Sorprendidos y admirados, así reaccionaron la mayoría de los lucenses que, tanto arriba como abajo de la muralla, presenciaron el magnífico espectáculo de luz de la suelta de farolillos rojos y blancos, alimentados con fuego, que sobrevolaron Lugo, sobre las ocho de la noche, en el perímetro del monumento romano.
Los farolillos fueron soltados sucesivamente, en los distintos puntos del adarve, hasta el punto de que pasados quince minutos de las ocho, se podían ver ya centenares sobre la muralla y la catedral, constituyendo una imagen única.
Los lucenses se subieron en masa a la muralla para soltar cientos de farolillos
El espectáculo, de gran belleza, recordó los quince años de la declaración del monumento romano como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco
