¿Se atrevería a adoptar a un sintecho esta Navidad?

El cura de San Pedro graba un vídeo pidiendo ayuda para Rolando, que solo tiene cobijo hasta el día 25 en el albergue

Cristian, el sacerdote José Antonio Adrio, Rolando y Trayán, ante el belén de la iglesia de San Pedro. XESÚS PONTE
photo_camera Cristian, el sacerdote José Antonio Adrio, Rolando y Trayán, ante el belén de la iglesia de San Pedro. XESÚS PONTE

José Antonio Adrio, el cura de la parroquia de San Pedro, no se lo pensó más. En estas fechas navideñas, se plantó delante de la cámara de su móvil con Rolando y dejó un vídeo en Instagram planteando una pregunta muy a tono con estas fechas: "¿Se atrevería usted a adoptar estas navidades a un sintecho?".

El sintecho que tiene, ahora mismo, en su parroquia se llama Rolando. Este hombre llegó a Lugo hace siete años. Una serie de contratos basura, de poco tiempo, lo llevaron a dormir en la calle, en el albergue municipal (solo cuando le dejan) y en una casa abandonada sin tejado, ni luz, ni agua en la que se refugia para resguardarse del frío.

Busca una solución a su vida en un trabajo de albañilería o fontanería. "Si tuviese un trabajo, podría llegar a tener también una vivienda

Este fin de semana, Rolando desayunó, comió, cenó y durmió en el albergue municipal. Así lo hará también este día de Nochebuena, pero este martes será su último día en el albergue y a este hombre poco más le queda que ejercer de okupa en la mencionada casa abandonada y semiderribada, a la que se puede acceder sin forzar ninguna cerradura dado su estado lamentable y casi ruinoso.

"Llevo un mes en el albergue pero ahora la alternativa que me queda es irme para esa casa, que no es mía y está en muy malas condiciones, o para un cajero", cuenta Rolando.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Creo que está muy clarito el mensaje... #navidad #amor #alegria #fraternidad #entrega #jesus #iglesia #fe #concellodelugo

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Este hombre busca una solución a su vida en un trabajo de albañilería o fontanería. "Si tuviese un trabajo, podría llegar a tener también una vivienda que me resultase asequible", dice.

Cobrar la Risga no soluciona el problema, según expone el cura, José Antonio Adrio. "No lo soluciona porque para que les den los 400 euros de la pensión tienen que acreditar que están de alquiler, con lo cual tienen que pagar unos 250 euros mínimo, más los gastos de luz, agua o gas de la vivienda. Con lo cual, no les llega el dinero a nada y muchos optan por no pedir ya la pensión", dice el sacerdote.

La parroquia de San Pedro le brinda ayuda como a otras personas más que rescató de la calle

Por ese motivo, Adrio propone un plan para "adoptar" a Rolando y ofrecerle una vida más digna. "Se le podría pagar un alquiler entre varios amigos -por ejemplo, si son cuatro, a 50 euros cada uno, se juntarían 200 euros- para evitar que este hombre no esté en la calle", plantea el cura, que ofrece su teléfono, 679 330987, por si alguien quiere ayudar.

REINSERCIÓN. No es el primer caso de rescate de gente de la calle que se le presenta a José Antonio Adrio en su parroquia. Con Rolando, está también Trayán, un inmigrante búlgaro ya nacionalizado español que fue rescatado de los cajeros automáticos gracias a la mano que le echó el que él dice "mi padre". Es decir, Adrio.

"Pasé medio año durmiendo en los cajeros, sin mantas. Eran mi único refugio. No tenía a dónde ir y se pasa mal. El suelo está frío y duro. Mi única salida era la bebida", afirma Trayán.

Este hombre, que supera ya la cincuentena, se vino a España hace quince años. Durante un tiempo, trabajó en una granja de caballos y ganó tanto dinero que sus dos hijos se hicieron dos casas en su país. Ese trabajo falló y se vino para Galicia para otra granja cobrando 150 euros al mes. Allí, una mordedura de una víbora en un dedo le supuso su amputación. La falta de trabajo y dinero lo llevó a la calle y a la bebida.

Se vino para Galicia cobrando 150 euros al mes en una granja Allí, una mordedura de una víbora en un dedo le supuso su amputación

En esta situación, se presentó en la iglesia de San Pedro. El cura lo ayudaba solo si dejaba de beber y el hombre dejó el alcohol. "Ahora, está cobrando la Risga y le alquilamos un piso de la parroquia por 100 euros, además de asumir los gastos. A cambio, él abre y cierra la iglesia y se siente feliz. Dice que todo se le debe 'a mi padre'", que soy yo, y a Dios. Por eso, decidió bautizarse como católico la próxima Semana Santa", dice Adrio.

AYUDA. La experiencia de vivir al margen es un plus que permite ayudar a los demás que pasen por una situación parecida. Cristian también colabora con la parroquia de San Pedro. Con solo 34 años, sabe bien cómo se vive de esa manera. Por eso mismo, se unió a dos chicos de la delegación diocesana de Juventud y todos los viernes por la noche recorren los cajeros buscando gente a la que ofrecerle conversación, comprensión y un café con leche o un Cola-Cao caliente. "Lo importante es que ellos se sientan apoyados por alguien y se sientan escuchados", dice.

Cristian rehízo su vida y ahora estudia un ciclo de FP que le permitirá acceder a un trabajo como cuidador de personas mayores.