La Xunta y Afalu, asociación de enfermos de alzhéimer, han llegado a un acuerdo para destinar el espacio libre que hay en el antiguo hospital de Calde a residencia para este tipo de pacientes. El resto del edificio acoge desde hace años una unidad de hospitalización de psiquiatría de larga estancia y un hospital de día de la misma especialidad.
La residencia será gestionada por Afalu y la previsión es que cuente con 50 plazas, con servicios adaptadas a las necesidades específicas de ese tipo de enfermos.
Según el acuerdo, que está pendiente de poner por escrito, la Xunta apoyaría económicamente la reforma del espacio, en el que a priori no sería necesario hacer una gran intervención, dado que el edificio está abierto y operativo al seguir funcionando como hospital psiquiátrico.
Pero sería Afalu quien se haría cargo de la gestión del centro residencial, concebido tanto para albergar de forma permanente a pacientes de alzhéimer como dar un respiro a los cuidadores. Así, habría plazas para estancias temporales, en la que podrían ingresar los enfermos cuyas familias no puedan atenderlos durante algún periodo de tiempo debido a alguna circunstancia extraordinaria.
El acuerdo fue avanzado por la candidata del PP a la alcaldía de Lugo, Elena Candia, quien explicó que presentó el proyecto a la conselleira de Política Social, Fabiola García, tras conocer las necesidades de Afalu y que esta asociación había renunciado al espacio que le había cedido la Xunta en la antigua sede de Aspnais.
La renuncia al uso del edificio de la rampa de Claudio López no se produjo porque hubiera desaparecido la necesidad de contar con un centro asistencial, sino por el coste y la dificultad de llevar a cabo la rehabilitación del edificio y de dividir las instalaciones para que otra parte las utilizara Alume, asociación que atiende a personas con enfermedad mental.
El proyecto en Calde cuenta también con el respaldo de la Consellería de Sanidade, que es la dueña del edificio de Calde y que tiene en ese hospital los servicios de psiquiatría de larga estancia y un hospital de día.
En estos momentos están sin uso dos plantas del hospital y serían esas dependencias las que se adaptarían como residencia de los enfermos de alzhéimer, una patología incapacitante cuya incidencia no ha parado de crecer en los últimos años y que se estima que en Lugo puede afectar a unas 11.500 personas.
Candia cree que de esta forma se da uso a unas instalaciones que ahora están vacías, se cubre una necesidad de las familias que tienen enfermos con alzhéimer y se aprovechan y se potencian perfiles profesionales relacionados con los servicios sociales y que están haciendo una gran labor, asegura.
Candia insiste en que la prioridad de las administraciones públicas tienen que ser "as persoas" y que esa será su apuesta si gobierna la ciudad. "Non é por sacarlles as castañas do lume á Xunta. Eu creo niso. É o que fixen no Concello de Mondoñedo, que ten un dos mellores perfís de servizos sociais. Temos ata tres traballadoras sociais nalgunhas épocas do ano e podoloxía no servizo de axuda no fogar", destaca como prueba de esa apuesta por lo social.
La idea de que Calde acoja una residencia no es nueva, pero en este caso se adapta a la condición principal de hospital que tiene el edificio.
Así, hace unos años se puso sobre la mesa una propuesta de la federación vecinal que fue rechazada de forma casi inmediata porque la pretensión era que se sacara de allí a los enfermos mentales para dedicar todo el espacio a una residencia de ancianos.
Aquella idea generó rechazo en el principal colectivo social de dedicado a la protección de los enfermos psiquiátricos, Alume, por no tener en cuenta las necesidades de los enfermos mentales.
Con el plan que hay ahora sobre la mesa, la atención psiquiátrica no se vería afectada y la residencia sería para un colectivo de enfermos muy específico.
Un hospital en un enclave privilegiado
Calde se abrió en 1963 y en su día se concibió como hospital para enfermos que padecían tuberculosis y enfermedades del tórax, una plaga que en aquella época era todavía muy seria.
La historia cuenta que el emplazamiento se eligió buscando el mejor lugar del municipio para ese tipo de enfermos, un lugar soleado. Buscando que los pacientes tuvieran también aire limpio, el edificio quedó rodeado de un extenso parque.
Calde abrió con 240 plazas y en sus tiempos de hospital de tuberculosos estaba siempre lleno. Con el tiempo, ese tipo de centros asistenciales cerraron, pero Calde mantuvo siempre el uso hospitalario y se convirtió en centro para las hospitalizaciones de larga estancia de los enfermos psiquiátricos cuando cerró el psiquiátrico de Castro.
Sigue siendo centro de atención a enfermos psiquiátricos y en los últimos años se hicieron algunas obras para adaptar espacios a las actividades que requieren ese tipo de pacientes, como talleres ocupacionales.
Se puso en marcha también un proyecto para que el extenso parque fuera parte de las experiencias terapéuticas. Se creó un huerto para los pacientes y se replantaron árboles autóctonos.