Las ruinas de la Carioca

Así es la prostitución postCarioca

El sistema de la deuda está casi extinguido y las mujeres conocen mejor sus derechos. La violencia y las coacciones siguen existiendo, sobre todo por parte de rumanos y polacos
Queens
photo_camera Una de las imágenes obtenidas en uno de los registros en la que una de las chicas posa con una chaqueta de la Guardia Civil. MINISTERIO DEL INTERIOR

Sería exagerado decir que la operación Carioca cambió la prostitución, pero lo cierto es que tras diez años todo es diferente, y la macrorredada es una de las causas de que así sea, sumado por supuesto a los cambios legislativos y a una percepción social que va evolucionando.

Por ejemplo, una práctica casi extinguida es la de la deuda: mujeres captadas en sus países de origen, a las que los empresarios pagan el billete y los gastos y que luego les hacen reembolsar entre 3.000 y 6.000 euros bajo amenazas, coacciones o incluso palizas. La crisis trajo una superpoblación a los prostíbulos, con mujeres, que, a partir de los años 2008-2009, se quedaron sin local donde trabajar. Hoy, un empresario con un local en marcha recibe varias llamadas semanales de chicas que buscan plaza. "No me hace falta ir a buscarlas a ningún sitio, me llaman a mí", dice el dueño de un club que prefiere no identificarse.

Una mujer en un club de alterne. EPAún hay quien prefiere mantener costumbres desfasadas, como la de imponer multas. Hace unos días, en un prostíbulo de Ourense, una mujer amenazó al gerente con denunciarlo si pretendía ponerle una multa por llegar tarde. El hombre no la sancionó y además retiró de inmediato esa práctica. "Las mujeres saben que tienen unos derechos y que decidan, por iniciativa propia, comerciar con su cuerpo no supone que alguien puede abusar de ellas y maltratarlas". Los dueños de locales lo saben y se cuidan porque saben que por menos de nada pierden el negocio y van a la cárcel.

Hoy hay clubes de alterne que son estrictamente negocios de copas y alquiler de habitaciones, donde una parte de las mujeres llevan varios años formando un núcleo estable y otras vienen y van. El problema que les surge a los gerentes, en cambio, es la cotización a la Seguridad Social, ya que en algunas provincias los sancionan al entender que personas que pasan un determinado número de horas en un local son necesariamente empleados del mismo. En Lugo no ocurre, pero en Ourense y Pontevedra, sí. "Depende del delegado de turno", añade el empresario.

La prostitución está estabilizada en este sentido con las chicas que proceden de Suramérica, no así con las del este de Europa o África. Ahí sigue existiendo la figura del ‘chulo’ o proxeneta que controla a una serie de mujeres y las obliga a trabajar. Se trata de hombres violentos, sobre todo los rumanos y los polacos, incluso rusos. Ellos sí que siguen abusando de las mujeres, casi siempre de su nacionalidad y que suelen ejercer en los parques y las carreteras (no es el caso de Lugo), y sometiéndolas a un exigente régimen de semiesclavitud.

La moda de los pisos se estabiliza
La irrupción de los pisos donde trabajan 4 o 5 chicas amenazó hace unos años con acabar con los clubes. Ahora, es un fenómeno que no crece porque a los clientes les resulta más violento llamar a una puerta y entrar en una casa que visitar un bar dedicado al alterne, donde simplemente pueden ir a tomar algo, mirar y marcharse.

Las mujeres itinerantes
Otro fenómeno en auge, gracias al Whatsapp. Hay mujeres que pasan 15 o 20 días en diferentes plazas, donde ya tienen clientela. Archivan en sus agendas los nombres de los clientes con la ciudad delante y así mandan mensajes a todos al llegar.

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