Las borrascas sucesivas en diciembre favorecieron la proliferación de estorninos

La población de estas aves en la ciudad llegó a dispararse hasta los 30.000 ejemplares en los primeros días de enero
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photo_camera Estorninos en el Parque de Frigsa. SEBAS SENANDE

Una vez pasadas las Navidades, el Concello ha lanzado toda su artillería contra las bandadas de estorninos que desde mediados de diciembre pernoctan en varias zonas arboladas de la ciudad, en especial en el parque de Frigsa, donde llegaron a causar severas molestias a los usuarios. Los expertos contratados por el Concello para tratar de ahuyentarlos consideran que la sucesión de borrascas que se produjo en diciembre favoreció la concentración de estas aves en la ciudad, cuya población llegó a dispararse hasta los 30.000 ejemplares en los primeros días de enero.

La empresa Locus Avis lleva ya unos días acosando a las bandadas con furgonetas con megafonía por la que emite sonidos de aves rapaces, vuelos de halcones amaestrados y fuertes petardazos con la intención de molestarlos en sus principales dormideros y hacer que se tengan que desplazar de unos a otros hasta conseguir que buena parte de ellos abandonen la ciudad al considerar que ya no es zona segura.

De todos modos, siempre quedarán bandadas permanentes, ya que el estornino negro es una especie residente que suele permanecer en la ciudad todo el año, si bien en pequeñas bandadas de unos 50 individuos que no provocan molestias.

El problema surge cuando a ellos se suman los estorninos pintos, en sus movimiento migratorios naturales. Los estorninos pintos permanecen en el centro y el norte de Europa durante la época reproductora y se desplazan al sur para pasar el invierno, donde las condiciones climatológicas son más benignas. La evolución de las condiciones climáticas, tanto en sus lugares de origen como en la península, marcan los flujos y cuantías de llegada.

Estas llegadas migratorias suelen producirse en dos oleadas, una primera llegada en los meses de septiembre a octubre, denominada migración postnupcial, y otra llegada en los meses de diciembre a enero, denominada migración invernal.

Su concentración en zonas urbanas, con el abandono de sus dormideros naturales, está motivada por unas condiciones de menor variabilidad y más altas temperaturas, mayor protección o ausencia casi total de depredadores y presencia de amplias zonas arboladas que mantienen su cobertura vegetal todo el invierno.

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