Las cuatro claves para explicar un incendio que pudo ser peor

Una vez cerrado, el balance del incendio registrado en O Ceao resultará desolador. Pero la tragedia pudo ser peor. Si las llamas hubieran alcanzado la fábrica de la empresa de pintura, atestada de bidones de disolvente, o la gasolinera las consecuencias hubieran sido mucho más graves. Tal vez la suerte y, sobre todo la coordinación y el trabajo de los efectivos de emergencias, evitaron un mal mayor
Interior de la nave de Castro Parga.EP
photo_camera De Castro, ayer.

VIENTO. Rachas que cambiaban de dirección y fuerza continuamente

Los variaciones constantes en la orientación y en la intensidad del aire dificultaron la actuación de los bomberos

Las condiciones atmosféricas influyen sobre manera en la forma de actuar de los servicios antiincendios cuando se produce un fuego y el viento que se dejaba sentir el domingo por la mañana en el polígono industrial de O Ceao no era el principal aliado de los bomberos. Y es que las rachas de viento cambiaban continuamente de dirección e intensidad, lo que dificultaba que los efectivos pudieran acotar la zona y seguir una única pauta de actuación. Por momentos, el aire alejaba las llamas de la zona de fábrica de la empresa Castro Parga -que finalmente se salvó del incendio-, pero el viento cambió varias veces de dirección de forma repentina y creó momentos de gran angustia.

Por el contrario, también alivió la tensión en otros casos, cuando algunos empresarios de las naves próximas a la empresa de pinturas veían que el fuego rozaba sus instalaciones y se temían lo peor, pero el aire cambiaba imprevisiblemente de rumbo, evitando así un desastre seguro. Esta circunstancia obligó a los efectivos a reorganizar constantemente su trabajo y a no bajar ni un solo minuto la guardia para poder atajar cualquier tipo de imprevisto.

Los afectados tenían la esperanza de que la lluvia hiciera acto de presencia en algún momento y jugara a favor de los bomberos, pero no fue así y las nubes apenas soltaron unas gotas de agua sobre el polígono a lo largo de toda la mañana. "Con todo lo que llueve aquí y el mal tiempo que anunciaban para este fin de semana, ya es mala suerte que justo ahora, cuando se necesitaba esté todo casi despejado", lamentaban. Los bomberos tuvieron que trabajar así sin más aliados que su profesionalidad.

CORTAFUEGO. Un pasillo interior aisló de las llamas la zona más peligrosa

Un corredor en el medio de la nave de Castro Parga impidió que el fuego llegara a la zona de productos inflamables

Aunque los daños registrados en la nave de Castro Parga son muy cuantiosos y las llamas destrozaron por completo la zona de oficinas y la de tienda, la tragedia hubiera sido todavía mucho mayor —tanto para la empresa como para otros negocios del polígono— si las llamas hubieran llegado a la zona en la que se ubica la fábrica, donde se almacenan multitud de productos altamente inflamables.

El fuego destrozó por completo el lado izquierdo de las instalaciones, pero el ala opuesta evitó la tragedia gracias a un corredor interior que separa las dos partes y que actuó de cortafuegos. Las llamas se detuvieron en el túnel y no alcanzaron la zona más peligrosa, lo que impidió una auténtica tragedia. De hecho, si el fuego hubiera llegado a los bidones almacenados en la fábrica se habría producido una explosión de tal calibre que afectaría prácticamente seguro a todas las empresas de la manzana y a también los negocios que están situados en el lado opuesto de la calle.

Precisamente, ese era el principal temor de los propietarios y trabajadores de Castro Parga, así como de los efectivos de bomberos y de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que mantuvieron los alrededores de la nave acordonados durante varias horas, ya que inicialmente no podían descartar que el fuego se avivara y llegara repentinamente a la fábrica. Con la situación prácticamente controlada, los bomberos mantuvieron la vigilancia y los responsables de la empresa optaron por sacar de las instalaciones los bidones llenos de disolvente, por lo que pudiera suceder. Por fortuna, la tarde transcurrió tranquila y no se reavivó el fuego en ningún momento.

DRON. Las imágenes en tiempo real desde el aire facilitaron la organización

La información recabada desde las alturas permitió a los efectivos de emergencias seguir la evolución del fuego

Desde el exterior de las naves afectadas por el fuego se podía apreciar la dirección de las llamas y la intensidad del humo, pero saber con detalle lo que estaba sucediendo en el interior de las instalaciones era misión imposible. Ante esta situación, la Policía Local solicitó la intervención de una empresa de drones para que tomara fotografías aéreas y realizara videos del incendio.

La empresa utilizó dos drones de distinto tamaño para realizar su cometido, ya que el que el primero de ellos, el más pequeño, únicamente podía volar a poca altura por la fuerza del viento, lo que hizo necesario utilizar otro aparato que guardara mejor la estabilidad ante este fenómeno meteorológico.

Las imágenes tomadas desde el aire podían visualizarse en tiempo real, lo que supuso una inestimable ayuda para los efectivos de emergencias a la hora de organizar el trabajo, ya que podían saber como se estaba desarrollando el fuego en el interior de las naves y qué dirección tomaba. De este modo, podían actuar de forma inmediata ante cualquier cambio o imprevisto. Las imágenes y los vídeos tomados por los drones jugarán también un papel fundamental en la investigación que se llevará a cabo por la Policía Local y por los bomberos para determinar las posibles causas del incendio, ya que contribuirán a determinar la evolución de foco principal y aportarán detalles importantes que de otro modo pasarían completamente desapercibidos. Tras analizar todo el material que aporte la empresa de drones, los efectivos municipales elaborarán el correspondiente atestado para arrojar luz sobre el suceso.

GASOLINERA Temor a una posible explosión por la proximidad del fuego

Las llamas se acercaron mucho a la estación de servicio y los responsables vaciaron los depósitos de inmediato

En un principio, el incendio que se inició en la nave de Castro Parga no hacía presagiar que la gasolinera ubicada en la parte posterior de la empresa de pintura corriera ningún tipo de peligro. Sin embargo, alrededor de las diez de la mañana, las llamas se avivaron de forma repentina y se acercaron demasiado a la estación de servicio, provocando momentos de gran tensión.

Varias patrullas policiales —tanto de la Policía Local como de la Nacional— que vigilaban el polígono se trasladaron de inmediato al lugar y desalojaron una nave contigua a la gasolinera, donde se guardaban varios vehículos. Además, alertaron de la situación a los responsables de la estación de servicio, que actuaron con gran premura y vaciaron todos los depósitos de gasolina y de gasoil con un camión cisterna para evitar una posible explosión.

El pánico se adueñó por un momento de las personas que se encontraban en la zona, ya que el contacto del fuego con el combustible podría hacer saltar por los aires toda la instalación y ocasionar incluso daños personales. Los responsables de la instalación sacaron también del interior de las oficinas todo el material informático y la documentación de la empresa por si se cumplían los peores presagios. Finalmente, el fuego no afectó a la gasolinera y no se registraron heridos.

La estación de servicio está ubicada en las proximidades de las dos empresas de recambios afectadas por el incendio y el humo que salía de ambas —donde ardían multitud de ruedas— llegó a ser tan negro que parecía de noche y a ratos escondía por completo la instalación, que no se veía ni tan siquiera desde la acera de enfrente.

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