Los bañistas recurren a accesos más inseguros al río tras cerrar el pantalán

Los lucenses siguen frecuentando la zona fluvial de Los Robles para refrescarse a pesar de la prohibición de acceso al embarcadero

Uno de los accesos a los que recurren los bañistas para llegar al agua del Miño. SEBAS SENANDE
photo_camera Uno de los accesos a los que recurren los bañistas para llegar al agua del Miño. SEBAS SENANDE

Lejos de convertirse en solución, la determinación como área restringida del pantalán situado en la zona de Los Robles ha llevado a los bañistas lucenses a buscar altenativas para combatir las tardes de calor, aunque estas parecen menos seguras. La inexistencia de una playa fluvial adaptada apeló al ingenio de los usuarios, que, tras barajar todas las opciones, llegaron a la conclusión de que lo más apto -y viable- era seguir frecuentando este paraje, que pide a gritos una remodelación.

Para llegar al agua del Miño, los bañistas emplean los accesos contiguos al pantalán prohibido, entre los que se comprenden diferentes escaleras y rampas cuya estabilidad y seguridad queda en entredicho. El que tiene un mayor éxito y número de visitas es el otro embarcadero, el del club de piragüismo, a pesar de que su uso se ve limitado por la actividad de los remeros.

El pasado miércoles, día festivo, "varios jóvenes se bañaron en esas instalaciones" según informan socorristas que vigilan la zona. "Los jóvenes se siguen bañando. Principalmente usan los accesos próximos al club de piragüismo, a pesar de que son unas instalaciones que no siempre están disponibles", explican.

Otra de las bajadas preferidas por los lucenses son unas escaleras que se sitúan entre ambos embarcaderos. "Son válidas para subir, bajar y darte un chapuzón ,pero no te permiten más que eso", como comentan dos jóvenes que recurrieron a sus servicios en la tarde de este jueves.

El resto de alternativas son de lo más variopintas. Se identifican desde una rampa hasta una estructura de cemento, pasando por camaleónicas microplayas fluviales construidas por la dirección del propio río. Sin embargo, ninguna de ellas cumple los requisitos que se le presupone a un acceso seguro o fiable para bañistas.

SOCORRISTAS. Desde el cierre del pantalán, la labor de los socorristas no varió lo más mínimo -mantienen su horario desde las 11.00 horas hasta las 20.00 y recorren las orillas del Miño para garantizar la seguridad de los usuarios-, a pesar de que "hay menos trabajo" ya que la principal zona de actuación de estos vigilantes se encuentra vedada. "Seguimos haciendo lo mismo, damos largos paseos para controlar la totalidad de la extensión, a pesar de que se baña menos gente desde la prohibición de acceso al embarcadero", apuntan.

Son cuatro los profesionales contratados por el Ayuntamiento para controlar la zona. El equipo se divide en dos grupos de dos y trabajarán por turnos hasta que acabe el periodo estival a mediados de septiembre.

Estos tienen completos equipos para actuar en caso de incidencia, las que por el momento no se han producido. Además, cuentan con un número de asistencia a través del que pueden recibir avisos para acudir al lugar correspondiente ante cualquier problema.

Su labor va más allá del simple control de bañistas, ya que son los encargados de garantizar la salud medioambiental del río, por lo que deberían intervenir ante la presencia de cualquier cuerpo extraño en el agua, como sucedió el pasado año con un contenedor y una moto.

PISCINA. La piscina de Los Robles es la opción -de pago- más cercana al río. Son muchos los bañistas que a ella acuden a lo largo del verano para refrescarse, una afluencia que no se ha incrementado desde el cierre del pantalán, según asegura una de las trabajadoras. "El cierre del embarcadero no nos ha afectado, no tiene nada que ver, no notamos diferencia, ni para mejor ni para peor", explica.

No obstante, indica que están recibiendo a bastantes bañistas estos días de calor, en los que la tarifa de 2,5 euros para niños y 3,5 euros para los adultos, convencen a las familias como opción para paliar las altas temperaturas.

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