La Plaza de Abastos, al igual que el Mercado, siempre ha sido uno de los puntos de referencia de la ciudad. Miles de vecinos se citan allí por las mañanas para comprar productos de alimentación frescos y de la más alta calidad.
Y en verano son un referente para los turistas. Es ese un fenómeno que incluso se ha consolidado con la pandemia. Así, los vendedores han notado sobremanera durante este verano la tremenda afluencia de turistas de todos los puntos del país.
Durante los dos últimos meses, las vacaciones han generado una especie de movimiento migratorio en el público, con la mayoría de lucenses habituales haciendo las maletas para irse a descansar fuera de la ciudad, y con la consecuente llegada de veraneantes de fuera de Galicia, que acuden buscando los archiconocidos y reconocidos productos gallegos.
Teniendo esto en cuenta, los vendedores están encantados al ver lo concurrido que está el lugar durante estos días. "Nos han salvado", cuenta Marisa Arias, gerente de la quesería Arcadio Coroas. Para ella, se trata, sin ninguna duda, del verano "con más clientes de fuera, nunca había visto a tantos". Por contra, han tenido muy poco cliente local, algo que atribuyen principalmente a las vacaciones estivales.
Yendo un poco más al detalle, los quesos son uno de los alimentos más solicitados por el turista medio—con permiso de la carne y el marisco—. En Arcadio Coroas tampoco han notado una predilección a la hora de escoger un queso en concreto, sino que los veraneantes suelen "pedir un poco de cada uno; les gusta llevarse la variedad". El hecho de que gran parte de la oferta del puesto sean quesos pequeños favorece que se vendan varias piezas de una tajada. "Alguno ha llegado incluso a llevarse 300 euros en quesos", cuenta Marisa Arias.
Fuera de los lácteos, otro de los productos más solicitados es la carne. "Las carnes que más nos piden son para hacer a la plancha, o para la parrilla. También preguntan mucho por los chorizos", cuenta Rafa, de la carnicería que lleva su nombre. Para él, uno de los factores clave que provoca que haya tanto turismo estos días es la relación calidad-precio, algo que no se da en tanta medida en sus ciudades de procedencia.
"Julio es un mes vacacional, así que desde entonces estamos viendo mucho cambio en la clientela, con gente de todos los puntos de España", comenta. Otro aspecto curioso de este turismo nacional que también destacan en los puestos es la existencia de dos tipos de turistas: los que vienen solo una o dos semanas, y los que se quedan en Lugo durante meses "alquilando una casa y viniendo durante todo el verano". Teniendo esto en cuenta, la gente que pasa por la Plaza de Abastos suele repetir varias veces sus compras, siempre consultando a los vendedores en busca del producto más sabroso.
El otro punto fuerte de la oferta del mercado son los productos del mar, principalmente dos: el marisco y el pescado fresco. Marisa, de la pescadería Mary Paz—una de las múltiples pescaderías que hay en la Plaza—, cuenta que es uno de los años que más están notando esta subida, y que los turistas suelen pedirles consejo para decidir qué pescado se llevan a casa.
La bebida tampoco queda olvidada entre las opciones de la Plaza de Abastos. Algunos negocios como el bar Vázquez Lolo también han experimentado este incremento de la clientela nacional, principalmente por su interés en probar los distintos licores típicos de Galicia.
¿QUÉ BUSCA EL TURISTA?. Entre la enorme oferta del mercado, el turista nacional busca principalmente comprobar la buena fama de las comidas más populares.
Jaime Orozco, guitarrista valenciano que está de viaje con su familia, cuenta que "ya es el segundo día que venimos a comprar. Ayer —por este viernes— paramos a coger algo de carne y nos dimos un buen festín, así que hoy —por este sábado— probaremos el marisco, que nos encanta".
Precisamente el marisco es de lo más vendido, con el percebe como estrella. También se piden mucho otros pescados como la lubina, la carpa o el pulpo.
Dentro de la variedad de quesos, el San Simón también tiene bastante popularidad, y el licor café o la crema de orujo son otra constante entre los viajeros que buscan productos para llevarse.
