Cielo e infierno de la magistrada que cambió las reglas de juego

Cercada por las quejas y, según ella, condicionada por la falta de medios, el CGPJ acabó sancionándola con siete meses de suspensión y pérdida de destino
Pilar De Lara. AEP
photo_camera Pilar De Lara. AEP

2008-2012. La irrupción Carioca

EN 2007 aterrizaba en los juzgados de Lugo una magistrada que iba a cambiar para siempre la ciudad donde nunca pasaba nada (una frase convertida ya en axioma). Sobre su mesa, unos meses después, una carpeta con declaraciones incriminatorias entre guardias civiles iba a desencadenar una de las mayores operaciones contra la prostitución desarrollada en España. Están a punto de cumplirse diez años de la noche del asalto a la comandancia lucense a cargo de agentes de fuerzas especiales, llegados expresamente para no levantar sospechas. Las cifras del caso Carioca son mareantes: cientos de tomos, agentes de los tres cuerpos implicados, unas 200 prostitutas testigos protegidas... y, lo peor, una década después, más de la mitad del asunto sobreseído por falta de pruebas. Ni un juicio, ni una condena (salvo la del principal proxeneta, por violar a su mujer, un caso grave, pero meramente tangencial, y algunas pequeñas causas por quebrantamiento de condena).

Pilar de Lara (Cartagena, 1969) era en ese momento una ventana de aire fresco. Junto con Estela San José (multas de tráfico, operación Campeón y caso Rei) habían abierto un melón desconocido en una ciudad, aletargada y difícil de movilizar, cuyos habitantes se echaron a las calles contra la corrupción y en defensa de las dos magistradas una oscura noche de octubre de 2011. Algo estaban cambiando.

Pilar de Lara tenía el perfil de magistrada de la Audiencia Nacional (palabras textuales de un veterano fiscal). Trabajadora, concienzuda y con gran capacidad para el interrogatorio. De hecho, según iban avanzando las operaciones la presencia de los fiscales fue haciéndose esporádica hasta desaparecer. Ella ya lo preguntaba todo, y todo lo tenía bajo control, con jornadas maratonianas en su despacho. Y a esas virtudes, los correspondientes defectos: es poco dada a delegar y sus escritos asfixian con cientos de folios que pudieran resumirse en dos o tres.

Si la operación Carioca parecía un logro descomunal, lo más grandilocuente estaba por llegar. El caso contra la prostitución fue solo el hilo perdido de un ovillo que se fue desmadejando en faraónicas operaciones, una detrás de otra, todas diferentes, pero todas enlazadas. El Queens, aquel burdel de O Ceao donde a veces había más clientes con placa que sin ella, y en concreto la propiedad del solar y de la edificación hoy en ruinas, abría a la magistrada la puerta de la operación Pokemon, donde salieron a la luz los supuestos manejos para conseguir contratos públicos.

Y como la Carioca, la Pokemon tampoco suma por el momento ni juicios ni condenas, solo desazón.

2012-2015. Azote de políticos

NO PASÓ por alto la jueza que los dueños del Queens resultaron ser el gerente de una de las empresas que más obras hacía para el Ayuntamiento de Lugo y el jefe de la empresa a la que se le adjudicó la zona azul de aparcamiento. Ambos protagonizan una de las grabaciones en vídeo más paradigmáticas de los sumarios de Pilar de Lara. Ella pregunta durante dos horas, primero a uno y luego al otro, sobre la propiedad del club de alterne y ellos responden con monosílabos. Y así una hora y cada pregunta diferente.

Este periodo 2012-2015 es el de la explosión de las grandes macrocausas. Primero Pokemon, luego su derivada Manga, en mayor medida en los concellos de A Coruña y Santiago, aunque las sospechas hacia empresas de servicios implantadas en todo el territorio nacional extienden las imputaciones a localidades de todo el país. Cataluña, Asturias, Valencia, Madrid...

La jueza De Lara despuntó con la operación Carioca y luego se confirmó como una luchadora obsesiva contra la corrupción. Esa imagen le duró hasta que se acumularon los retrasos sin que ninguna pieza llegase a juicio

Altos cargos de estas firmas, delegados territoriales de las mismas y políticos pasan por el juzgado. Alcaldes o exalcaldes y concejales de Lugo, Santiago, A Coruña, Ourense... También de otros ayuntamientos pequeños. De Lara descubre una supuesta red mediante la cual esas grandes firmas se ganaban la confianza de los cargos públicos para conseguir que les adjudicasen el servicio de aguas, la recogida de basuras o la zona azul.

La jueza se encomienda al Servicio de Vigilancia Aduanera, el cuerpo de investigación de Hacienda, y solo puntualmente acude a Policía o Guardia Civil. La documentación intervenida y las pesquisas del SVA llevan paulatinamente a De Lara hacia las otras grandes investigaciones. Pulpo, Cóndor, Garañón... siempre por supuesta connivencia entre políticos y empresarios, con regalos y otras prebendas de por medio.

¿Cuántos pasaron por el juzgado siendo inocentes? ¿Cuántos se están frotando las manos ahora por quedar virtualmente libres? Hay indicios de corrupción, eso nadie lo puede negar. Están grabados los tejemanejes de los implicados e incluso fue intervenida una entrega de 3.000 euros enviada desde Madrid por una empresa de mensajería, con los billetes envueltos en papel de periódico.

En estos años (2012- 2015), Pilar de Lara era el azote de los políticos corruptos, una especie de justiciera con toga y con una misión: acabar con la corrupción. Generaba entre temor a admiración, pero todo cambió. Los meses fueron pasando y las pequisas ampliándose, muchas veces sin aparente lógica, con lo cual las empezaron dudas, alimentadas por los imputados, obviamente resentidos, y sus abogados. La burocracia, la falta de medios y la inoperancia hizo el resto.

