No es habitual que alguien lleve cerca de medio siglo trabajando pero si el primer contacto con el mundo laboral se produce a los 13 años -como fue el caso de Suso Carral Freire- es posible llegar a la jubilación con ese cúmulo de experiencia a sus espaldas.
A este hostelero le quedan todavía meses para jubilarse. Le tocará a finales de año. Hasta ahora, llevaba tres bares: la hamburguesería Don Mac, en la calle Marina Española, uno de los locales de referencia de la calle de la movida nocturna en la década de los 80; la cafetería del instituto Nosa Señora dos Ollos Grandes, que dejará en junio, cuando termine el curso, y Don Mac-Os Tilos, en la rúa Bispo Aguirre, donde continuará hasta que se jubile.
"Cheguei a levar ata catro negocios á vez nalgúns tempos. Que como o facía? Moi fácil: pasando cinco horas na casa para durmir e o resto, traballando", explica Suso Carral Freire.
Por el momento, este hostelero ya puso el cerrojo a la hamburguesería Don Mac, que tenía alquilada desde 1987. El último día de apertura fue el pasado martes. A lo largo de lo que queda del año se irá deshaciendo del resto de los negocios. "Levo 40 e pico anos cotizando e é hora de deixar de traballar e xubilarse. Empecei con 13, nun bar dos meus tíos, en Ponferrada. Dous anos despois, víñenme para Lugo. Estiven nun bar en Doutor Castro e despois na antiga cafetería Madrid, na Praza Maior, tamén como camareiro", explica el hostelero.
EMPRESARIO. Tras pasar por estos establecimientos, Suso Carral decidió hacerse empresario y cogió el bar Ríos, en la Praza de Campo Castelo. A los pocos años, montó la hamburguesería Don Mac y hace solo ocho cogió Don Mac-Os Tilos. "O de coller esta cafetería, Don Mac-Os Tilos, foi máis ben cousa da miña filla, que un día me dixo que tiña que deixar o mundo da noite e coller outro tipo de negocio. E fíxenlle caso", indica.
De momento, no cerrará Don Mac-Os Tilos porque esperará varios meses hasta la jubilación. Sin embargo, Suso Carral pone la vista ya en la vida que tendrá, como quien dice, a la vuelta de la esquina cuando, después de medio siglo trabajando, pueda dedicarse más a sí mismo y a su familia. Algo que no siempre es fácil en su sector, el de la hostelería, donde la conciliación casi no existe.