Así era el Lugo que aprobó la Constitución

En 1978 se forjó el despertar hacia una sociedad más libre, un acto que se cocinó desde casa

Noticias de El Progreso. AEP
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EL LUGO QUE votaría sí a la Constitución en diciembre de 1978 comenzaba a acostumbrarse a la democracia. La liberación sexual —que se hacía notar en las películas eróticas proyectadas en los cines, el destape de las famosas en las revistas y el tímido avance de los anticonceptivos— vislumbraba, en vísperas de la aprobación de la llamada ley de leyes, una sociedad un poco más igualitaria en la que la mujer iba alcanzando un puesto en la sociedad y la clase obrera comenzaba a reclamar mejoras a través de huelgas del sector lácteo, de los médicos de la Residencia, de profesores de EGB y catedráticos y de trabajadores de Alúmina. Todo ello en un ambiente de concienciación política que, también en Lugo, calentaba motores con la configuración de la Xunta dando voz a un nacionalismo que miraba hacia el Estatuto de Autonomía.

Sin embargo, en un año de constantes cambios, la mayor transformación se gestaba en los hogares, donde las mujeres comenzaban a dejar su rol de madres de familia —incentivado en el franquismo— para comenzar a inculcar en sus hijas otra vida más allá de la familia y conquistar nuevas parcelas de la sociedad, como el deportivo, por ejemplo.

En la dictadura, muchos deportes estaban vetados socialmente para las mujeres. En 1978, en cambio, ya existía un equipo de fútbol femenino en Lugo, compuesto por varias de las alumnas del recién inaugurado Colegio Universitario, que se planteaba albergar la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos, financiada por la Fundación Barrié.

Baldomero Iglesias: "Gravamos algunha canción en contra da Constitución porque non tiña en conta as nacionalidades históricas"

Beatriz Valín era una de las pocas chicas que, por aquel entonces, practicaba distintos deportes en los que abundaban los chicos. Esta joven, que entonces tenía 16 años, ganó el primer y el segundo Maratón Popular de Lugo. Además de atletismo, Beatriz hacía también piragüismo.

"Éramos muy pocas. En atletismo, seríamos tres o cuatro. En piragüismo, todavía menos. Había algunas chicas a las que los padres no les dejaban. Una amiga mía tuvo que dejarlo porque su padre no quería que hiciese deporte. Las que hacían algo era a través del instituto. Allí se jugaba al baloncesto y al voleibol, aunque también hubo un equipo de béisbol femenino", comenta. En esos tiempos, la única discriminación positiva que tenían las mujeres era su entrada gratis a las salas de fi esta, que se repartían por toda la provincia. Beatriz afirma que era habitual que las chicas de Lugo cogiesen el tren para ir a Litmar, en Sarria.

Las salas de fiesta ofrecían actuaciones de los grupos y cantantes más famosos del momento. De este modo, el Dúo Dinámico actuó en Litmar y Albano y Romina se estrenaron en Galicia con un concierto en Hermo, en Muimenta, sala de fiestas que acababa de ganarle un pleito a Lolita, a la que denunció después de no acudir a la actuación que tenía contratada.

Ventoeira, en Vilalba; Rosalar, en Ribadeo, o Rivera, en Becerreá, se sumaban a otros locales que en Lugo congregaban a la juventud de la época: Charlot, donde actuó varias veces el grupo folk O Carro, y Dickens.

Las discotecas y salas de fiesta tenían sesión de tarde. Aproximadamente, de siete a diez. Los paseos por los cantones de la Praza Maior, sentarse a comer un pastel en la Santos y Ramón o ir a La Cosechera, en la Rúa da Cruz, formaban parte del ocio de los más jóvenes, que cada vez generalizaban más el uso del pantalón vaquero alternado con la pana.

El debate político estaba en la calle. El movimiento nacionalista asomaba con una Xunta en ciernes que comenzaba a constituirse con nombramientos de conselleiros y el reconocimiento oficial del 25 de julio como Día de Galicia. La música con sello gallego se hacía oír, muchas veces con tintes reivindicativos.Un grupo lucense, Fuxan os Ventos, ganaba el Festival del Mundo Celta de Bretaña y triunfaba con Galicia canta ó neno. Todavía, en vísperas de la Constitución, alguna canción de Fuxan estaba prohibida en la radio.

"Gravamos algunha canción en contra da Constitución porque pensabamos que non tiña en conta as nacionalidades históricas", dice uno de sus exmiembros, Baldomero Iglesias, Mero.

Radio Lugo programaba ‘Idioma galego, idioma oficial’, a cargo del Frente Cultural de la Asamblea Nacional Popular Galega, donde se daban nociones gramaticales de gallego. A su vez, esta lengua llegaba a las escuelas. El maestro y escritor Paco Martín fue el autor de los primeros libros de texto de Gallego para primero y segundo de EGB, ‘Lúa Nova’.

"Foi un encargo de Anaya. Traían lecturas, exercicios e unhas nocións mínimas gramaticais, ademais de debuxos. Traballei duro porque non había referencias pero seguín a pauta de libros doutras linguas", dice.

La incorporación del gallego no fue el único cambio en educación. El Gobierno pretendía también en 1978 hacer obligatoria la enseñanza de Preescolar, EGB y FP. A su vez, nacía la Ley de Educación Física, que desvinculaba esta enseñanza de las tablas de gimnasia del Frente de Juventudes y la Sección Femenina.

La presencia de las mujeres en la universidad crecía pero aún eran pocas las que conducían. Beatriz Valín fue una de las primeras en tener moto en Lugo, una Mobylette. "Me la compró mi padre para volver sola a casa cuando salía", dice.

Detrás de la Mobylette, vino la Vespa y detrás de esta, el coche. A los 18, ya tenía el carné de coche. Era la única entre sus amigas en un año en que el volante parecía que aún no fuese concebido para ellas. De hecho, El Progreso publicaba un reportaje donde se afi rmaba que las mujeres preferían el volante ligero "para no tener que hacer grandes esfuerzos a la hora de estacionar el coche".