2015-2018. Montañas de papel

TUVO JUEZ de apoyo durante años, secretario y funcionarios extra para sacar adelante el trabajo y tres guardias civiles adscritos en exclusiva a su juzgado durante diez años. La Xunta dotó al juzgado de Pilar de Lara de medios sin parangón para sacar adelante sus macrocausas. Para ella, parte de ese personal no estaba cualificado y los medios materiales tampoco le satisfacían. Por ejemplo, durante meses hubo que digitalizar las piezas folio a folio y solo cuando se quejó al CGPJ le facilitaron un escáner de mayor capacidad. La continuidad del personal también fue decisiva: los funcionarios de baja o que cambiaron de destino fueron una constante. Ahora, uno de los principales argumentos de la jueza para justificar los retrasos es la falta de medios, sin embargo, el Consejo no pensó así.

Montañas de tomos se acumulan en las oficinas judiciales y en la propia sala de vistas, lo que a veces dio lugar a que se despistara documentación o que los escritos quedasen sin contestar en tiempo y forma (la jueza justificó la falta de respuesta en un caso determinado con que el funcionario de turno se había dejado los documentos olvidados en el cajón). Por mucho que la magistrada lo tenga todo en su cabeza, ese todo es demasiado. En los últimos meses también ella estuvo de baja y las cosas se fueron torciendo hasta que las complicaciones se multiplicaron. Varias piezas intentó enviarlas a la Audiencia Nacional y le vinieron de vuelta, con críticas directas de los magistrados del alto tribunal.

En diez años deja un reguero de de damnificados por las dilaciones

En ese camino tortuoso fue dejando víctimas. Imputados que se eternizaron y que al final vieron sobreseída su causa, eso sí, después de años de sufrimiento innecesario. Instituciones sometidas a registros y a las que intervinieron cientos de documentos, aún en el juzgado. Recursos presentados y que después de meses aún no fue ron respondidos. En definitiva, la Justicia que no es ágil no es Justicia y la que se imparte desde el juzgado número 1 es, objetivamente, lenta, muy lenta.

En estos años no se abrieron más macrocausas, pero se trabajó en las que estaban en marcha y en otras que no tienen tanta proyección pública. Por ejemplo, las de tráfico de drogas: De Lara mantiene desde hace años a agentes de la Guardia Civil de Lugo trabajando en operaciones en el sur de España, lo que objetivamente no resulta operativo. Por no hablar de temas "menores" al lado de los grandes investigados, como el tiempo que gastó en el caso de la perrita Katalina (un can arrojado desde una ventana), con escritos de decenas de folios sobre el maltrato animal. Ahora es ponente en congresos animalistas. Pero... ¿es lógico volcarse en algo así teniendo Pokemon, Carioca o Garañón paralizados?

Y luego está la Fiscalía, un engranaje fundamental que aquí no lo es.

2018-2019. Final de una época

ES QUIZÁ la Fiscalía la clave de algunas de las razones que precipitaron el final de esta historia. Varios fiscales se repartieron las macrocausas, lo que no gustó a De Lara. Si juez instructor y fiscal no van de la mano, pasa lo que pasa. El representante del ministerio público es quien tiene que dar la cara en el juicio y no lo va a hacer sin pruebas, claro está. Así ocurrió con alguna pieza de la Carioca, con informes que tumbaron las acusaciones indiciarias de la magistrada, y además firmados por fiscales mujeres, que no vieron la coacción a ejercer la prostitución que sí había visto De Lara.

Otro de los ejes fueron los varapalos de la Audiencia de Lugo, el lugar al que van esos recursos "subsidiarios de apelación" y que hace seis o siete años eran benevolentes con ella. La Audiencia solía dar largas a estas reclamaciones, con el argumento de que la causa estaba en marcha, pero eso llegó un momento en que cambió y los magistrados de este tribunal empezaron a constatar las dilaciones y a dar la razón a los recurrentes.

Los abogados olieron sangre y empezaron a poner quejas ante el TSXG y el CGPJ. Las dilaciones eran una razón objetiva y así lo consideró el máximo órgano de gobierno de los jueces. Si el retraso es grave, más lo es la acusación del CGPJ: fue selectivo. Es decir, se le atribuye dejar en el cajón deliberadamente según qué asuntos. Así, la sanción es ejemplar. Siete meses supone la pérdida de destino y una especie de destierro, aunque de esta página aún no se escribió el final porque si el Supremo decide paralizar la ejecución de la sanción, Pilar de Lara aún podría estar varios meses en el juzgado.

A nadie le cabe duda de que va a seguir en la tónica de los últimos meses, es decir, metiendo la quinta marcha a los procesos que hasta ahora habían dormido el sueño de los justos. Buena muestra es el escrito de cierre de la investigación de esta semana sobre O Garañón. Se acabaron las pesquisas, se cierra la causa y que decidan la Fiscalía y las partes.

Cuando parecía que su salida del juzgado era inminente, resulta que pese a la firmeza de la sanción cabe la posibilidad de que el Supremo la mantenga en su puesto, seguramente no menos de año y medio. De Lara seguiría al frente del juzgado de la que todos la quieren desalojar, en una especie de pirueta del destino. Dada la situación... ¿Es lógico seguir instruyendo? El Tribunal Supremo tiene el balón en su tejado.

No hace declaraciones, no quiere entrevistas y se remite a que no es el momento de despistarse del trabajo que tiene por delante. Así es Pilar de Lara.

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