La cafetería Nevada se despide mientras otros negocios abren por primera vez

Un despacho de pan y una frutería inician su etapa en Lugo
La nueva frutería en Augas Férreas. XESÚS PONTE
photo_camera La nueva frutería en Augas Férreas. XESÚS PONTE

Dicen que las crisis son propicias para que surjan oportunidades de negocio. Eso es tal vez lo que piensen dos empresarios de la capital lucense que este lunes abrieron las puertas de dos nuevos establecimientos, una frutería en la zona de Augas Férreas y una panadería en el parque empresarial de As Gándaras.

Yolanda Meilán ha conmemorado los diez años de la apertura de su primer establecimiento en Lugo con la de otro, en la Rúa Rafael Dieste. El estado de alarma le sorprendió cuando tenía todo preparado para iniciar la actividad el pasado 1 de abril.

Esta empresaria, que dice que es “bastante echada para adelante”, aseguraba que tenía que abrir esta frutería, que es la tercera, “sí o sí”. Considera que tuvo “bastante aceptación” en la jornada inaugural. Sobre cómo se avecina el futuro prefiere “no aventurarse” e “ir sobre la marcha”.

Este lunes, en el que entraba en vigor la fase 1 de la desescalada, también fue el día elegido por el gerente de O Pan do País, Manuel Chousa, para abrir un nuevo establecimiento en la calle principal del parque empresarial de As Gándaras, la Rúa Ramón María Aller Ulloa. También es el tercero con que cuenta en la ciudad.

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Este local cuenta con panadería, pastelería, cafetería y comidas para llevar. Próximamente también contará con servicio a domicilio. “Estamos nun momento no que hai que reinventarse e facer cousas novas”, afirmaba Manuel Chousa, que añadía que “hai que apostar por dar cada vez máis servizos aos clientes, innovar e facelo ben se queremos saír desta situación na que nos encontramos”.

ADIÓS. Frente a esas bienvenidas en plena pandemia del nuevo coronavirus hay la despedida de un histórico de la hostelería en la capital lucense, la cafetería Nevada, que se encontraba en Campo Castelo. Cerró sus puertas con la declaración del estado de alarma, pero ya no reabrirá.

Este céntrico establecimiento, a los pies de la muralla, iba camino de cumplir sus bodas de oro. Inició su actividad a principios de los años 70 del siglo XX. Lo puso en marcha un emigrante lucense tras retornar de Argentina.

Durante su casi medio siglo de existencia, esta cafetería del Campo Castelo, que disponía de una amplia terraza, pasó por tres gerencias. Al primero le sucedió uno de sus hijos, que compaginaba la gestión del establecimiento con otras obligaciones laborales. Y en los últimos años cogieron el testigo dos empleados de toda la vida. Una enfermedad apartaría a uno de ellos del negocio

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