La catedral se dota de seguridad con un sistema de videovigilancia

Dispondrá de cámaras y de sensores de movimiento para proteger el interior y las cubiertas

La catedral se vigilará con cámaras y sensores. J. VÁZQUEZ
photo_camera La catedral se vigilará con cámaras y sensores. J. VÁZQUEZ

La catedral dispondrá en las próximas semanas de un sistema de videovigilancia, un servicio al que aspiraba desde hace tiempo para intentar frenar los actos de vandalismo y los hurtos y para preservar el importante tesoro que tiene la basílica, tanto expuesto como en cajas fuertes.

Los trabajos los lleva a cabo Protese, la empresa que ya dotó de seguridad el Museo Diocesano, y, aunque supone un gran despliegue de cable, se está haciendo "con moitísimo respecto porque a catedral é un ben protexido, sen facer rozas nas paredes, aproveitando as parrillas por onde xa vai o cableado eléctrico, e as cornixas, para que non se vexa", explica César Carnero, delegado de Patrimonio Artístico de la diócesis.

Además de cámaras, el sistema dispondrá de sensores de movimiento, entre otros elementos de seguridad, y abarcará tanto los accesos y el interior de la basílica como las cubiertas. Una de las partes que da a Clérigos no tiene mucha altura y en más de una ocasión hubo intentos de acceder al interior por ese lugar. Los adoradores nocturnos lograron frustar dos entradas en 2008.

En la historia reciente, la catedral no fue objeto de ataques ni robos de envergadura, pero de vez en cuando se producen hurtos en el interior y actos vandálicos en el exterior, como pintadas, orines y suciedad derivada del botellón. La delegación de Patrimonio llegó a barajar la posibilidad de cerrar con una reja el pórtico norte, porque los orines están dañando la herrería medieval de la puerta, de las pocas que hay en la diócesis, pero de momento la idea no prosperó por el coste y la dificultad de llevarla a cabo debido a la protección que tiene el monumento, Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad.

El objetivo también es evitar hurtos en la catedral, tanto a los fieles como en los lampadarios. Aunque no son muy frecuentes, generan inquietud y obligan a que el personal tenga que estar vigilante.