A la una, cada uno para su casa

El grupo de hosteleros Nove adopta el cierre unificado para todos en un horario que varios locales de Lugo pusieron tras el covid
Un grupo de comensales, en el restaurante España brindando con mascarilla. SEBAS SENANDE
photo_camera Un grupo de comensales, en el restaurante España brindando con mascarilla. SEBAS SENANDE

Los restaurantes gallegos comenzarán a regular sus horarios de cierre nocturno. El grupo de hosteleros Nove acaba de acordar que, a partir de ahora, anunciarán a sus clientes el cierre de los establecimientos a la una de la mañana por lo que las sobremesas de las cenas deberán acortarse o, en todo caso, trasladarse a otros locales de ocio nocturno donde los comensales podrán tomarse una o varias copas.

El acuerdo fue adoptado, principalmente, para garantizar la conciliación familiar de los trabajadores del sector ajustando a un horario el cierre de los establecimientos. Esta medida, que acaba de ser decidida por el grupo Nove, no es ya novedad en Lugo, ciudad pionera en la que, desde que llegó la pandemia de covid, varios hosteleros optaron por regular sus horarios y fijar una hora de cierre al tiempo que el toque de queda obligaba a adelantar también las cenas en los restaurantes.

"Van con retraso. En Lugo, hay restaurantes, como el nuestro, que ya lo estamos haciendo desde 2019. Fuimos pioneros tanto para recortar el horario de cierre por la noche como el de entrada al comedor. Nosotros advertimos a nuestros clientes de que a las doce y media tienen que levantarse. Esto lo hacemos los viernes, sábados y vísperas de festivos. El resto de la semana ya no hay cenas hasta esa hora", afirma Nicolás Vázquez, del restaurante Campos.

El sistema funcionó bien. La clientela se adapta y respeta el derecho del hostelero y de sus trabajadores a tener un horario de cierre predefinido, lo que beneficia su vida familiar y personal.

"Nosotros también fijamos una hora tope para entrar a comer y a cenar. A mediodía, es a las tres y media. Y por la noche, a las once y media. A partir de esas horas, ya no cogemos clientes", añade Nicolás Vázquez.

Lo cierto es que la clientela del Campos no solo se adaptó a levantarse de la mesa antes por las noches, también suelen acudir más pronto a cenar.

"Empezamos con las cenas a las ocho de la tarde y lo curioso es que, entre mayo y septiembre, ya estamos dando cenas a esa hora, especialmente a turistas extranjeros. Pero, por lo general, la gente adelantó sus cenas. Por ejemplo, antes la media era venir sobre las diez y media. Ahora, la mayoría viene a las nueve y media", afirma este hostelero.

Héctor López, del restaurante España, también puso en marcha el cierre a la una. Por dos razones: favorece la conciliación del personal y, de paso, se da apoyo a los hosteleros del ocio nocturno.

"Vimos que, coa pandemia, a xente respondía ben aos horarios novos e seguimos. En xeral, é unha cousa que o cliente entende e ve razoable. Antes era tremendo. Nunca sabías a que hora podías pechar porque os restaurantes teñen licenza ata as tres da mañá e, ás veces, quedaba unha mesa ata esa hora cando vías que podías saír xa á unha", cuenta Héctor López, del España.

En el restaurante Paprica, hacen también lo propio. En este caso, la cocina se cierra a las diez y media y eso obliga a que las cenas se hagan antes. "Fomos pioneiros nós pero tamén o Campos, o España, o Coto Real, Os Cachivaches, Alberto, o Canedo... Ao principio, tiñamos un pouco de medo a esta decisión pero a xente entendeuno. Pasa como coa Lei Antitabaco. Pensouse que iba arruinar os bares e agora ata os fumadores agradecen que non se fume", apunta el gerente, Álvaro Villasante.

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