero no todo se ha encarecido, las nueces o los productos de proximidad se contienen. "A nós, que traballamos con produtos ecolóxicos e artesáns, por agora non nolos subiron", apunta Carla Pérez, de la tienda Saborea Mondoñedo, de Foz. 

ENERGÍA. El detonante inicial del aumento de la cesta de la compra es la escalada en los gastos energéticos. "Como usuarios, mientras no se adopten medidas de tipo normativo a nivel Europa o a nivel España, estamos bastante limitados", según asegura el presidente de la Unión de Consumidores de Galicia (Ucgal), el lucense Miguel López, a la espera de los efectos del acuerdo del viernes en Bruselas

Un hogar medio de Lugo con tarifa regulada que el año pasado, antes de que comenzase la imparable escalada del precio de la electricidad, pagaba 46,54 euros mensuales, ahora desembolsa 83,78 euros. 

Un depósito de 1.000 litros de gasóleo de calefacción que en noviembre pasado costaba 820 euros —casi la mitad un año antes— ahora ronda los 1.500 euros, casi el doble. 

Y los carburantes han rozado los dos euros el litro en las últimas semanas en algunas estaciones de servicio, más de 0,60 euros más que la media de todo el año pasado.

Consejos | Cambiar la tarifa eléctrica regulada por la libre 
Aunque considera que los usuarios tienen poco margen de maniobra para frenar la escalada de su recibo de la luz, el presidente de la Unión de Consumidores de Galicia, Miguel López, recomienda cambiar de tarifa regulada a libre. De ahí las colas que a diario se pueden ver desde hace semanas a las puertas de la oficina de una compañía eléctrica en la Avenida da Coruña de la capital lucense. 

Única salida 
"Después de 25 años diciendo una cosa, ahora toca cambiar el discurso, por los precios que tiene la electricidad en el mercado regulado", afirma Miguel López, que añade que "la única salida es buscar algo en el mercado libre, pero con cuidado, porque en cuestión de días las ofertas cambian de una forma muy radical".

Otra opción 
El presidente de Ucgal también aconseja a los usuarios que ajusten la potencia que tengan contratada al consumo real. 

60 euros 
Por kilovatio que tenga contratado de más es lo que se podrían ahorrar de media al año —cino euros al mes—.

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