La antigua discoteca Studio 3, conocida después como Vértigo y últimamente como Sugar, dejará atrás sus más de tres décadas de historia relacionadas con el ocio nocturno para convertirse en un centro deportivo, que dispondrá de piscina, entre otros servicios.
Este inmueble sito en la Rúa Cornubia de la capital lucense, que lleva sin actividad desde que se desató la pandemia hace un año, fue adquirido por el grupo Be One Serviocio, cuyo director general es el lucense Roberto Ramos.
La junta de gobierno del Concello de Lugo concedía este miércoles la licencia para realizar estas obras, que tienen un presupuesto de 1.341.998 euros y un plazo de ejecución de un año.
Estas serán por tanto las terceras instalaciones deportivas privadas de este tipo con que contará la capital lucense, junto con el Club Fluvial y el centro Forus -antiguo Las Bridas-.
Este es un proyecto cuyas negociaciones se iniciaron hace ya más de tres años, pero que se demoraron debido al parecer a que el propietario del inmueble no llegaba a un acuerdo con el inquilino de la cervecería anexa a la discoteca para que dejase libre el local.
Detrás de esta iniciativa se encuentra el empresario Roberto Ramos (Lugo, 1969), que, tras licenciarse en Educación Física -antiguo Inef-, fundó la sociedad Serviocio, junto a otros tres compañeros de carrera, hace 28 años, cuando Studio 3 estaba en pleno apogeo en la noche lucense.
La empresa, cuyo director general es el lucense Roberto Ramos, gestiona 35 centros en toda España, entre públicos y propios
Roberto Ramos, que compitió de adolescente en el equipo de natación del Club Fluvial de Lugo, también fue presidente de la asociación de comerciantes (Acisa) de Ribadeo.
IMPLANTACIÓN NACIONAL. Serviocio se dedica a gestionar instalaciones deportivas tanto de administraciones públicas como propias, que será el caso de esta de la capital lucense, que se prevé que funcione el año que viene.
La empresa que dirige Roberto Ramos explota 35 centros en las comunidades de Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Galicia, Madrid, País Vasco y Valencia. En tierras gallegas gestiona una docena, solo uno de ellos en la provincia de Lugo, la piscina de Ribadeo.
Antes de que se desatase la crisis sanitaria este grupo empresarial contaba con más de 1.200 trabajadores y atendía a unos 168.000 usuarios mensualmente.
Vértigo
Esta, como las discotecas de otras ciudades, pasó por diferentes etapas de vacas flacas. Ya en el siglo XXI se reiventó bajo un nuevo nombre, Vértigo, y apostó por ofrecer a sus clientes diferentes ambientes, uno de ellos más in, en lo que se denominaba La Cúpula.
Sugar
La discoteca de la Rúa Cornubia ofició en su último tercio de vida un tercer bautizo. Pasó a denominarse Sugar, tal y como se despidió de la noche lucense. En su última etapa, con frecuentes idas y venidas, optó solo por abrir en fechas señaladas, en las que organizaba multitudinarias fiestas en Halloween, Nochevieja o Carnaval y conciertos que agotaban entradas, como Camela, Kevin Roldán, Omar Montes o Los Chichos, todos estos en los tres meses previos al cierre por la pandemia.
