Las claves de la paralización de la playa fluvial de Lugo

La instalación tiene permiso de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, pero cuando comenzó el montaje, la Xunta alertó de problemas de seguridad por falta de calado e hipotéticas corrientes así como de afección a mejillones, una especie protegida
Parte de la estructura de la futura plataforma de baño, en el río Miño. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Parte de la estructura de la futura plataforma de baño, en el río Miño. VICTORIA RODRÍGUEZ

La llamada playa fluvial de Lugo, que finalmente serán cuatro piscinas construidas con estructuras flotantes aguas abajo del antiguo restaurante O Muíño, volvió a encallar tras más de una década de desencuentros entre las administraciones implicadas. La instalación debía estar en funcionamiento desde el 15 de junio, pero el montaje se vio interrumpido por el retraso en la llegada de material, problema que según el gobierno local ya está solventado, y porque la Xunta alertó durante el inicio de los trabajos de problemas medioambientales y de seguridad.

¿Qué problemas hay para montar los pantalanes?

Los agentes del Servizo de Patrimonio Natural de la Xunta en Lugo constataron que en una zona no hay calado suficiente y que existen rocas, por lo que el baño podría resultar peligroso. También se refieren a una corriente continua que, en caso de subir el caudal de forma repentina, podría suponer riesgo, y señalan la existencia de mejillones, especie protegida. 

¿Por qué se detectan ahora estos problemas?

Los agentes medioambientales hicieron una inspección tras conocer que la instalación de la plataforma de baño había comenzado, ya que no fueron avisados por el Concello, como había pedido la Xunta, según asegura esta, en el informe ambiental que emitió en 2019, a raíz de la solicitud realizada por la CHMS, que es quien autorizó la zona de baño, y de los estudios aportados por el Concello. Según estos, el calado mínimo —1,33 metros— sería suficiente para que las piscinas no tocasen el lecho del río, una medida necesaria para la seguridad de los bañistas y para que el agua circule y no se vea afectado el ecosistema fluvial. Sin embargo, en la fecha en que hicieron el informe, los técnicos de la Xunta no pudieron comprobar esa circunstancia ni la existencia de especies protegidas, "porque el río llevaba mucha agua y los buzos no pudieron bajar", alegó este martes la Xunta. Por eso se pidió que fueran avisados cuando comenzase la instalación. Ahora se detectó que ese calado no supera los 0,80 metros en algún punto y que hay mejillones.

¿Con qué permisos cuenta la instalación?

La plataforma para el baño fue autorizada por la CHMS en noviembre de 2020 durante tres meses al año —de 15 de junio a 15 de septiembre— durante un periodo de 25 y con varias condiciones. Las más reseñables eran que el permiso estaba supeditado "a aquellos momentos en los que la disponibilidad natural de los caudales permita garantizar los calados mínimos bajo los que se ha autorizado" y que, en caso de riesgo de arrastre por una crecida brusca del caudal, la plataforma se retirase del río. La CHMS también apuntaba que su autorización era "independiente de las que resulte preciso recabar de otras administraciones públicas, en particular en materia urbanística, forestal y medioambiental". 

¿Qué dijo la Xunta cuando informó este proyecto?

La CHMS autorizó la zona de baño tras consultar a, entre otros organismos, la Consellería de Medio Ambiente. Esta consideraba la zona elegida "non idónea" para "a seguridade do medio natural, dos bens, das persoas e do río en xeral" y condicionaba su autorización a la adopción "dalgunhas precaucións": que se retirase la instalación del río en caso de alerta de lluvias fuertes, que las piscinas no tocasen el lecho del río, que se aumentase la elasticidad y la flotabilidad de la plataforma para mejorar su respuesta en caso de un aumento repentino de caudal y que se comprobase la existencia de fauna o de flora en los puntos de apoyo de los muertos de hormigón y que, en caso de hallar especies catalogadas, se pidiese permiso a la Dirección Xeral de Patrimonio Natural para su traslado a otro lugar.

¿Qué opciones hay para poder seguir adelante con la obra?

El gobierno de Lara Méndez recalcó este martes que el Concello tiene permiso por 25 años para instalar la plataforma de baño y que de momento no tiene "ningunha notificación oficial que diga o contrario". No obstante, dice que sus técnicos y los de la Xunta están trabajando en la búsqueda de las "solucións máis axeitadas para resolver esta problemática que acaba de xurdir". Las alternativas serían trasladar la "pequena colonia de mexilóns", una medida que la Xunta autorizó para la restauración del caneiro de O Muíño, o mover la instalación "augas arriba". Sobre estas propuestas, la Xunta dice que no se pronunciará hasta tener el informe que está elaborando su biólogo, pero matiza que la colonia de mejillones es grande y su traslado no solucionaría el problema de seguridad para el baño. Por otro lado, y desplazar la infraestructura exigiría pedir permiso a la CHMS y que esta consultara de nuevo a Conservación da Natureza de la Xunta. Preguntada este martes al respecto, la CHMS confirmó que el desplazamiento de la infraestructura unos metros puede ser viable, pero el Concello tendría que solicitarlo y el organismo de cuenca "avaliará a proposta e aplicará o procedemento que marca a normativa para este tipo de proxectos".

¿Cómo se eligió la ubicación para la zona de baño?

La ubicación fue decidida en el primer mandato de Lara Méndez tras años de dificultades para obtener permisos en la zona de Los Robles, una zona donde hay más caudal pero en la que también hay especies protegidas. Posteriormente, el Concello planteó hacerla más cerca de A Tolda, pero finalmente la ubicación autorizada fue más arriba.

¿Qué sucede con otras playas fluviales?

En la provincia hay otras zonas de baño que no tuvieron tantas dificultades para materializarse, algunas hace años, cuando la normativa era menos exigente, y otras más sencillas.

¿Qué dice la oposición?

Tanto Cs como el PP ven en lo sucedido un fracaso del gobierno de Méndez y temen que de nuevo un verano más, y a diferencia de municipios más pequeños, la ciudad no pueda disponer de una zona de baño segura. Recuerdan que es un compromiso desde 2010.

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