Los campamentos en la era Covid-19 en Lugo

Las actividades organizadas por Cáritas, el Club Fluvial, el Círculo de las Artes, el Grupo Vitae o el club Lumeira, entre otras entidades, contribuyen al disfrute de los menores lucenses en este verano atípico
Participantes en los campamentos lucenses. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Participantes en los campamentos de Cáritas, Círculo de las Artes y Grupo Vitae. VICTORIA RODRÍGUEZ

Los campamentos estivales de la capital lucense arrancaron su actividad con los más pequeños bajo las pautas de la nueva normalidad, marcada por la Covid-19. Es el caso del que organiza el Club Fluvial. "A afluencia é similar a doutros anos, isto pode deberse a que a xente non se vai de vacacións e os nenos quedan na cidade", reconoció Moncho Busto, que es directivo de esta entidad. Este año, a diferencia de otros, solo podrán apuntarse los socios, como medida para limitar aforo. La actividad empezó el 22 de junio con unas semanas de pocos inscritos por el mal tiempo. Por lo general hay entre 40 y 75 niños a la semana.

En el Club Fluvial siguen la normativa de actuación marcada por la Xunta de Galicia. "Na entrada temos unha alfombra para desinfectar os pés e tamén hai que desinfectar as mans, sendo obrigatorio levar a máscara", ilustró Moncho Busto. Los niños están distribuidos en pequeños grupos por edades y con un monitor para mantener las distancias el máximo posible y yendo siempre con el mismo grupo. "Manter a distancia é complicado en certas actividades como piscina ou tenis", manifestó el directivo. Además, su comportamiento es favorable, ya que "están educados xa en cumprir as normas e realízano con relativa normalidade", explicó.

Los niños del campamento urbano del Círculo de las Artes también están muy concienciados y acostumbrados. Marga López, responsable de comunicación, se sorprende de su adaptación y responsabilidad. En este caso, la afluencia ha bajado en el 50%, con un grupo de 30 niños. "Hemos tenido altas nuevas, que se han hecho socios, por ofrecer en un verano tan especial, la posibilidad de conciliar vida familiar y laboral", afirmó Marga López.

El Círculo ha implantando medidas como reforzar la ventilación natural, la higienización de las salas en el intercambio de grupos y la creación de grupos burbuja, que no se cruzan entre ellos, con entrada y salida independientes. Además, el uso obligatorio de las mascarillas y la desinfección y lavado de manos recurrente. "Aunque ahora la normativa permite la misma ratio de niños y monitores que un año normal (15 por instructor), nosotros trabajamos con grupos más reducidos: nueve niños por monitor", explicó esta directiva.

LUMIEIRA. Otro campamento para el disfrute de los jóvenes en Lugo es el organizado por el club Lumieira. Óscar Lorenzo "Choury", secretario y coordinador, reconoció que saben que "el riesgo cero no va a existir nunca y más tratando con niños desde los 4-5 años hasta los 14-15".

Van desde el control y supervisión en las entradas y salidas (temperatura, aglomeraciones, distancias, uso de gel, mascarilla...) hasta las ratios y aforos pertinentes, ventilación continua y espacios abiertos, uso de material individual y distancias de seguridad en comidas. La mayor dificultad para mantener las distancias se presenta en los juegos y deportes de más interacción.

"Para los niños es complicado, pero están aprendiendo a marchas forzadas y asimilando todo muy bien, también de cara a la vuelta al cole", explicó Choury. Así, en Lumieira los números de inscritos son similares a los de otros años. "Las familias tienen que trabajar y descansar de estos meses intensos con ellos en casa y necesitan conciliar de alguna manera", destacó su coordinador.

Cáritas también realizó actividades para los más pequeños. Su coordinadora, Ana María Veiga González, explicó que "este año tuvimos menos días y menos niños para garantizar todas las medidas de seguridad e higiene". Se apuntaron cerca de 30 menores, cuando el año pasado la cifra ascendía a 70, aproximadamente. El campamento se celebró en dos turnos: el primero, del 3 al 18 de julio, estuvo compuesto por un grupo de 15 niños y el segundo, del 20 al 25, por 30.

buena respuesta. Ana María Veiga reconoció que, en un principio, no se esperaba la adaptación tan rápida de los pequeños. "Los niños responden bien y están acostumbrados", afirmó.

Las medidas establecidas en el campamento de Cáritas fueron una entrada señalizada para mantener la distancia de seguridad, el continuo lavado de manos y el uso obligatorio de la mascarilla, excepto en actividades deportivas. Así, según explicó Ana María Veiga, los monitores se informaron sobre legislación y la normativa sanitaria para crear un protocolo de actuación propio.

La oferta de estas actividades se completa con el Grupo Vitae y su supercampamento en el Pazo de Feiras e Congresos. La pedagoga María Paredes explicó que la demanda está siendo mejor de lo que esperaban y cada semana hay más inscritos. También siguen el protocolo de medidas de seguridad e higiene de la Xunta con grupos de no más de 15 menores y siendo un monitor para cada diez.