Catorce familias esperan poder irse a un piso en la ciudad y dejar O Carqueixo

Aunque ocupan casas y no chabolas, los residentes malviven con servicios precarios de agua y luz.. Realojados más de 200 núcleos familiares en un centenar de calles durante los últimos 24 años
Adela, con su familia, en el salón de su piso en Lugo
photo_camera Adela, con su familia, en el salón de su piso en Lugo

La miseria ya no tiene nombre en O Carqueixo porque todo lo que allí hay lo es. El único poblado chabolista de Lugo en el que, paradójicamente, no hay chabolas sino viviendas en muy malas condiciones alberga, ahora mismo todavía, a 12 familias (14, según la Asociación de Promoción e Integración Gitana) y a 69 personas censadas en el poblado de Nazaret, como se conoce a este núcleo poblacional de O Carqueixo. No son muchas. Son, incluso, menos de la mitad del total de viviendas , 40, que se construyeron por el Ayuntamiento en 1989 y se inauguraron en 1991 para -en este caso, sí- paliar el problema que sufrían entonces las familias gitanas de Lugo, que vivían bajo techos muy precarios, en auténticas chabolas, desde la década de los 60.

Pese a todo, los residentes de O Carqueixo siguen viviendo en unas condiciones infrahumanas, rodeados de basura, con servicios precarios de luz y agua -"a veces, se pueden duchar y otras no", dice Adela, una gitana nacida allí, en el poblado, pero que, con 4 años, se trasladó a vivir a un piso social en Fingoi, con sus padres, dejando en O Carqueixo todavía a gran parte de su familia.

"Allí se vive muy mal, muy mal. Nada que ver con un piso. Hay mucha falta de higiene, mucha falta de limpieza pero no veo yo qué se pueda hacer. Ya llevan varios años esperando a que el Ayuntamiento o la Xunta les facilite otra vivienda, pero nada. Irse por su propia cuenta y alquilar un piso es imposible. Muchos viven solo con una pensión del Risga, de unos 400 euros, y eso no les llega para comer dado que, de ella, se alimentan varias personas. Vivir en un piso sale mucho más caro. Tienes que pagar el alquiler, la luz, el agua, el gas... Allí no se paga tanto recibo y pueden ir viviendo. Sin un trabajo es muy difícil salir del poblado", afirma Adela.

Mientras tanto, la mayoría de las familias viven hacinadas en viviendas, ya muy deterioradas, donde conviven, en muchos casos, tres generaciones. Y es que, a la falta de recursos, de trabajo y de casa, se une el progresivo crecimiento vegetativo de la población gitana, mucho más alto que el del resto de los lucenses.

"Cada ano, nacen perto de 40 nenos novos. Hai pais aos que lles din eu clase, de nenos, que xa agora, con 40 anos, son avós e, en moitas casas hai familias nas que avós, pais e netos naceron e siguen aínda vivindo no Carqueixo", afirma Manuel Vila, maestro durante muchos años en el poblado y presidente de la Asociación de Promoción e Integración Gitana.

REALOJOS. Afortunadamente, no en todos los casos fue así. Durante los últimos veinticuatro años, desde que se inauguró el poblado, un total de 241 familias, que antes vivían en O Carqueixo, se realojaron, de una forma u otra, en pisos, según consta en las estadísticas que maneja la Asociación de Promoción e Integración Gitana.

Hace años que está parado el Plan de Erradicación do Chabolismo con el que consiguieron vivienda de alquiler catorce familias

Algunas de estas viviendas -catorce- fueron adquiridas por la Xunta y gestionadas, después, por el Ayuntamiento, a través de alquileres sociales. Esto se llevó a cabo a través de un Plan de Erradicación do Chabolismo que funcionó en su día y del que no se volvió a saber nada más en los últimos años, los de la crisis. Un programa en el que solo el Concello aportó 602.000 euros.

"Haberá dous ou tres anos que non se move a poboación do Carqueixo salvo os que se van fóra de Lugo porque non se lles ofrece ningunha alternativa de vivenda económica. Non obstante, mentres que o Plan de Erradicación do Chabolismo funcionou foron varias as familias xitanas as que tiveron acceso a un piso e a unha vivenda digna en distintos puntos da cidade. Foi unha boa maneira de facelo porque así non se formaron guetos e conseguiuse unha mellor integración na sociedade", afirma Manuel Vila.

Los alquileres que están pagando los gitanos de O Carqueixo realojados en viviendas gestionadas por el Concello, a través de este plan, son de 150 euros al mes. Parece poco y realmente lo es, pero a esta cifra hay que sumarle el resto de los gastos mínimos que conlleva una vivienda en condiciones (comunidad, luz, agua y gas).

"Hai xente á que lle costa moito afrontar o coste dun piso e de todos os seus gastos porque a maioría viven dunha Risga e do que poden gañar na chatarra ou no mercadillo. Con estes cartos, que son poucos, viven se cadra dúas ou tres familias. É dicir, unha ducia de persoas. O que está claro é que ninguén como eles sabe facer tantos números para que os cartos cheguen a fin de mes e poidan comer tantas persoas con tan pouco diñeiro. Podían ter un máster de Economía moitos deles!", bromea el presidente de la Asociación de Promoción e Integración Gitana.

