El Círculo rechaza pagar 210.000 euros a un arquitecto por una obra no hecha

El técnico ya cobró 150.000 euros por un proyecto de hace 20 años rechazado por los socios
Terrenos en Labio en los que se iban a construir las instalaciones deportivas del Círculo. AEP
photo_camera Terrenos en Labio en los que se iban a construir las instalaciones deportivas del Círculo. AEP

El Círculo de las Artes de Lugo convocó a sus socios a una junta general extraordinaria, que tendrá lugar el próximo día 26, para informarles de la reclamación judicial que presentó contra la sociedad un arquitecto que le reclama 210.000 euros por un proyecto de hace 20 años y que la directiva considera inadmisible.

La obra en cuestión, unas instalaciones deportivas en unos terrenos ubicados en la parroquia lucense de Labio, nunca se ejecutó al ser rechazada por los socios. El arquitecto, Arturo Silvosa Pérez, reclama 210.000 euros más intereses de demora y costas.

La junta general del Círculo, el órgano competente para decidir sobre un proyecto de esa envergadura, celebró en 1991 un referéndum y emitió un dictamen preceptivo y vinculante en el que se desechó la ejecución de la obra por ser "inabordable económicamente", según aclaran desde la entidad capitalina. El resultado de la votación fue comunicado al Gobierno Civil de entonces.

La directiva asegura que la reclamación del arquitecto compromete la viabilidad económica de la sociedad cultural lucense

Según la actual directiva de la entidad, Silvosa, pese a haber sido rechazado el proyecto por los socios, realizó un estudio previo para conocer el montante total del coste de las obras. Añade que tanto el arquitecto como su padre, Egidio Silvosa, ya fallecido, eran miembros de esa junta general, y este último era, por aquel entonces, el encargado de autorizar los pagos puesto que era el responsable de la tesorería de la sociedad cultural.

En ese estudio previo del proyecto, firmado por Arturo Silvosa y Manuel Ferradás en 1997, se concluye que las obras en Labio tendrían un coste de 1,9 millones de euros.

Para sorpresa de la junta, en el año 2000, el propio Arturo Silvosa, ya en solitario, presentó ante el presidente de Círculo en ese momento, José Carlos Sánchez del Valle, una factura por un importe de más de 380.000 euros. Esa cantidad, dicen desde la entidad, la decidió el propio arquitecto en base al presupuesto de la obra que él mismo fijó en 9,6 millones.

Con las cuentas presentadas por Silvosa, el presupuesto de las obras en Labio se había multiplicado por cinco. Este incremento, según los actuales responsables del Círculo, se produjo por decisión exclusiva del propio arquitecto, ya que ni la junta directiva ni la propia junta general habían autorizado tal presupuesto ni sabían en qué se basaba "esa estimación disparatada e inasumible".

La junta general del Círculo celebró un referéndum en 1991 y aprobó un dictamen en que se desechaba la ejecución de dicha obra

La presentación de la factura por parte de Arturo Silvosa motivó un profundo malestar en la junta directiva de aquel entonces, ya que desconocía ambas cuestiones mencionadas anteriormente y se sintió engañada por Arturo Silvosa y por su padre, Egidio Silvosa.

Este hecho trajo consigo la dimisión irrevocable de dos directivos: José Luis Macho y Antonio Seral. Se da la circunstancia de que Macho ostentaba el cargo de secretario del colegio de arquitectos, donde el propio Silvosa presentó el proyecto deportivo en Labio para su visado, y sin que la junta directiva lo hubiese autorizado.

En 2001 la junta directiva rechazó la factura, pero el arquitecto la volvió a presentar en 2016, y tampoco fue aceptada. El asunto está ahora en los tribunales y la actual directiva dice que entablará acciones legales contra el arquitecto y para defender los intereses de los socios, ya que la reclamación compromete la viabilidad económica de la entidad.

150.000 EUROS. El Círculo recuerda que Arturo Silvosa, que no quiso este jueves hacer declaraciones sobre su demanda, ya había cobrado 150.000 euros por el proyecto de "esta obra fantasma", que no iba a ejecutarse. Recuerdan también que esa cantidad la percibió sin ningún contrato que avalase los pagos, y siendo su padre, Egidio Silvosa, el tesorero y responsable de realizarlos.

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