Una banda de rateros que robó en As Termas se niega a declarar

Los tres acusados, vecinos de Carballo y con antecedentes, hurtaron 1.385 euros
Dos de los acusados, en el Penal 2 de Lugo.P.V.
photo_camera Dos de los acusados, en el Penal 2 de Lugo.P.V.

Tres integrantes de una conocida banda de rateros que presuntamente robó prendas de vestir en varias tiendas del centro comercial As Termas, hace ya casi cuatro años, se sentaron este lunes en el banquillo de los acusados del Penal número 2 de Lugo, donde todos ellos se acogieron a su derecho a no declarar. Dos de los acusados, un hombre y una mujer —con iniciales V.M.M. y E.L.O, respectivamente— estuvieron en la vista de forma presencial, mientras que el otro hombre, con iniciales J.A.D.P, participó en el juicio por videoconferencia, ya que actualmente se encuentra cumpliendo condena por otros hechos en el centro penitenciario de Teixeiro.

El arresto de los tres acusados, vecinos de Carballo, tuvo lugar el 23 de noviembre de 2017, alrededor de las nueve de la noche, y fue posible gracias a la intuición de los vigilantes de seguridad del centro comercial As Termas, que sospecharon de los jóvenes "por la forma que tenían de moverse dentro de las tiendas y el trasiego de entrada y salida de los locales".

El personal de seguridad revisó las cámaras de las instalaciones y comunicó su desconfianza a la Policía Nacional, por lo que dos patrullas se trasladaron de inmediato hasta la zona. Una vez allí, los agentes siguieron a los sospechosos y finalmente los interceptaron en el aparcamiento. Al percatarse de la presencia policial, los jóvenes arrojaron al suelo una bolsa de papel que contenía once prendas de ropa, todavía con las alarmas puestas. La banda utilizó supuestamente otro tipo de embalaje para sacar las prendas de los comercios, ya que logró vulnerar los sistemas de alarma.

Los policías arrestaron a los jóvenes y poco después localizaron su turismo, que era propiedad de la mujer. Tal y como señaló el portavoz de comisaría tras los arrestos, en el registro del vehículo —concretamente en el maletero— los policías encontraron más bolsas con varias cazadoras, abrigos y jerseys, "todos ellos producto de los hurtos que estaban cometiendo".

Tal y como declararon ayer los policías en la vista oral, en un principio, los sospechosos lo negaron todo, pero finalmente confesaron los hurtos. "Cuando salieron del centro comercial y nos vieron, tiraron unas bolsas, que contenían varias prendas todavía alarmadas. Nos decían que no eran suyas y que el turismo tampoco era suyo, ya que se habían desplazado hasta Lugo en autobús, pero finalmente acabaron confesando que sí", señalaron. A pesar de que ya transcurrieron cuatro años desde los hechos, los agentes identificaron ayer a los acusados "perfectamente".

Los ladrones actuaron al menos en cuatro tiendas diferentes del centro comercial, donde sustrajeron numerosas prendas que fueron valoradas en un total de 1.385 euros. El ministerio fiscal recoge en su escrito de acusación que los integrantes de la banda, "puestos de común acuerdo y movidos por un ánimo de ilícito enriquecimiento, sustrajeron concretamente artículos por valor de 378,90 euros en C&A, por importe de 168,97 euros en Berska, por valor de 510,90 euros en Korner Junior y por importe de 327 euros en Zara".

PENA. Los tres detenidos forman parte de la misma familia y, según apuntó la Policía Nacional tras los arrestos, "pertenecen a una banda de rateros que operan asiduamente por toda la comunidad gallega". De hecho, dos de ellos ya tenían antecedentes penales por otros hurtos y robos al descuido, aunque no son computables en este caso.

Los tres detenidos —que en el momento de los hechos tenían 19, 21 y 22 años de edad— pasaron a disposición del juzgado de instrucción número 1 de Lugo al día siguiente de su detención y quedaron en libertad con cargos. Finalmente, fueron acusados de sendos delitos continuados de hurto, por los que la Fiscalía de Lugo solicita 18 meses de prisión para cada uno.

El ministerio público les ofreció este lunes la posibilidad de reconocer los hechos y pactar una reducción de condena, que podría ser de seis meses de cárcel. Sin embargo, los tres acusados rechazaron esa posibilidad, por lo que se celebró el juicio. Antes de arrancar la vista la acusada intentó incluso renunciar a su abogado y solicitar otro de oficio, pero el juez del Penal 2 se lo denegó.