El Ayuntamiento se encarga de cobrar el alquiler a los moradores de estas viviendas y de que estas se conserven en las mejores condiciones de habitabilidad posibles. "Trátase, sobre todo, de que non cambien a chabola horizontal por outra chabola en altura", comenta Manuel Vila.

Con cada realojo que se hizo en pisos, se fue derribando la vivienda ocupada anteriormente por la familia, cedida por el Concello. De esta forma, el Ayuntamiento pretendió, a lo largo de los últimos años, desmantelar este núcleo chabolista y atender una de las demandas sociales más acuciantes en este sector de la población.

Sin embargo, el derrumbamiento de estas viviendas dejó también en precario a esas familias que, a duras penas, pudieron afrontar los gastos mensuales que acarrea un piso y que se vieron metidas en un proceso en el que ya no fue posible la vuelta atrás.

"A moitos non lles quedou maneira de volver aínda que non puidesen pagar o piso nin os outros gastos por iso precisamente, porque se quedaron sen a casa que tiñan no Carqueixo. Pero hai outros que van tirando e tamén hai que dicir que, por exemplo, nas vivendas sociais da Ponte os xitanos -que son poucos- son dos veciños que pagan a luz", defiende Vila tras unos días de crispación en las viviendas de A Ponte.

Rentas Alquilar una vivienda es, muchas veces, misión imposible para esta población dado su bajo poder adquisitivo

El Ayuntamiento echa mano de los números y exhibe un porcentaje, el del 64 por ciento de reducción de la población de O Carqueixo desde el año 2012 hasta ahora cuando, según sus cifras, residían en el poblado de Nazaret 190 personas. Este es un dato indicador de que se está consiguiendo el objetivo de eliminar, poco a poco, la infravivienda y el chabolismo.

O CARQUEIXO. En O Carqueixo, no hay nada pero si hay algo que no falta es libertad. Estas tardes de verano es habitual ver a familias de distintas casas sacar las sillas a la calle e improvisar tertulias, en medio de lavadoras viejas, plásticos, papeles o montones de basura quemada. Las viviendas podrán tener pocos servicios, goteras, grietas. Podrán estar hacinadas, pero la vida se hace en la calle, aunque el entorno no sea de lo más acogedor. "Aquí vivimos bien", dice, irónicamente, uno de los pocos gitanos que se animan a contar algo. "Aquí vivimos mejor que el rey, sí señor", insiste.

En medio de las casas, hay una caravana, quizás también aprovechable como vivienda. No sería la única familia gitana que optase por residir en este tipo de vivienda. Recientemente, otra familia echó mano de la furgoneta para tener un techo.

"No es tan raro. Una hermana mía estuvo así durante tres meses, viviendo en la furgoneta. Ahora sí encontró un piso, pero le fue muy difícil. No todo el mundo te alquila y los pisos están caros", cuenta Adela, que paga un alquiler de 140 euros al mes por una vivienda social con derecho a compra.

Esta mujer tiene cinco hijos. Con su marido, son siete en casa. La más pequeña tiene 2 años; la mayor, 16. Ahora mismo, no trabaja, aunque sí lo hizo en algún momento con contratos temporales y en escuelas taller en Pol y en Lugo como jardinera y carpintera, respectivamente. Viven de una pensión Risga y de lo que juntan de la chatarra. "Sin trabajo es difícil. Nosotros ahora tenemos suerte porque esta casa está mucho mejor. Antes estuvimos en otro piso, pero allí vivíamos de malas maneras. Ahora, en Aquilino Iglesia Alvariño, estamos muy a gusto. En este bloque, la mayoría de las familias son gitanas pero con los payos también nos llevamos bien. Hablando se entiende la gente y lo que hay que hacer es hablar, con educación, cuando hay cualquier problema y así no hay enfrentamientos", afirma esta mujer.

Adela forma parte de la primera generación que cambió la infravivienda de O Carqueixo por un piso en condiciones. Solo vivió en aquel ambiente los tres primeros años de su vida, a donde se trasladó tras haber nacido en Monforte. Ahora, tanto a ella como a sus hijos le costaría mucho volver allí.

"Aquello es muy distinto. Se vive mal. En el piso, se vive mucho mejor. Lo malo es que sale caro. Se gasta mucho más dinero aquí. La luz, el gas, la comunidad, el agua... no ganas para recibos. Por eso, gastas más dinero. Antes, cuando venían los recibos de la luz cada dos meses, aún nos daba tiempo a respirar un poco y recuperarnos. Ahora, como tenemos el bono social, viene mes a mes y no, hay que pagar al mes. Entonces, resulta realmente muy difícil salir adelante. Es lo que tiene vivir aquí, pero también es otra cosa, nada que ver con el ambiente de O Carqueixo", apunta.

Antes de que surgiese esta vivienda, esta familia vivía de alquiler con la familia de otra hermana en un piso pequeño, entrado en años y no muy confortable. Salir de allí fue difícil porque tampoco había a dónde ir ni dinero para sostenerlo. La vivienda social fue, para ellos, como si les tocase la lotería.


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