La cantera de los drones

Tres emprendedores quieren formar a los más pequeños sobre las utilidades de estos aparatos
Silvia Atanes, Lucas Alaniz y Jairo Méndez, de ProtoSky, con algunos de sus drones. XESÚS PONTE
photo_camera Silvia Atanes, Lucas Alaniz y Jairo Méndez, de ProtoSky, con algunos de sus drones. XESÚS PONTE

Tres jóvenes, de entre 24 y 34 años de edad, tripulan por primera vez una iniciativa empresarial, que han bautizado como ProtoSky, que tiene como uno de sus motores formar a la infancia sobre las utilidades que ofrecen los drones, con el fin de que los jóvenes se familiaricen desde pequeños con una tecnología en progresión irrefrenable.

Los tres ejes de este proyecto novel son Lucas Alaniz, ingeniero mecánico con un posgrado en aeronaves no tripuladas; Jairo Méndez, piloto de drones que ha cursado un ciclo superior de automoción y mantenimiento aeromecánico, y Silvia Atanes, que se encarga del área de márketing y publicidad.

Sus primeros pasos se encaminan a impartir charlas en colegios de educación infantil y primaria y este viernes tienen previsto ofrecer un taller sobre esta tecnología y sus aplicaciones en la Casa da Xuventude de Lugo. "El objetivo es que desde pequeños, en el colegio, conozcan todos los ámbitos en los que son aplicables, porque son polivalentes", dice Jairo Méndez.

También ofrecen formación y asesoramiento en vehículos aéreos no tripulados a particulares y empresas, desde montaje o mantenimiento hasta pilotaje.

Lucas Alaniz explica que se conocen utilidades como el control de incendios forestales, pero que no están tan extendidas otras, como, por ejemplo, las competiciones deportivas

"Los drones son el futuro, junto a la robótica, la inteligencia artificial o el big data", asegura uno de estos jóvenes, Lucas Alaniz, que considera que es un tema que despierta "interés", a su juicio propiciado en parte por el polo aeronáutico de Rozas. Aún así, cree que "falta información".

CARRERAS. Lucas Alaniz, que hace hincapié en el mínimo "impacto medioambiental" que tienen estos vehículos aéreos no tripulados, explica que se conocen popularmente utilidades como el control de incendios forestales, los servicios de emergencias o el transporte de mercancías, pero que no están tan extendidas otras, como, por ejemplo, las competiciones deportivas.

En estas carreras, como si fuesen las de Fórmula 1 o Moto GP, los drones pueden alcanzar hasta 180 kilómetros por hora. Portan encima, según detalla Jairo Méndez, una cámara para divisar los obstáculos que se pueden encontrar en el circuito y los pilotos los manejan desde el suelo a través de unas gafas FPV -acrónimo inglés de vista en primera persona-.