La cesta de la compra no para de subir. El aumento constante del precio de los alimentos desde el estallido de la guerra de Ucrania parece no tener fin y, mes tras mes, los comerciantes perciben que las ventas bajan y que el coste de los productos suben llegando, incluso, a tener que reducir márgenes para evitar la pérdida de clientes, espantados por los precios.
"Subió todo: el pollo, el conejo, el cerdo, el cordero y la ternera. Digamos que, desde hace un año para aquí, la carne es entre un diez y un doce por ciento más cara. Pero lo peor es que a nosotros, los comerciantes, también nos suben los precios y, en cambio, no podemos repercutir en los clientes todo lo que nos suben. Si no, la gente no compra. De esa manera, pierdes pero, de momento, tampoco estoy notando una bajada de las ventas. Se vende menos cantidad, sí, pero al menos se vende de todo un poco aunque el kilo de chuletas de cerdo, por poner un ejemplo, estén un euro más caro que hace un año, situándose ya a 8,90", explica Jesús Somoza, uno de los carniceros de la plaza de abastos.

Si toca recortar el presupuesto destinado a la comida se opta, sobre todo, por evitar los productos más caros, los frescos: la carne, el pescado y la fruta. Y, en caso de hacerlo, se elige lo más barato.
"A xente vaise aos produtos que teñen os prezos máis baixos. O que queren é aforrar. Hai uns días a pescada de volanta estaba a moi bo prezo, a 7,90, e vendeuse moi ben. En cambio, o salmón ao corte está moi caro. Agora témolo a 23,90 euros o quilo cando hai un mes estaba a 17. Se se merca enteiro, o prezo agora é de 19 euros o quilo, e en febreiro era de 17,90", explica Mary Luz Martínez, de Pescados Maribel.

Lo curioso es que, incluso, los pescados tradicionalmente más baratos, tales como las xoubas o los xurelos, ahora están también por las nubes. "As xoubas están a 9,90 cando o ano pasado costaban 6 euros e os xurelos, a 10,90, e antes, a 7. Nós, polo de agora, non notamos unha forte caída das ventas pero si é certo que os clientes controlan moito máis o seu gasto e van ao produto que está máis barato", dice Mary Luz Martínez.
Los lácteos son otros de los productos que más incrementaron su precio en los últimos meses. Un litro de leche, de marca blanca, roza el euro ya pero si es de marca propia incluso lo supera. Pero también los quesos subieron una barbaridad. En la mantequería Masari, también en la plaza de abastos, afirman que la subida, en lo que va de marzo, fue nada menos que de tres a cuatro euros por kilo, independientemente del tipo de queso del que se trate.
"El queso se va a convertir en un auténtico artículo de lujo. El manchego está entre 22 y 28 euros, el kilo y los distribuidores me dijeron que me preparase para dos o tres subidas más todavía. Hasta ahora, intenté no subir todo lo que me subieron a mí pero voy a tener que revisar las cuentas y actualizar los precios porque, si no, pierdo mucho", comenta Rubén Sánchez, de Masari.

En este establecimiento, se venden también embutidos –cuya subida se estima entre 50 céntimos y un euro por kilo– y vinos –"que antes vendía a diez euros y ahora están a doce"–.
La subida también afectó a productos artesanos y delicatessen, que los hacen aún más prohibitivos para ciertos bolsillos. Por ejemplo, un aceite de oliva virgen extra de Quiroga está ahora a 19 euros, el medio litro, cuando hace meses estaba a 15,50. Si es de Ribas de Sil, el precio sube a 28 euros por estar elaborado con una variedad de aceituna poco habitual en el resto de la oferta.
Pero, incluso, en una gama más baja, de supermercado y de marcas conocidas, el aceite se cotiza casi a precio de oro. De hecho, el de oliva está ya entre siete y nueve euros. Si está de oferta, ronda los seis.
Los que andan preparando cocidos por estas fechas en casa también se quejan de la subida de la materia prima. En la plaza, el butelo "de fábrica" está a 16 euros, el kilo, y el artesano, a 22.
Otro producto, como las conservas, también sufrió un fuerte vaivén con la inflación. "Un bote de navajas, de factura artesanal, está en 14 euros y hace meses costaba 8,50. Las conserveras achacan también la fuerte subida de costes como el de la luz, por eso aumentaron los precios", afirma Rubén Sánchez.
María del Mar Vázquez regenta una frutería y, en los últimos meses, comprobó que su clientela encontró una solución para no tener que pagar una factura tan abultada, especialmente con la verdura. La alternativa pasa por comprar por piezas y no por kilos.
"Pídenche por pezas, contadas. Agora xa non se vende por peso. Os clientes seguen vindo igual porque comer hai que comer pero teñen que aforrar e esta é unha maneira", afirma.
Entre las subidas más escandalosas de los últimos días está la del kilo de judías. "Las españolas están a 8,50 y hace unos días costaban 5,90", señala.
También llama la atención el brécol, a 3,90, o los tomates, de dos a tres euros. Sin embargo, los plátanos –que rondaron los cinco euros en otoño– ahora bajaron a 2,50.
Arbolita López: "La gente compra más al día, no en cantidad"

Arbolita López lleva 40 años en el negocio de la alimentación y lo que está viviendo ahora no lo había vivido nunca. "Cuando le cobro a la gente, no dejo de mirar la pantalla una y otra vez porque siempre pienso que me equivoco. Llevan tres cosas y son ocho euros y pico y el otro día, por ejemplo, una señora compró una lechuga y dos tomates y pagó cuatro euros", dice.
Básicos
La dueña del supermercado Claudio de la Rúa Santiago constata que los clientes compran al día y van a lo básico. "Se acabaron los yogures con cereales o con trozos y otros productos como los Actimel o Danacol. Ya no se venden", constata esta empresaria.
Otro apunte que llama la atención de Arbolita López es que "pese a que los huevos no llevan el Iva aplicado, están más caros que nunca".
La subida de precios también obliga a renunciar a ciertos productos. "Las galletas María subieron casi dos euros y algunas marcas ya no las traemos por lo caras que están", dice.