Darse una vuelta por el paseo del Rato se convierte actualmente en una carrera de obstáculos que obliga al usuario a no levantar la vista del suelo. Despistarse tan solo un momento puede convertir un paseo agradable en una caminata accidentada, ya que el deterioro de la senda es de tal calibre que muchos tramos ya resultan intransitables.
Transeúntes, corredores y ciclistas aseguran que cada vez es más complicado utilizar el paseo para caminar o practicar deporte debido al estado del firme. Y es que cada pocos metros hay grandes socavones y el paseo está empedrado debido a que las crecidas arrastraron la arena que lo recubría.
La Hidrogáfica Miño-Sil se comprometió a limpiar este año el cauce y a talar los árboles que actualmente amenazan con caerse
Además, en algunas zonas faltan trozos de valla y se han colocado hierros y cintas de plástico para que los visitantes no se adentren en zonas que puedan resultar peligrosas. Y lo que mismo ocurre con algunos puentes de madera, cuyo estado es tan deplorable que ya está prohibido utilizarlos.
El riesgo que entraña esta situación para los usuarios es evidente y se intensifica en algunos puntos. De hecho, en uno de los tramos, la pasarela de madera se corta de repente al llegar al río, sin que exista ningún tipo de señalización que advierta a los caminantes que, si dan un paso más, se precipitarán a una zanja colmada de agua.
A estos obstáculos se suma además la maleza de las orillas, con troncos y restos que entorpecen el fluir del agua al quedar atrapados entre los pilares de los puentes. Además, varios árboles amenazan con desplomarse en cualquier momento.
La Confederación Hidrográfica Miño-Sil se comprometió a limpiar este año el cauce del Rato en la zona de Castelo. Los usuarios del paseo reclaman que la Diputación Provincial siga el ejemplo y acometa las obras necesarias para devolverle a la zona el aspecto que se merece.
