Ramón Carballo, un hombre que ha pasado los últimos años en puestos de poder, como el de subdelegado del Gobierno o jefe de Presidencia en la delegación de la Xunta, tendrá que bajar a la arena y aprender a ejercitarse en la labor de la oposición en Lugo.
El PP se quedó una vez más sin opciones de gobernar en Lugo y Ramón Carballo tiene por delante una larga travesía para asentar su proyecto. El que será con toda probabilidad nuevo jefe de la oposición municipal parte de unas bases nuevas. Así, ya renovó casi completamente el equipo popular en el Concello y, en principio, se han superado los rifirrafes internos que en los últimos años acabaron por minar a Jaime Castiñeira y por crear muchas tensiones s en el seno del grupo municipal.
Castiñeira, que en 2011 se había quedado a solo 400 votos de conseguir la mayoría absoluta en la ciudad, acabó dejando paso a un Carballo que desde 2017 trabaja en reorganizar el partido en el municipio.
Ese trabajo le ha permitido llegar hasta los diez concejales, aunque ese avance lo logró sin que se haya dado un gran incremento de votos a los populares, que solo tuvieron este domingo 360 votos más que hace cuatro años.
Durante la primera fase del recuento, Carballo pudo acariciar la idea de llegar a la alcaldía, ya que los datos decían que podía obtener hasta once concejales. Pero el avance del escrutinio confirmó que el PP, pese a ser la fuerza más votada, tendrá que seguir peleando contra su techo de cristal en Lugo.
En su equipo, Carballo cuenta con un buen número de técnicos y de cómo se empleen todos ellos en la labor de oposición dependerá que el PP pueda ir reforzándose de cara a próximas citas electorales.
En el equipo del líder de facto de la nueva oposición se aprecia cierto optimismo, ya que existe la percepción de que fue la ola general que lleva al alza al PSOE la que frenó a Carballo. En el análisis de los populares no se pasa nunca por alto el hecho de que Lara Méndez perdió votos y ellos los ganaron.
