Dos 'astronautas' en tu pasillo

Así trabajan quienes acuden a las casas de los pacientes sospechosos de coronavirus para tomar muestras
Brais Carreira, Pilar Fernández, Mónica Varela, Nieves Fernández y Sandra Fernández. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Brais Carreira, Pilar Fernández, Mónica Varela, Nieves Fernández y Sandra Fernández. VICTORIA RODRÍGUEZ

"Nos presentamos antes por teléfono, es muy importante porque después, cuando llegamos al domicilio, no nos ven la cara", explica Sandra Fernández, enfermera de la unidad de Infecciosas del Hula que ahora forma parte del grupo que acude a los domicilios a recoger las muestras de los pacientes con sospecha de la enfermedad. La razón es que todo el tiempo que pasa ella y la técnico de cuidados de Enfermería Nieves Fernández en un domicilio están vestidas con un equipo de protección, un traje desechable tipo astronauta que tiene por objetivo evitar tanto un posible contagio del profesional, como que se propague el virus llevándoselo de vuelta en la ropa.

Cuando se decidió que a los pacientes con síntomas leves se les tomaría la muestra en casa, se preguntó si habría enfermeras y auxiliares voluntarias para hacer esa labor. Sandra y Nieves —junto al resto de los que figuran en la foto que ilustra este reportaje: Brais Carreira, Pilar Fernández y Mónica Varela— no dudaron en hacerlo. "Lo hice por concienciación, por responsabilidad, porque siento que es mi deber", explica Sandra. Nieves recuerda que es un trabajo para el que están formadas y para el que van convenientemente equipadas, similar al que hacían antes pero en otro escenario. Son en total tres equipos de enfermera y auxiliar y se suma esta semana un cuarto, todos voluntarios.

En realidad, cuando se trabaja en la unidad de Enfermedades Infecciosas la familiaridad con muestras delicadas es alta. Enfermeras y auxiliares se enfrentaron ya a SARS o a la gripe A cuando aún era una desconocida y se creía que sus efectos iban a ser mucho peores de lo que acabaron siendo o al VIH. También a la tuberculosis o paperas. Una muestra del nuevo coronavirus no exige un manejo diferente, sino que igualmente se debe ser muy escrupuloso.

Los equipos reciben el volante de a qué paciente deben hacer la prueba y dónde y lo llaman para presentarse, fijar la hora de visita, resolver alguna duda y explicar pautas. "Les indicamos que el paciente debe estar en otra habitación y permanecer en ella cuando nosotras entremos en la vivienda", apuntan.

Salen del hospital con un pijama de papel/tela y unos contenedores de tres capas donde guardarán todo lo que se utilice en ese casa. Cuando llegan al domicilio y antes de entrar a él ya llevan la mascarilla y entregan por el quicio de la puerta, no abierta de par en par, una mascarilla para que el paciente se la coloque y se retire a otra estancia.

"Encontramos a los pacientes bastante tranquilos"

Ocupan el recibidor, que es donde se visten. "Primero me pongo yo la bata. Nieves me ayuda para que me quede bien justa al cuello y después yo la ayudo a ella", dice Sandra. Después van los guantes, también primero una y, después, la otra. Después la pantalla, que cubre la cara. "Y vamos diciendo en alto cada paso", explica. Esa medida, que se repite en todo el mundo al ponerse un equipo de protección, se hace por la misma razón que los pilotos dicen de viva voz cada paso de la comprobación previa a un despegue: para asegurarse de que no se han saltado ni un solo paso.

Sandra va a la habitación donde está el paciente y le saluda bajo todas esas capas. "Solo se sabe que somos mujeres por la voz", apunta. Le toma la tensión, la saturación de oxígeno y la frecuencia cardíaca, hace una breve valoración neurológica y, de lado, para que no le lleguen gotas si el paciente estornuda, le pide que se levante la mascarilla para tomar una muestra de la garganta y que se la baje para hacer lo mismo con la nariz. "Encontramos a los pacientes bastante tranquilos, por lo menos los que nos han tocado a nosotras", explica. De vuelta al vestíbulo de la casa, la muestra y los aparatos de la tensión y saturación, se introducen en el contenedor, que es "de triple protección para evitar derrames" . Los trajes van a una bolsa sellada herméticamente y se desechan al llegar al hospital. Los equipos se desinfectan minuciosamente para cuando tengan que volver a ser usados

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