Los lucenses se echaron a la calle para despedir al San Froilán y la ciudad recibió a la vez a centenares de visitantes. Todo ello, propiciado por una jornada de temperaturas agradables, hizo que la ciudad brillase en el último día de fiestas. No hubo, sin embargo, los abarrotes de otros años, lo que para muchos permitió disfrutar más la fiesta, ya que, aun habiendo gente, era posible pasear y disfrutar de los distintos escenarios.
Pero la animación se extendió desde la feria de antigüedades en la calle da Raíña a las sesiones vermú organizadas en la Praza Maior y en A Tinería.
Especialmente animado fue el fin de fiesta en las casetas del pulpo, que estuvieron como suelen en los días grandes del San Froilán. Casi a media tarde aún había gente que se preparaba para comer. Ese lleno se repitió en otros muchos locales de hostelería, donde prácticamente no hubo tregua para descansar después de una noche que había sido también multitudinaria.
En una jornada como la de este día del Pilar, el folclore volvió a tener un espacio importante en la ciudad, que acogió desfiles como el de la banda Davandoira, especialmente popular en la ciudad, o de grupos como el de Os Xílgaros de Lugo.
A estos se les pudo ver en el espacio de "Cultura e tradición", donde ayer la apuesta central fue la música y el baile, con talleres abiertos a la participación del público a cargo de Xabier Iglesias.
Los niños volvieron a disfrutar de las barracas, a las que podrán seguir subiendo el fin de semana. El domingo, además, habrá precios especiales. Pero esas atracciones no fueron los únicos puntos de referencia para los más pequeños, que un día más pudieron pasarlo en grande con las actividades del San Froilán Miúdo.
La fiesta se cerró en la Praza Maior, con la última verbena de este San Froilán.
